Navegan guiados por sus emociones
Decenas de ciegos disfrutaron de montar kayak en la playa de Cataño gracias a una actividad organizada por el Club de Leones
El vaivén del mar, el viento y el oleaje no fueron obstáculo para que un grupo de personas con impedimento visual pudiera disfrutar de paseos en kayak por el litoral de Cataño.
El jovencito Kemuel Pérez, quien según su mamá es ciego total, fue el primero en abordar. En cuanto le indicaron, se quedó en traje de baño, le colocaron un chaleco salvavidas, le ayudaron a bajar la rampa hacia el mar y, segundos después, ya estaba sobre el kayak, contento y desesperado por zapar.
Para Sherlyan Rosado la experiencia fue un espectáculo de alegría. Desde que le ponían el salvavidas ya reía.
“No tienes que tener miedo, vas con salvavidas, y te va a llevar alguien que es casi un pesca’o”, le dijeron, mientras Rosado se movía inquieta a la espera de zarpar. Su mamá Wanda Vega la observada sonriente desde el muelle y le tomaba fotografías.
De regreso, Rosado pidió que, en lugar de llevarla a la rampa, la dejaran lanzarse al agua en una zona de poca profundidad.
Allí se zambulló con una sonrisa de oreja a oreja, aplaudiendo y chocando su palmas contra el chaleco salvavidas para mostrar su emoción y agradecimiento.
“Son muy pocas las actividades para las personas ciegas, se deberían fomentar estas actividades al aire libre, comentó Vega. “Ella está disfrutando, y yo como madre, estoy feliz”.
Era tanta la emoción que no podía pasar desapercibida, y hasta hubo lágrimas entre quienes observaban.