Pensar críticamente
Un método, basado en el pensamiento crítico y la escritura analítica y creativa, motiva a los estudiantes a buscar el conocimiento y aumentar la comprensión
A prender a pensar críticamente, razonar, analizar concienzudamente un problema o situación debe ser uno de los objetivos del proceso educativo de cualquier persona.
Precisamente, es lo que persigue el especialista en cognición Ángel Cintrón Opio, principal de la Academia del Perpetuo Socorro, en Miramar, con el método Cerébrica, un sistema creado por él y con el que dice que está obteniendo excelentes resultados.
“Es para enseñar a pensar a los niños, desde prekinder a cuarto año de escuela superior. Este método, apoyado en la tecnología y basado en el pensamiento crítico así como en la escritura analítica y creativa, motiva a los educandos a buscar el conocimiento y aumentar la comprensión”, explica Cintrón, tras destacar que es producto de la observación que ha hecho a lo largo de los años.
Según el educador, como método para aprender a pensar in- cluye la narrativa matemática, cuantificación de la información, representación de la información, presentaciones orales, exámenes individuales y grupales (grupos de cuatro estudiantes).
“Todo lo anterior dentro de un marco de valores y tolerancia a las ideas contrarias”, resalta Cintrón, mientras comenta algunos elementos del método.
Por ejemplo, explica que primero se expone al niño a un estímulo (lámina, pintura, canción, película, escena teatral, problema matemático, etc.) y se le pide que hable libremente acerca de lo que observa, sin ser interrumpido, a menos que se desenfoque. “Se le solicita que hable de lo que siente mientras observa”, indica el experto, tras aclarar ese es el aspecto afectivo del aprendizaje.
“Luego se le pregunta a qué se le parece lo que observa, con qué conceptos disponibles en su mente lo puede relacionar (para provocar conexiones) y se le pide al educando que mire y hable de lo que observa, pero desde distintas ópticas: social, histórica, mate-
mática, religiosa, psicológica, entre otras”, agrega Cintrón.
Entonces se les demanda que generen preguntas originales y bien pensadas, relacionadas a lo que han observado. También se les solicita que escriban una pieza analítica y creativa sobre la experiencia de observar y lo observado. Por ejemplo, dice que puede ser un pequeño cuento, relato, poesía, dibujo, canción, ensayo, argumento, dependiendo de la edad del chico o chica.
“Más adelante se le puede pedir al estudiante que construya un argumento que contradiga lo observado (para evaluar cuántos detalles capta, cómo trabaja el reverso de las ideas) y se le invita a descomponer el estímulo en cuatro grandes temas y en varios subtemas”, abunda Cintrón.
Otro elemento a partir de eso es que se le pide al estudiante que explique con su cuerpo lo comprendido. Pero también lo pude musicalizar o exponer de manera fotográfica.
“Al final del ejercicio el maestro o maestra mira y compara los trabajos de los niños y se buscan similitudes y diferencias entre los trabajos”, indica Cintrón, quien resalta que los resultados con los estudiantes de la Academia Perpetuo Socorro han sido tan buenos que quiere compartir su experiencia con maestros de escuelas públicas que, generalmente, no pueden pagar para conocer sobre este tipo taller.
Con eso en mente ha creado tres talleres gratuitos en los que él compartirá el método y proveerá todos los materiales para que cada maestro pueda replicarlo en su escuela. En cada taller se aceptará un máximo de 30 maestros.
“Los talleres de los tres viernes son idénticos por tal razón los maestros que toman el taller un día no lo pueden repetir. De este modo abrimos la oportunidad a 90 maestros”, añade Cintrón, quien destaca que le gustaría recibir maestros de toda la Isla.