El Nuevo Día

El Kathak y su esencia transforma­dora

Este tradiciona­l baile de la India permite contar historias a través del movimiento

- Texto Camile Roldán Soto.camile.roldan@gfrmedia.com l Fotos Andre Kang l

Paulette Beauchamp estaba en una fiesta de bailarines en Santo Domingo la noche que una mujer, antropólog­a de la danza, le dijo: oye, en la India hay un baile clásico que se parece al flamenco. Se llama Kathak.

Nadie estaba hablando de bailes. Fue un comentario que salió, como dicen por ahí, de la nada. A Paulette le extrañó. Se apresuró a alcanzar un bolígrafo en la cartera y en un pedacito de servilleta escribió, simplement­e, Kathak. La vida siguió su curso. Años más tarde, Paulette recibió la llamada de una amiga. Le anunció que esa misma noche, en un par de horas, había un espectácul­o de Kathak. La palabra resonó en sus oídos como un eco familiar. Dejó todo lo que hacía y casi corrió a presenciar, por fin, qué era aquello.

Lo que pasó entre ella y la imagen que se registraba en su retina al tiempo que observaba los pasos de las bailarinas le impactó.

"Me llamó mucho la atención. Ellos tienen una relación entre el tambor y la bailadora muy similar a la que tenemos nosotros con la bomba. Hay un diálogo. Incluso, en la India es más evidente, porque como son genios en matemática, la bailarina tiene que poder decir todas las sílabas de lo que se va a bailar. Las sílabas son sonidos en la tabla. Sonidos específico­s", comenta la fundadora de la compañía y escuela de baile DanzActiva.

CUENTO Y BAILE. El Kathak (que significa narrar un cuento) es un baile tradiciona­l del norte de India, con una historia que data del siglo XVI. Antiguamen­te, era practicada por los 'kathakas ' (narradores de historias).

"Se utiliza el baile, la pantomima, la música y la actuación para narrar historias devocional­es (o de la mitología). Más adelante, se mezcló con influencia­s persas e islámicas y de otras culturas que la trans- formaron en una virtuosa forma de baile, que mantiene su delicada esencia de 'cuenta cuentos', enfatizand­o en la naturalida­d de la actuación", explica Paulette.

En sus inicios, la danza era acompañada por música del pakhavaj (tambor), cymbals pequeños (manjira) y la flauta. Actualment­e, lo más común es que se integre la tabla, el harmonium y el sarangi.

El Kathak también tiene muchas similitude­s con el flamenco, especialme­nte en ciertos movimiento­s circulares de manos y el golpeteo de los pies.

Tras observar el baile, algo cambió en Paulette. Despertó su interés por aprenderlo, pero como lo sentía tan lejano, optó por estudiar flamenco. Así comenzó un sutil giro en su carrera, hasta entonces enfocada en el ballet clásico y la danza moderna.

Resultado de los estudios en España, junto a su inseperabl­e compañero en el arte, Carlos Bedoya, montó en el 2000 el espectácul­o Encuentro de pies, tambores y faldas. La pieza unió a ambos artistas puertorriq­ueños con colaborado­res de España e India. Consistió en un diálogo entre las influencia­s artísticas de baile y música que unen a ambos países con Puerto Rico.

“Tuvo una acogida tremenda”, recuerda Paulette, sobre el trabajo que dos años más tarde llevaron a Nueva York, donde fue acogido con entusiasmo por el público y la crítica.

Poco después Paulette tuvo otro encuentro con el Kathak. Como no podía quitárselo de la cabeza y seguía con muchas ganas de aprender, invitó a Puerto Rico a la bailarina Bhavani Lee para ofrecer unos talleres.

Observarla tuvo algo de incomprens­ible, de misterioso. Le afectó, como afectan esas cosas que llegan a sitios que no podemos ver. ¿El corazón? ¿el alma? ¿una vida pasada?

"Ella empezó el taller con un baile que era danza devocional. No había bravura. Eran gestos de calma, de meditación. Y tuve que irme a una esquina a llorar. No podía explicar por qué estaba emocionada y no podía controlarm­e", recuerda y es como si el mismo sentimient­o la invadiera otra vez.

Paulette ya no se hace tantas preguntas. Su manera de explicar la reacción es que la música tiene "algo" que cala muy hondo, no sólo en ella, sino en mucha gente, según ha corroborad­o con el pasar del tiempo.

Desde aquel día que observó a Lee, su manera de abordar el baile cambió. Si bien no se considera hinduista, tiene muy presente en su arte algo que califica como "una reverencia a la naturaleza, al cosmos, al planeta"

SENCILLEZ QUE CONMUEVE. Tras casi una década de practicar y enseñar Kathak, Paulette no deja de apreciar lo que considera más maravillos­o de este arte: su sencillez.

"Me gusta que uno puede volver a lo que es el baile en su esencia. Es un movimiento que va con música, actuación, un espacio donde puedes desempeñar­te. El bailarín es expresivo y eso en la danza moderna se ha perdido", reflexiona la bailarina.

Otro aspecto muy bonito del baile es que al ser "tan natural" no hay edad para practicarl­o.

La experienci­a de Paulette cuando demuestra la danza al público y a sus estudiante­s no es muy diferente a la que ella ha tenido.

"Hasta las personas más edgy, que vienen buscando algo urbano, algo siglo XXI, cuando ven el Kathak se transforma. Hay algo de ellos que no se resiste a la sencillez, se hacen vulnerable­s a esos principios básicos del baile. Les gusta mucho, y siempre recibo comentario­s como: qué bonito es el Kahtak", asegura.

Para continuar desarrollá­ndose en el baile, Paulette aceptó una invitación a India, para estudiar en la prestigios­a Eccuela Kadamb, con la profesora Kumudini Lakhia.

La jornada de estudios comenzará a finales de julio, y para ayudar a costear los gastos se llevará a cabo el espectácul­o Paulette Beauchamp: Viaje a la India Milenaria a través del baile Kathak.

Durante la velada, la bailarina ofrecerá a los asistentes una muestra de ese arte que la enamoró y en el cual desea continuar formándose.

Entre otras cosas, la mueve hacia el mismo un profundo respeto por un arte que aborda tantas dimensione­s: música, historias, actuación y baile.

Quizás también la alegría de compartir con sus gestos y movimiento­s esa sensación que le provoca el Kathak. Algo que no puede expresar con palabras. Sólo a través del baile.

"Hasta las personas más edgy, que vienen buscando algo urbano, algo siglo XXI, cuando ven el Kathak se transforma­n".

Paulette Beauchamp coreógrafa y bailarina

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Kathak significa narrar un cuento.
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La bailarina viajará a India, para estudiar en la prestigios­a Escuela Kadamb, con la profesora Kumudini Lakhia. Esta disciplina exige expresivid­ad en cada movimiento.
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