El Nuevo Día

La trampa del ‘low-cut’

- Escribe a caramia@elnuevodia.com

Debe ser que andamos de moco caído con la degradació­n, porque no tengo otra explicació­n para la de cosas terribles que veo en la calle. Los dubi se multiplica­n como amebas y paramecios. En un día conté más de una decena de chicas con ese menjunje de pinches en la cabeza. Casi se me rompe el cuello tratando de contar los más de 20 pinches rojos que llevaba una el Día de San Valentín.

Entiendo que el lacio está de moda. A mí lo que me falta es beberme la queratina, pero de eso a salir a la calle con el pelo envuelto en pinches, jamás. Para la casa las mumus, las pijamas, los rolos y las chancletas metededos.

Hablando de piezas de vestir que provocan algo de escándalo, me detengo en el mahón ‘low cut’. Honestamen­te, ya me cansé de verles las “rendijas” a cuanta mujer se sienta con un pantalón de esos. Y que conste que las chicas no son las únicas. La de veces que me he topado con uno que otro caballero osado que cuando se sienta sobresale el génesis de sus sentaderas. ¡Horror!

Al usar los ‘low cut’ se requiere, además de un buen cuerpo, algo de decoro. Para eso se debe cumplir con ciertas reglas. La primera, cuando lo compres haz la prueba. Siéntate varias veces de espalda al espejo y observa tu trasero. Arriba, abajo. Si aprecias un solo atisbo de rayita anal, no es. Aun así, si te empeñas en adquirir la pieza porque te gusta enseñar hasta el alma, pues entonces hazle un favor a la humanidad y adquiere un panty bonito, nada extravagan­te ni de Betty Boop.

Hace unos días mientras almorzaba presencié uno de esos espectácul­os no aptos para car- diacos. A una chica su pantalón ‘low-cut’ se le escurrió de tal manera que su panty completo quedó al descubiert­o. Para añadir insulto a la injuria, la pieza íntima era una especie de culerito en algodón con una serie de diseños que a mí me parecieron dinosaurio­s. Algunos verdes, otros violetas. Con suerte para la chica, una dama se sentó a su lado y con discreción le señaló que sus calzones ya los tenía en la rodilla. Creo que el accidente se pudo evitar con un buen cinturón. Pero volvemos a lo mismo, ¿cuál es la razón de enseñar el área donde la espalda pierde el nombre?

Otro “handicap” de esta pieza es que constantem­ente se corre, por tanto sin un cinturón que la sostenga, te la pasas el día entero como sapo, dando brinquitos, subiéndote el pantalón. Eso mis amigas, se ve feo. Sé de un amigo que dejó de buscar a una chica que le gustaba por el solo hecho de que en un “date” ella se la pasó subiéndose el pantalón.

Ay mis amigas, que la ropa no debe ser un elemento de tortura y, mucho menos, de espantar prospectos. Cuando se invierte en una pieza, sobre todo en un pantalón, debemos selecciona­r el corte adecuado. Puede que nos guste, pero si no nos queda, no insistamos. Para parecer un matres amarrado, pues honestamen­te, prefiero la falda o un vestido. Ciao!

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