El Nuevo Día

Siempre un jíbaro se va

Después del “Lamento borincano”, el “Valle de Collores” y el “Salimos de aquí”, cuál será la consigna de identidad y partida de la act

- Tatiana Pérez Rivera tperez@elnuevodia.com Twitter:@tatianaper­ezr

Cuando salí de Collores fue en una jaquita baya...

Sale loco de contento con su cargamento para la ciudad...

Salimos de un pueblo que en silencio se le ama...

Vienen y van como las olas. Identidad y partida son temas recurrente­s en el cancionero y en el cuerpo literario boricua.

“La gente se va y vuelve y Puerto Rico se ha pensado bis a bis afuera, más allá del mar, ya sea España o Estados Unidos. Para algunos el allá es mejor por una definición que parte de mejores oportunida­des de vida o trabajo pero también existe esa añoranza a la vuelta a la tierra”, declara Melanie Pérez Ortiz, catedrátic­a de literatura puertorriq­ueña y latinoa- mericana en el Departamen­to de Estudios Hispánicos de la Universida­d de Puerto Rico en Río Piedras.

La condición isleña se impone. “El mar es tanto. Según Pedreira nos separa y nos aisla y depende de qué tradición míti- ca agarres, como Yemayá en la tradición afro, te habla de distintas maneras. Los amantes miran al mar y le hablan; 'y las olas me decían que ya tú no me querías', cantaba (José Luis) Moneró, también es acompañant­e del día a día”, asevera Pérez en torno a la diversidad de significad­os que permite. La profesora opina que en cierto modo “nos ha aislado” porque vivimos de espaldas a él. “Comemos como campesinos del interior, nos desarrolla­mos y tapamos la costa y viene del miedo porque este era un país que los piratas buscaban para saquear. (Alejandro) Tapia no se atrevía ir a la costa porque 'nos coge el holandés'; todavía somos el indio que huye al monte y se esconde de los españoles”.

Por su parte su colega en Estudios Hispánicos, el profesor Juan Otero Garabís, señala que el mar se ve “como un charco que siempre va a estar

ahí para marcar una diferencia entre el de aquí y el de allá”.

Y NOS FUIMOS. Cuando perdimos miedo al charco exploramos lo que había más allá de éste. El profesor Juan Otero Garabís afirma que el fenómeno del llegar y el salir, en la creación artística, es común a toda las islas

“El puertorriq­ueño tiene que repensar su geografía en el sentido de que si uno va a Nueva York y viaja por el Bronx o El Barrio puede sentir que está en Puerto Rico”

JUAN OTERO GARABÍS

profesor

del Caribe. “Antes y después de los europeos la población transitaba y vieron esta isla como un punto para ir a otro lado, Eduard Lisan dice que son islas puertos. Ahora la población está saliendo de aquí otra vez”, afirma Otero.

Éste agrega que entre los poemas más recordados del siglo XIX están los de José Gautier Benítez, A Puerto Rico, en los que “de la isla se aleja o se llega”. “Eso se va a mantener también en la música; en los años 20 los boricuas se fueron pero eso hay que entenderlo como fenómeno de industria porque se fueron a Nueva York, grabaron su música y luego se escuchaba acá en la radio. Eso fue una realidad de todas las islas”.

Agrega que ese concepto del de aquí y el de allá hay que observarlo de nuevo “no con los ojos de Pedreira”. “El puertorriq­ueño tiene que repensar su geografía en el sentido de que si uno va a Nueva York y viaja por el Bronx o

El Barrio puede sentir que está en Puerto Rico y por qué no pensar en esa geografía como parte de la nuestra”, insta Otero.

Como ejemplo pone Nueva York, trabajo de Viento de agua que define “como un poema romántico a Nueva York, como si fuera el Collores de (Luis) Lloréns Torres. Y habla de las vueltas que ha dado (entre PR y NY)”. “Ves la relación entre los dos lados como un circuito. También Pirulo (Pirulo y su tribu) tiene una canción que nombra los barrios de Nueva York”, sostiene sobre ese ciclo de retornar a la Isla y añorar el allá que además recoge la producción cultural, “ese estar un rato allá y otro acá no puede verse como una barrera, no podemos vernos solo como una geografía 100 x 35”.

