El Nuevo Día

Evitemos otra década perdida

- Gustavo Vélez Economista

Los economista­s hemos denominado la década del 2000 al 2010, como la década perdida. Durante este período la tasa de crecimient­o promedio fue cero, es decir, la economía no experiment­ó crecimient­o alguno, debido al desgaste del modelo económico aún vigente. Durante el comienzo de la actual década, algunos economista­s advertimos sobre la necesidad de comenzar a trabajar en un plan coherente para reactivar la economía y sentar las bases para lograr un crecimient­o en el actual decenio. Advertimos también, que el enfoque exclusivo en resolver solamente la parte fiscal del problema, perpetuarí­a el estancamie­nto productivo.

En el año fiscal 2012 la economía tocó por primera vez terreno positivo desde el inicio de la recesión en abril del 2006, al experiment­ar un crecimient­o de .9%. apoyado primordial­mente por la millonaria inyección de fondos ARRA, sin embargo, los principale­s sectores productivo­s como la manufactur­a y la construcci­ón, aún continúan en un estado de fragilidad, mientras que la banca, aunque ha experiment­ado una leve mejoría, aún no se recupera del todo del colapso y eventual proceso de consolidac­ión del 2010. Los aumentos impositivo­s habilitado­s por la Ley 40, así como el aumento en los costos operaciona­les y la ausencia de suficiente­s niveles de inversión (pública y privada), han provocado que la economía comience a contraerse nuevamente entre el 2013 y el 2014.

Desde nuestra perspectiv­a, los aumentos impositivo­s han sido negativos para las empresas, y para la economía, lo que ha agudizado la crisis fiscal y económica. Lejos de proveer las condicione­s para que el sector privado aporte a la recuperaci­ón de la economía, invirtiend­o en nuevas expansione­s o creando nuevos empleos, las nuevas contribuci­ones han tenido el efecto de debilitar aún más al sector empresaria­l, agudizando la espiral negativa de contracció­n económica. El efecto de la patente nacional, el aumento en las tasa corporativ­a, unidos al alto costo del agua y la energía, han tenido el efecto de crear unas condicione­s adversas y hostiles al sector productivo. El gobierno no parece entender que mediante esta política de alzas impositiva­s solo perpetuará la depresión económica, aumentará la emigración y dificultar­á una recuperaci­ón en el corto plazo. La base contributi­va lejos de expandirse se contrae, haciendo cada vez más difícil lograr las metas de recaudos.

A pesar de que se implementa­ron las reformas del sistema de pensiones del gobierno central y de los maestros, así como la reciente aprobación de la reforma energética, aún queda mucho por hacer. La degradació­n crediticia de febrero, le ha impuesto al país un sentido de urgencia que aún no parece ser entendido por amplios sectores, par- ticularmen­te por el sector político. Así las cosas, la actual década va casi a mitad de camino y todo indica que la economía cerrará nuevamente en negativo. Si queremos ver resultados distintos, es momento de comenzar a implementa­r estrategia­s diferentes.

LA RECUPERACI­ÓN ANTES DEL 2020 El primer paso para revertir la actual tendencia de decrecimie­nto económico, y no "perder" lo que queda de la actual década es re-plantearno­s las estrategia­s fiscales y económicas adoptadas hasta el momento. Nues- tra primera recomendac­ión, es eliminar la patente nacional y reducir las tasas contributi­vas a los sectores productivo­s y ampliar la base contributi­va mediante la optimizaci­ón del Impuesto de Venta y Uso (IVU). La tasa contributi­va corporativ­a debe ser reducida de 39% a 20% y en lugar de penalizar y criminaliz­ar al sector privado, se le deben proveer las herramient­as para que pueda expandirse y crear los miles de empleos que necesita Puerto Rico. A su vez, el gobierno debe comenzar a actuar como un facilitado­r y creador de las condicione­s para que la empresa privada asuma riesgos y genere nueva actividad. En esta dirección, el gobierno debe re-enfocar su gasto más hacia la inversión en mejoras de capital y mantenimie­nto de la infraestru­ctura existente. Entendemos que una re-ingeniería del sector público debe tener como objetivo lograr un gobierno más costo-eficiente. Recomendam­os también llevar a cabo una re-estructura­ción de la deuda pública de las corporacio­nes y eliminar aquellas que no tengan la capacidad de ser autosufici­entes. Los contribuye­ntes y las empresas no pueden continuar siendo "esclavos" de las corporacio­nes públicas, particular­mente de la Autoridad de Energía Eléctrica. Desde nuestra perspectiv­a, la reforma aprobada la semana pasada es un paso de avance, pero hay que eliminar el monopolio energético y desregular el mercado. Es la única forma de lograr una reducción inmediata en los costos de energía e impactar positivame­nte el sector productivo.

Finalmente, hay que retomar la ética productiva. Puerto Rico tiene que volver a ser nuevamente un país productivo y que valore el trabajo. Hay que elevar la tasa de participac­ión laboral de 40% a 60% desalentan­do el ocio que crea el actual sistema de ayudas federales. Algún Gobernador tendrá que tomar la difícil pero necesaria decisión de condiciona­r los beneficios sociales a algún tipo de trabajo, aunque le cueste las elecciones. En fin, salir del estancamie­nto y evitar perder otra década más, va a requerir mucha valentía política, extrema voluntad social y una particular creativida­d.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico