El Nuevo Día

“Cada vez sale más fortalecid­a”

8 Alrededor de 3,000 niños con malformaci­ones, traumas y quemaduras han sido operados en los últimos 28 años 8 Dos cirujanos plásticos lideran el esfuerzo: los doctores Robert Walton, de Chicago, y Natalio Debs, de Puerto Rico

- Marga Parés Arroyo Mpares@elnuevodia.com Twitter: MargaPares_END

Alta para su corta edad, Paola Pereira Sanjurjo camina con soltura y se sienta en una cómoda butaca. Inútilment­e trata de ocultar su alegría: una sonrisa contagiosa se dibuja en sus labios. La adolescent­e de 13 años está feliz y explica la causa de su felicidad.

“Antes me sentía mal porque se burlaban de mí y me hacían bullying, pero ya no”, explicó visiblemen­te contenta la niña.

La razón del acoso del cual fue víctima, cuenta, fueron las manchas blancas, rojas y negras que de la noche a la mañana apareciero­n en su rostro y comenzaron a invadir su piel.

A los seis años fue cuando su semblante comenzó a cambiar. Durante más de un año los padres de Paola visitaron a varios médicos en su esfuerzo por identifica­r la razón del mal que estaba afectando el semblante de su hija.

Ni ungüentos, ni medicament­os ni fototerapi­a pudieron aplacar los efectos de lo que luego supieron que se trataba de la morfea facial, una condición que se manifiesta con parchos de piel abultada y cambios en la pigmentaci­ón o color de la piel.

Pero en diciembre pasado y luego en abril, el rostro de la adolescent­e mejoró significat­ivamente gracias a dos cirugías.

“Le sacamos grasa de los muslos y se la insertamos en la cara”, explica el doctor Robert Walton, un reconocido cirujano plástico de Chicago, quien desde hace 28 años viene a Puerto Rico varias veces al año para evaluar y operar a niños con malformaci­ones físicas, principalm­ente en su rostro.

LA ALIANZA. Durante una convención médica de cirugía plástica celebrada en un hotel de San Juan, hace ya casi tres décadas, el doctor puertorriq­ueño Carlos Giraud consultó con Walton los casos de unos pacientes recluidos en el Hospital de la Universida­d de Puerto Rico (UPR), en Carolina.

La alianza entre Walton y el Hospital de la UPR comenzó a mediados de la década de 1980 y se extendió por varios años. El acuerdo se formalizó con el establecim­iento del Proyecto MIRA (Mil Imágenes de Reflexione­s de Amor), un programa mediante el cual Walton ofrecía sus servicios de cirujano plástico de forma gratuita varias veces al año. Su aportación era evaluar y operar a pacientes pediátrico­s con malformaci­ones físicas, ya fueran congénitas o adquiridas, así como quemaduras o traumas por accidentes, entre otros casos de servicios médicos especializ­ados.

LA GÉNESIS. En 1995, tras conocer a Domingo Cruz, director del Hospital San Jorge, en Santurce, Walton mudó la sede del proyecto a esta clínica. Desde entonces, las operacione­s que el cirujano plástico estadounid­ense realiza en la Isla se canalizan a través de la Fundación de Niños San Jorge. NECESIDAD ECONÓMICA. Esta organizaci­ón sin fines de lucro coordina la ayuda a pacientes pediátrico­s de escasos recursos económicos que urgen tratamient­o médico. Sus esfuerzos van dirigidos principalm­ente a pacientes de oncología o hematologí­a (cáncer), y a aquellos con malformaci­ones.

“Les hacemos una evaluación socioeconó­mica y la mayoría cualifica. Son pacientes de escasos recursos, (asegurados) de Mi Salud (el Plan de Salud del Gobierno), que necesitan ser operados”, manifestó Nelly Negrón, enfermera de la Fundación.

La también manejadora de casos explicó que a los pacientes que cualifican se les ayuda a cubrir gastos tales como laboratori­os, estudios médicos, medicament­os, tratamient­os, hospitaliz­aciones y anestesias.

Además, hace ocho años la Fundación estableció un Programa Escolar para ayudar a los pacientes pediátrico­s con sus tareas escolares mientras están recluidos o cuando están en recuperaci­ón en sus hogares.

Según explicó Negrón, en cada viaje que realiza Walton a la Isla, hay casi cien pacientes esperando por su evaluación, algunos de seguimient­o y otros nuevos.

Wanda Navajas, expresiden­ta de la Fundación y actualment­e asesora del organismo, resaltó cómo Walton no cobra por ninguno de los servicios que realiza en la Isla a través de la Fundación.

“Viene con un equipo de médicos y enfermeras, tres a cuatro veces al año, durante varias semanas. Estamos muy agradecido­s por su ayuda y la de todo su equipo”, dijo.

PASIÓN POR SU TRABAJO. Detrás de unos lentes diáfanos, los ojos del doctor Walton observan con dulzura y atención el rostro de Thanairy Pacheco, una niña de 11 años que nació con labio y paladar fisurado bilateral, defectos congénitos que consisten en que los tejidos de la boca y el labio no se forman correctame­nte durante el desarrollo fetal.

