La isla prisión
Según recientes estadísticas del Departamento de Corrección más del 80% de los confinados en Puerto Rico lo están por delitos relacionados a las drogas. De ellos, más del 60% fueron apresados en su primer delito. Y añadiría yo, en más de un 90% de los casos estos acusados pertenecen a clases sociales menos aventajadas.
Con cada nueva evaluación analítica que hago, más me sorprende la posibilidad de ir preso por un delito sin víctima. Nuestro país se encuentra obsesionado con la idea de apresar ciudadanos como estrategia para disminuir el crimen. Aunque aún no queremos la pena de muerte en nuestro país, somos capaces de encarcelar a un joven universitario por la posesión de hasta una cantidad ínfima de marihuana. La cárcel es mucho peor que el delito juzgado por lo que se vuelve una verdadera injusticia la posibilidad de ser confinado por la posesión de la misma.
Cuando las consecuencias de la cárcel son más difíciles de superar que la más fuerte de las adicciones, entonces qué sentido tiene el continuar encarcelando a ciudadanos por la posesión de marihuana. La guerra contra las drogas no ha dado resultado positivo alguno y ni siquiera es económicamente sostenible para nuestro país. La prohibición no funcionó para Eva y la manzana, no funcionó para el alcohol, no ha funcionado en Puerto Rico ni en país alguno. Es tiempo ya de cambiar conductas nocivas que tanto nos dañan. Debemos dejar la irresponsabilidad intelectual y comenzar a leer y analizar antes de emitir opiniones y de legislar. Basta ya de engañar y atemorizar a nuestro pueblo. La marihuana es una planta cuyos atributos han sido probados y sus alegados daños, desmentidos.
La información correcta está disponible, existen soluciones probadas que pueden ayudarnos económica y socialmente. Basta ya de una guerra contra las drogas que no funciona. Basta ya de arrestar a compatriotas injustamente. Es tiempo ya de convertir esta “isla prisión” en el jardín del Edén que hizo que el gran Gautier la llamará la “Perla de los Mares”.