El Nuevo Día

Advierten sobre “el fraude del amor”

La modalidad conocida como “fraude del amor”, en la que víctima y timador solo se conocen por internet, va en alzada Las autoridade­s no dan abasto para investigar los casos reportados, aunque muchos no trasciende­n por “vergüenza”

- Gerardo E. Alvarado León galvarado@elnuevodia.com Twitter: @GAlvarado_END

Q Su error fue creer a ciegas. Se dejó llevar por “palabras bonitas” de un hombre a miles de millas de distancia, específica­mente en Afganistán, al que solo conocía por internet.

De aquel sujeto -un presunto soldado de ascendenci­a boricua a punto de retirarse y que le prometió una vida juntos- hoy solo quedan malos recuerdos. La confianza en la que supuestame­nte se basaba su relación fue el gancho para una estafa mayor.

¿El saldo? Una deuda de $3,500 imposible de pagar por falta de recursos económicos, razón que no entienden las agencias de cobro que llaman y envían cartas sin cesar.

Esta es la historia de “Luz María Pérez”, una sanjuanera de 42 años que cayó en las garras del fraude postal, particular­mente en una nueva modalidad conocida como “fraude del amor”, en la que un enamorado al que solo se conoce por internet le pide dinero a su pareja.

Yamaris Ortiz, del Servicio de Inspección Postal de Estados Unidos, asegura que casos como el de “Luz María” (nombre falso para proteger su identidad) son más comunes de lo que se piensa, pero muchos no se investigan porque las víctimas no los reportan.

“Estamos hablando de gente que se conoció por internet, o sea, gente que nunca se ha visto. Pero luego de tres, cuatro o cinco meses de relación se va generando una confianza, la persona se envuelve poco a poco, y eso es justo lo que necesita el timador para hacer la estafa”, sostiene Ortiz.

LO BÁSICO. Aunque hay detalles mínimos que varían caso a caso, la inspectora postal explica que los “factores básicos” en el “fraude del amor” son los mismos.

Todo comienza cuando una persona conocida solo por internet envía un cheque o giro postal que resulta ser falso. La víctima lo recibe y deposita en su cuenta bancaria para luego hacer una transferen­cia. Para cuando el banco informa que el cheque o giro postal no tiene fondos, la víctima ya ha enviado el dinero sin esperanzas de recuperarl­o. Su balance, en consecuenc­ia, termina en negativo.

“En estos casos es poco o nada lo que el banco puede hacer. Aparte de eso, la mayoría de los casos en el fraude del amor está fuera de la jurisdicci­ón federal”, indica Ortiz, quien no puede ofrecer cifras sobre víctimas de fraude, ni del dinero que se pierde bajo este esquema.

“Lo que sí sabemos es que los estafadore­s van a sacarles dinero a sus víctimas tanto como puedan. A la que ven que ya no pueden más, las dejan y buscan a otras”, agrega.

PARA SU MAMÁ. “Luz María” cuenta que conoció a su estafador, que se identificó como el capitán Francisco Mora Rivera, a través de una aplicación móvil para entablar relaciones amorosas.

“Me dijo que se encontraba en Afganistán, que era militar de carrera y que estaba a punto de retirarse, que tenía un apartament­o en Miami, que su papá era puertorriq­ueño -de Juncos-, y que quería radicarse aquí, echar raíces en Puerto Rico. Todo se escuchaba bien”, relata.

El Nuevo Día obtuvo copia del primer correo electrónic­o que Mora Rivera intercambi­ó con “Luz María”, comunicaci­ón en la que el presunto capitán le indica que tiene 50 años, que se casó a los 23 pero se divorció y que no tiene hijos.

“Estoy buscando la compañera adecuada para mí, para que podamos pasar el resto de nuestra vida juntos, en amor y alegría. No estoy buscando belleza en particular, la belleza no es amor, pero la felicidad y la alegría de compartir juntos es lo que yo veo como amor, por eso necesito una mujer con la cual pueda vivir en paz, felicidad y verdadero amor juntos”, escribió el hombre, quien adujo no dominar el español, por lo que escribía apoyado por un traductor.

Todo cambió cuando Mora Rivera le pidió “un favor” a “Luz María”. Le dijo que su madre sería operada de la cadera y que un amigo suyo que vivía en Estados Unidos le enviaría un cheque a ella para que lo depositara en su cuenta y luego lo transfirie­ra.

“Cuando vi mi cuenta en negativo y voy al banco es que descubro el fraude. El cheque era falso, pero como ese dinero lo tienen que reponer de alguna forma, lo cogieron de mi cuenta. Me quedé en negativo y aun así el banco me dijo que tenía que asumir la responsabi­lidad por la pérdida de los $3,500. El banco sigue detrás de mí, hasta me pusieron una agencia de cobro, pero yo no tengo dinero paga pagar esa deuda”, sos- tiene.

Como si esta situación no fuera suficiente, “Luz María” cuenta que enfrentó la burla de los policías que tomaron la querella en su caso, y que en el banco supuestame­nte la ha tratado como si fuera parte del fraude.

“Me siento criminaliz­ada. La burocracia del banco me hace ver a mí como si yo fuera partícipe, como si yo tuviera conocimien­to, cuando la verdad es que no es así”, afirma.

MÚLTIPLES MODALIDADE­S. Existen distintas modalidade­s o trucos de fraude postal y electrónic­o, dice Ortiz, siendo otra de las más comunes los sorteos y premios “gratis”.

Bajo este esquema, las personas reciben una notificaci­ón por correo informándo­les que han ganado un premio “gratis”, pero que tienen que pagar una “comisión administra­tiva” a cambio de recibirlo. Las víctimas, por lo regular, dan informació­n de su tarjeta de crédito o envían cheques, pero nunca reciben el regalo. Algo similar ocurre con el esquema de las vacaciones “gratis”, mediante el cual los estafadore­s instan a sus víctimas a pagar una comisión de servicios o hacerse socios de un club de viajes para poder disfrutar de las mismas.

“Otro esquema común, principalm­ente entre personas mayores, es el de las loterías extranjera­s”, dice Ortiz, al recalcar que existe una ley federal que prohíbe el envío postal de pagos por la compra de cualquier tipo de boleta, participac­ión y oportunida­des en una lotería extranjera.

Esa misma ley, abunda, prohíbe el envío de cartas en cadena, “trabajo” que los estafadore­s ofrecen a cambio de recibir mucho dinero.

“Al principio crees que estás ganando porque puede que te lleguen $200, pero ese es dinero de otra víctima. Bajo este esquema, las personas se exponen, como mínimo, a ser acusadas de traspaso de documentos falsos”, advierte la inspectora postal.

CON POCO PERSONAL. Ortiz reconoce que no todos los casos de fraude se investigan, ya que no hay suficiente­s inspectore­s postales. En Puerto Rico existen 10 de estos empleados, de los cuales solo cinco investigan casos de fraude.

“No damos abasto”, concluye la inspectora postal, no sin antes señalar que los casos de fraude menores a $150,000 difícilmen­te son llevados al tribunal por la fiscalía. Aun así, las víctimas de fraude siempre deben querellars­e en la Policía.

“El fraude postal ataca

a todos por igual, no discrimina por género

ni estrato social”

YAMARIS ORTIZ

Inspectora postal “Mientras me estafaba a mí, estafaba a otros. No sabemos cuántos son porque muchos no se han querellado”

"LUZ MARÍA PÉREZ"

víctima de fraude postal

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Foto enviada por el timador a Luz María Pérez.
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Esta es una de las fotos que le envió a “Luz María Pérez” el timador que se identifica­ba como el capitán Francisco Mora Rivera.
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