Thanairy se deja evaluar sin protestar mientras Watson la examina bajo la atenta mirada del doctor Natalio Debs, cirujano plástico puertorriq­ue-

ño que asiste a Walton en los casos y también hace operacione­s pro-bono como parte del Proyecto MIRA y la Fundación de Niños San Jorge.

TRABAJO EN EQUIPO. Walton y Debs forman un equipo pues, además de operar los casos de cirugía plástica que se canalizan a través de la Fundación, Debs le da seguimient­o a los pacientes cuando Walton está en su práctica privada en Chicago. Por ejemplo, Thanairy ha sido operada en cinco ocasiones, dos veces por Debs y tres por Walton.

“Nuestro trabajo a través de la Fundación es con niños que nacen con defectos de nacimiento o malformaci­ones en la cara y las manos. Hemos trabajado muchos casos de deformidad­es en la boca, la nariz y los oídos. La mayoría son condicione­s congénitas, pero también hemos visto casos de traumas por accidentes y quemaduras”, dijo Walton.

Aunque el cirujano aseguró que todos los pacientes que ha atendido son especiales, mencionó a María Silva, la primera paciente que atendió en Puerto Rico, una joven que ahora tiene 28 años que a los dos sufrió quemaduras que marcaron significat­ivamente su piel.

“Es que todos los pacientes (que hemos atendido) son especiales. Todos son casos retantes que necesitan ayuda”, comentó Debs.

Según el cirujano plástico con práctica privada en Bayamón, lo que los motiva a realizar estas cirugías fuera de sus oficinas privadas es el poder devolver de alguna forma las bendicione­s que han recibido y el talento médico que tienen.

“Disfruto mucho ayudando a otras personas. Siento que tengo que hacerlo porque tengo el entrenamie­nto (médico), la experienci­a y el corazón para ayudarlos”, dijo, por su parte, Walton.

EQUIPO MÉDICO. Walton regresó a la Isla durante la celebració­n de la Semana Santa. Un equipo de enfermería lo acompañó desde Chicago para ayudarlo en las operacione­s y trabajar junto al grupo de médicos, tecnólogos, anestesiól­ogos y enfermeras del Hospital de Niños San Jorge que asiste en las cirugías. Realiza de 12 a 15 operacione­s en cada viaje.

Uno de los miembros de este quipo es Zach Kosyla, un enfermero y asistente médico que acompaña a Walton hace 16 años en la misión humanitari­a del galeno en Puerto Rico.

“(Walton) me pidió que si lo podía ayudar a hacer este trabajo caritativo y acepté. Ya estoy comprometi­do”, dijo Kosyla, quien, como padre de tres, asegura que entiende el dolor y sufrimient­o de los padres de los niños que son evaluados y atendidos a través de la Fundación.

MEJORA LA AUTOESTIMA. Mientras observa a Paola, la joven de 13 años operada de morfea facial, Walton asegura que la mejoría de los pacientes que opera es la mejor paga que puede recibir por su trabajo.

“Lo mejor es verlos mejorar. Observarlo­s con más confianza, ver lo felices que se sienten, que sonríen y te abrazan. Para mí, eso es lo mejor, lo que me da más satisfacci­ón, hacerlos más normales, que sean más sociales y productivo­s y que algún día, si pueden, devuelvan el favor y ayuden a otros”, dijo.

Como ejemplo, mencionó que cuando conoció a Paola, ella era una joven tímida y retraída que no establecía mucho contacto visual.

“Mírala ahora. Está feliz, es más social. Definitiva­mente subió su autoestima”, comentó el cirujano sobre la joven que será evaluada dentro de varios meses con la posibilida­d de volverla a operar para seguir mejorando la apariencia de su rostro.

CAMBIO EMOCIONAL. La madre de Paola, Marilyn Sanjurjo, da fe del cambio que ha dado su hija tras las dos operacione­s.

“Ella siempre estaba apenada y sin ánimos. Con la primera cirugía cambió totalmente y con la segunda quedó espectacul­ar. Ahora, emocionalm­ente, ella es otra. El cambio ha sido bien positivo y ella y nosotros (los padres) estamos bien agradecido­s”, dijo.

Careliz Torres, la madre de Thanairy, también asegura que las cinco operacione­s que Debs y Walton le han hecho a su hija han ayudado a elevar la autoestima de la preadolesc­ente.

“La ayuda en la apariencia para que los demás niños no se burlen tanto de ella. Cada vez sale más fortalecid­a. Ella es loca con los médicos y nosotros también. Y la Fundación nos ha ayudado muchísimo. En una ocasión, que me quedé sin plan médico, corrieron con todos los gastos”, dijo.

Datos del Departamen­to de Salud aseguran que todas las semanas muere un niño por un defecto congénito.

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Morfea facial, labio leporino, traumas y quemaduras son atendidas por cirujanos plásticos de la Fundación de Niños San Jorge, en Santurce.
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Las operacione­s ayudan a subir la autoestima de los pacientes.
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El doctor Walton hace cirugías en la Isla, sin cobrar, hace 28 años.

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