Beneficios del turismo espacial
Aunque estaría reservada inicialmente para gente con muchísimo dinero, no desalienta los cambios que provocará
Ahora mismo, una de las instalaciones espaciales más fascinantes del mundo es un hangar de la Segunda Guerra Mundial en el desierto de Mojave en California.
Pertenece a Xcor, una de las nuevas compañías que está construyendo aviones cohete para lanzar turistas al espacio.
En el hangar se puede vislumbrar el avión espacial Virgin Galactic, suspendido tras su nave transportadora. Más allá de la pista, la compañía Strato-launch, del multimillonario de Microsoft Paul Allen, está desarrollando un nuevo sistema de lanzamiento al espacio.
Otros once negocios espaciales de escala menor se encuentran diseminados por el Puerto Aeroespacial de Mojave.
Este año, Virgin se propone enviar a sus primeros pasajeros privados al espacio. La experiencia no es barata: Virgin Galactic cobra $250,000 por el privilegio de experimentar cinco minutos de ingravidez y Xcor planea cobrar $95,000 por un viaje en su cohete de dos plazas.
Solo el costo hace que esta novata industria del turismo espacial esté fuera del alcance de la mayoría de nosotros.
Así que es fácil que veamos a toda la iniciativa como unos cuantos jets privados en el espacio en lugar de ver los beneficios que traerá a toda la humanidad.
Pero habiendo seguido el desarrollo de la industria espacial privada durante los últimos 20 años y tras una visita reciente al Puerto Aeroespacial de Mojave motiva a reflexionar en por qué podría ser importante el turismo espacial. HOMBRE EN LA LUNA. El audaz plan de poner al hombre en la Luna fue defendido por políticos y respaldado por miles de millones de dólares de los contribuyentes.
En el momento en el que el hombre pisó la superficie lunar, el presupuesto de la NASA ya se había recortado. Luego de Estados Unidos, los programas espaciales ruso y europeo, desde el trasbordador a la Estación Espacial Internacional (ISS), han sufrido falta de ambición y poco respaldo político.
La iniciativa privada presupone que los grandes capitales se beneficiarán de una carrera espacial privatizada. Sin embargo, eso no es cierto en todas las compañías en el negocio de los vuelos espaciales privados.
“Nosotros no tenemos a un multimillonario que nos financie”, admite el Consejero Delegado de Xcor, Jeff Greason.
Para él, construir una nave turística suborbital es parte de una estrategia a largo plazo.
“Hemos comenzado a examinar cómo sería un sistema orbital completamente reutilizable y nos hemos dado cuenta de que necesitaríamos desarrollar versiones anteriores de él para aprender cómo construirlo”, comenta. “Y esas versiones anteriores también tienen que hacer dinero”.
La entrada al Puerto Aeroespacial de Mojave se encuentra dominada por un recordatorio de que no todos los proyectos espaciales tienen éxito.
Con el aspecto de un cono blanco de tráfico gigante, el Rotary Rocket (cohete giratorio) es una de las máquinas voladoras más peculiares que se han construido jamás, posiblemente su mejor descripción sea la de mitad helicóptero, mitad nave espacial, y también podríamos decir “a medio cocinar”.
Fue una de las primeras naves espaciales desarrollada en Mojave y en 1999 hizo algunos breves vuelos at- mosféricos de prueba. Demostró que la ingeniería era robusta, pero los problemas de financiación hicieron que la compañía se retirara.
Hoy en día reúne polvo del desierto en un pequeño jardín homenaje.
Una persona que trabajó en el Rotary es Kevin Mickey, presidente de Scaled Composites, la compañía que está construyendo ahora el avión espacial de Virgin.
“Lo miro y estoy orgulloso de él”, dice Mickey mientras estamos al lado de la nave espacial cónica blanca.
Esa es una de las pioneras de un movimiento que rompe con los esquemas que hasta ahora hemos tenido de la “carrera espacial”, una lucha por el progreso luchada por naciones que ahora cobra un nuevo matiz libre de concepciones políticas.
¿Cómo nos cambiará la percepción del mundo y de nosotros mismos? Eso está por verse.