Pesada carga un impuesto a las remesas
De aprobarse el proyecto de ley que cursa en la rama legislativa de Puerto Rico, que busca gravar con un 5% las remesas que salen de la Isla, los dominicanos aportarían al fisco puertorriqueño unos $5 millones anuales, si las divisas se mantienen sobre los $100 millones como ocurre desde el 2007.
En 2012 nuestro país recibió de los dominicanos residentes en el exterior $3,900 millones, de cuya cantidad $140.4 millones procedieron de las re- mesas que envían los dominicanos que residen en Puerto Rico, promediando el 3.6% del total esos envíos en dicho periodo.
Este impuesto significaría una pesada carga para los inmigrantes dominicanos, porque provocaría una disminución en la cantidad y frecuencia de envíos de remesas a sus familiares en República Dominicana, al tiempo que impactaría negativamente en la calidad de vida del emisor y el receptor de la divisa.
De acuerdo al catedrático de la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras, el doctor Jorge Duany, cada dominicano envía a su familia un promedio de $189 mensual, y cuatro de cada cinco envía remesas.
Partiendo de ese dato, estimamos que durante el año un dominicano envía en promedio 2,268 dólares ; sin embargo, al sumarle el 5% de impuesto a las remesas, más el 5% que cobran las com- pañías por concepto del costo por envío, eso significaría que ese ciudadano dominicano sólo estaría enviando al año a sus familiares $1,839.4, ya que por cada dólar se verá forzado a pagar 18.9 centavos, que en resumen significaría unos $428.6 dólares anual.
En los países de la región hay poca evidencia de que las remesas se hayan gravado con un impuesto de ese nivel; tenemos información de que en 2007 Colombia les puso un impuesto a las remesas de apenas un 0.4%, lo mismo hizo Bolivia al gravarlas con un 1%, mientras que en Brasil fue de un 0.38% en 2012.
El destino que dan a las remesas los familiares de los dominicanos que residen en el exterior es justo y equilibrado, debido a que el 60% de los dólares que reciben lo utilizan en alimentación, el 17% en educación, mientras que el 23% restante se destina a los negocios, la inversión, entre otros.