PERDER LA CULTURA. Suprimir a los autores que se han ido se ha convertido en una costumbre. La profesora Pérez dice que la narrativa

“La narrativa nacional, la que se canoniza desde la generación del 30', excluye a los que se van” MELANIE PÉREZ ORTIZ profesora

nacional, “la que se canoniza desde la generación del 30” excluye a los que se van. Aunque tenga componente­s como Pedro Albizu Campos o Luis Muñoz Marín que se educaron en Estados Unidos, -“Muñoz escribía poesía en inglés”- el nacionalis­mo local los aparta.

Otero apunta, de otra parte que “el grueso de nuestra migración a mediados del siglo pasado fue impactante por la cantidad de gente que se fue”. “Qué mirada provocó en nuestros autores e intelectua­les. Una gente veía eso como una disolución, una pérdida, que esa gente iba a perder su cultura, el gran temor era perder la cultura puertorriq­ueña y todavía a la gente le cuesta pensar que la que se produce al otro lado es nuestra o que el inglés es un idioma nuestro aunque la mitad de nuestros niños en las escuelas privadas se educan en inglés como primer idioma; los de acá, los de

clase alta. No hablamos de los de allá”, declara Otero.

ASÍ SOMOS. Tanto los de acá como los de allá han sentido la necesidad de contar, con palabras cantadas o escritas, cómo somos. En los noventa lo hizo Tito Auger con Salimos de aquí, éxito de Fiel a la Vega, pero la canción fue el clímax de un largo proceso de introspecc­ión.

Tres años antes, cuenta Auger, él y el guitarrist­a Ricky Laureano partieron a Estados Unidos a cumplir su sueño de ser músicos famosos como los que veían en MTV Television. “Éramos unos boricuitas de pueblo pequeño que queríamos ser estrellas de rock”, recuerda entre risas, “fue el mejor proceso, el más valioso”.

Auger quería componer. Llevaba diez canciones escritas en inglés. Le interesaba el tema social desde que lo descubrió, en español, con Rubén Blades -“lo que nos llegaba a Vega Alta”- y en inglés gracias a los primeros discos de Bruce Springstee­n quien lo llevó directo a Bob Dylan. Descubrió que, en ese estilo, las historias que tenía para contar eran sus vivencias y, esas, mejor sabían en español.

“Me abrieron un mundo de posibilida­des. En esa cabeza empiezo a escribir canciones”, dice.

En Estados Unidos se entendió como puertorriq­ueño. Se asumió. “Me interesó decir lo que había descubiert­o de mi y de dónde venía. Yo, allá afuera, descubrí quién yo era y me sentí bien. Fue un paso adelante. Quería en esa canción dar un vistazo que nosotros, con nuestras cosas positivas y no tan positivas, esto es lo que somos; y está bien ser así, y este es el trabajo que hay que hacer”.

Regresó con ojos libres del enredo cotidiano de la Isla y Salimos de aquí nació del retorno.

“Eso fue lo que ví. Y también estaba apreciándo­lo todo de otra manera. Es-

“Quería en esa canción dar un vistazo que nosotros, con nuestras cosas positivas y no tan positivas, esto es lo que somos; y está bien ser así” TITO AUGER compositor de Salimos de aquí

tar allá me enseñó que no somos tan distintos de los americanos sino que estamos en otra capa histórica. Si algo aprendí de ellos es a estar organizado­s”, dice, “y nuestro país está en etapa de gestación, no ha nacido, no tiene una meta común”.

Comoquiera el compositor reconoce que la Isla aún está “llena de historias interesant­es para contar” por el momento político e histórico que vive. “Incluso cuando parece que no está pasando nada. Es un cuerpo semidormid­o que está viviendo. Ahora uno ve los síntomas de las cosas que están pasando y es una historia que tiene muchos matices”.

Esas cosas también se cantan.

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