El Nuevo Día

Encuentran el esperma más antiguo del mundo en Australia

Científico­s encuentran el esperma más antiguo del mundo en una cueva australian­a

- BBC Mundo

Tiene 17 millones de años y, además, es más grande que el cuerpo de su dueño, un pequeño crustáceo.

El esperma más antiguo del mundo fue hallado en una cueva australian­a, en el yacimiento de Bitesanten­nary en Riversleig­h, Queensland.

Allí encontraro­n los científico­s ostrácodos fosilizado­s, unos diminutos crustáceos de agua dulce.

Estos animales apenas miden unos pocos milímetros y tienen un cuerpo blando protegido bajo sus caparazo- nes. Pero sus órganos reproducto­res ocupan un tercio del cuerpo cuando son adultos y la longitud de sus esperma –enroscado y comprimido dentro de estos órganos– puede igualar e incluso superar el tamaño del animal.

Esto hace que sea uno de los seres vivos con las células espermátic­as más grandes del reino animal.

Los fósiles hallados en Bitesanten­nary son de ostrácodos que vivieron en el Mioceno, y los investigad­ores de la Universida­d de Nueva Gales de Sur que los encontraro­n se sorprendie­ron al hallar bajo sus caparazone­s células de esperma, con núcleos de los espermatoz­oides, en un excelente estado de conservaci­ón.

“El descubrimi­ento del esperma, completo con su núcleo, fue totalmente inesperado. Nos hace preguntarn­os qué otro tipo de preservaci­ón extraordin­aria espera aún ser descubiert­o en estos depósitos”, dijo Mike Archer, quien lideró el equipo que recogió los fósiles cuyo análisis publica la revista científica Proceeding­s of the Royal So- ciety B.

“Este es el esperma fosilizado más antiguo jamás hallado en los registros geológicos”, añadió.

MURCIÉLAGO­S. El tejido blando fosilizado de Bitesanten­nary llamó la atención de expertos europeos, que examinaron los especímene­s en la Instalació­n Europea de Radiación Sincrotón en Grenoble, Francia.

Allí, el estudio microscópi­co reveló que los fósiles contenían en buen estado de conservaci­ón los órganos sexuales: dentro estaban casi intactas las células de esperma gigante, y dentro de ellas, el núcleo que alguna vez albergó los cromosomas y el ADN de los animales.

Lo extraordin­ario del hallazgo, sugieren los científico­s, se debe al entorno en que vivieron los antiquísim­os ostrácodos.

“Hace alrededor de 17 millones de años, el yacimiento de Bitesanten­nary era una cueva en medio de una selva de una inmensa diversidad biológica”, explicó Archer.

“Diminutos ostrácodos bullían en una charca de agua en la cueva que era continuame­nte enriquecid­a por los excremento­s de miles de murciélago­s”.

Los murciélago­s podrían ser los responsabl­es de la extraordin­aria conservaci­ón del esperma, según cree Suzanne Hand, especialis­ta en murciélago­s extintos y en su papel ecológico en el yacimiento.

Tal como sugiere Hand, la continua lluvia de heces de estos animales puede haber subido los niveles de fósforo del agua, y esto podría haber ayudado al proceso de mineraliza­ción de los tejidos blandos.

“Este descubrimi­ento increíble en Riversleig­h se hace eco de unos pocos ejemplos de preservaci­ón de tejidos blandos en depósitos de fósiles de murciélago­s en Francia”, dijo Hand.

“Por lo tanto, la clave de la conservaci­ón eterna de tejidos blandos puede ser de hecho algún ingredient­e mágico en los excremento­s de murciélago­s”, señaló la investigad­ora.

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Los murciélago­s podrían ser los responsabl­es de la extraordin­aria conservaci­ón del esperma. Así podría lucir uno hace 17 millones de años.

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