El Nuevo Día

Manto de especulaci­ones

Numerosos estudios no dan con el origen del Sudario de Turín

- Rut N. Tellado Domenech rtellado@elnuevodia.com Twitter: @rut_tellado

Protegida en una urna de cristal a prueba de balas y en ambiente controlado en la Catedral San Juan Bautista en la localidad de Turín, en Italia. Así se encuentra uno de los objetos antiguos más estudiados de la historia: el Manto de Turín.

Se trata de una tela de lino de 14.3 pies de largo por 3.7 de ancho en la que se aprecia la imagen de un hombre con heridas que coinciden con una crucifixió­n.

Desde que se supo de su existencia en la Edad Media, el manto ha despertado la devoción de muchos que creen que se trata del sudario con que fue envuelto el cuerpo de Jesucristo cuando fue sepultado, así como el escepticis­mo de quienes sostienen que solo se trata de una falsificac­ión.

La reliquia hereda su nombre de la localidad de Turín, donde ubica la catedral que la alberga desde 1578. La Iglesia Católica es custodia del manto, que no es mostrado al público con frecuencia. Recienteme­nte, Cesare Nosiglia, arzobispo de Turín y custodio papal del sudario, anunció que la próxima exhibición del manto tendrá lugar en el 2015. En los pasados 100 años ha sido expuesta en menos de diez ocasiones, de acuerdo con el medio italiano ANSA.

MÁS PREGUNTAS QUE RESPUESTAS. Los estudios que se le han realizado al sudario a través de los años para determinar su autenticid­ad solo han arrojado más dudas al respecto.

En 1898, el abogado italiano Secondo Pia le tomó la primera fotografía a la reliquia durante una exhibición. La foto, sin embargo, no resultó tan re- veladora como el negativo, que mostró detalles del rostro plasmado en la tela de lino que no se aprecian a simple vista. Los negativos de esa sesión de fotos fueron el punto de partida de investigac­iones subsiguien­tes, según el portal católico Aci Prensa.

Ochenta años después se realizó la investigac­ión directa del sudario más importante hasta la fecha. Un equipo internacio­nal compuesto por 44 científico­s examinaron y tomaron mues- tras durante 120 horas en total, según la página web oficial del Manto de Turín. De acuerdo con este portal, administra­do por la Diócesis de Turín, el estudio de las muestras tomadas del sudario ha demostrado que contiene sangre humana del grupo AB.

“El examen de la imagen, a través de equipamien­tos modernos, ha demostrado sin lugar a dudas la falta de pigmentos y colorantes en la tela”, sostiene la página web oficial.

En 1988 se tomaron otras muestras para una prueba de carbono 14 que reveló que la tela de lino data de entre los años 1260 y 1390. Esas fechas coinciden con la Edad Media, cuando fue descubiert­o el manto, mas no con la época en que se asegura que Jesús de Nazaret fue crucificad­o.

ABUNDAN LAS TEORÍAS. Desde entonces, los estudios que ha autorizado la Iglesia Católica han ido dirigidos a la conservaci­ón del manto, no a determinar su autenticid­ad. Sin embargo, en la página oficial se asegura que “ningún científico ha tenido éxito en la reproducci­ón de una imagen idéntica a la Sábana Santa a pesar de muchas teorías propuestas e intentos experiment­ales”.

La Diócesis de Turín enumera tres de las teorías más aceptadas acerca de cómo se origina la impresión del cuerpo en la tela, asumiendo que ésta fue empapada con áloe y mirra. La primera es la teoría del contacto, que establece que la imagen corporal se originó a través de contacto directo con el sudario.

Según otra, la teoría del vapor, la imagen surgió cuando los vapores corporales reaccionar­on al áloe y la mirra. Por último, la teoría de la radiación sostiene que una especie de energía térmica o electrotér­mica reaccionó al áloe y la mirra.

Más allá de las hipótesis y los estudios científico­s, lo cierto es que el Manto de Turín da de qué hablar tanto a creyentes como a quienes intentan probar que solo se trata de un truco realizado por algún artista de la era medieval.

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