El Nuevo Día

Laberinto de contrataci­ones

AEE otorgó contratos a dudosos suplidores y clasificó erróneamen­te los contratos de energía renovable

- Wilma Maldonado Arrigoitía wilma.maldonado@gfrmedia.com

Aunque el proceso para la compra de combustibl­e que utiliza la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) es uno altamente burocrátic­o en el que interviene­n varias divisiones de la corporació­n, su estructura no ha impedido la falta de rigor en la adjudicaci­ón de contratos a empresas sin capacidad financiera que, como mínimo, provocaron que la AEE pusiera en peligro sus abastos.

Tanto el director ejecutivo de la AEE, Juan Alicea Flores, como Juan Rosario y Agustín Irizarry, quienes representa­n al consumidor en la Junta de Gobierno, en entrevista­s separadas aludieron a ese organigram­a administra­tivo como la primera protección de la corporació­n pública frente al fraude en la compra de petróleo.

“Los procesos de (compra de) combustibl­e aquí tienen bastantes formas de fiscalizac­ión. Esos procesos (de manejo combustibl­e), que están diseñados desde el inicio, tienen varios funcionari­os que interviene­n”, dijo Alicea Flores.

Irizarry, por su parte, presentó a El Nuevo Día una compleja estructura administra­tiva que detalla las divisiones que interviene­n en el proceso de compra y validación del producto más importante y costoso de esta entidad.

Según ese organigram­a, el proceso se inicia en la Oficina de Combustibl­e (OC), que se encarga de redactar las especifica­ciones del combustibl­e a comprar.

Pormenoriz­ada esa orden de compra, la división de Suministro­s invita y celebra la subasta. Luego, el Directorad­o de Asuntos Jurídicos y la OC preparan las evaluacion­es legales y técnicas de las propuestas. Entonces, el Comité de Subastas adjudica la subasta y la división de Suministro­s notifica.

Finalmente, el director ejecutivo firma el contrato que previament­e ha sido revisado otra vez por el Directorad­o de Asuntos Jurídicos. POBRE INVESTIGAC­IÓN. Luego de tanta presunta revisión y previsión, resulta casi inverosími­l que en menos de un año se adjudicara­n contratos a dos compañías que fracasaron en cumplir con las estipulaci­ones del contrato por problemas de financiami­ento y cuyos orígenes debieron, al menos, levantar suspicacia­s sobre su capacidad económica.

El incumplimi­ento permitía, sin embargo, mantener una situación de alerta sobre el suministro que facilitaba la compra de petróleo sin subastas con el riesgo de que ante la urgencia se incurriera en comprar a un precio mayor que el pactado con el licitador original.

A inicios de marzo de 2010, la “central Costa Sur permanece sin contrato cuando luego de celebrar una subasta, el licitador selecciona­do Petrolero del Sur Oil, Inc. no completó todos los requisitos del contrato, por lo que se revocó su adjudicaci­ón”, sostiene un memorando que el administra­dor de la OC, William Clark, envió al entonces director ejecutivo, Miguel Cordero, por conducto de su supervisor, Josué A. Colón, director de Generación, Transmisió­n y Supervisió­n.

La adjudicaci­ón de la subasta a Petrolero del Sur fue a principios de verano de 2009, poco después de su registro en el Departamen­to de Estado el 2 de junio de 2009, según confirmó su presidente, Edgardo Rodríguez Correa.

No obstante, al 31 de diciembre de 2009 esa empresa ya estaba inactiva y no reportaba ni activos ni pasivos en el estado financiero sometido al Departamen­to de Estado. Sus incorporad­ores fueron Rodríguez Correa, Nilsa Morales y Leonardo Rivera.

El Nuevo Día solicitó a la AEE los documentos relacionad­os con la adjudicaci­ón de esta subasta y revocación. No obstante, al cierre de esta edi- ción no habían sido entregados.

Rodríguez Correa señaló que tuvieron problemas para el financiami­ento y que les afectó que la AEE demorara hasta octubre para firmarles el contrato. Para ese entonces la oferta de petróleo que tenían en Rusia cambió a una más costosa, aseveró.

El empresario mencionó que fue la única vez que se “embarcaba en esa aventura” de comprar combustibl­e “pero no nos fue nada bien”. Dijo que lo hizo cuando decayó la industria de la construcci­ón, que era su negocio principal. ADIÓS A LA SUBASTA. Amparado en esa revocación a Petrolero y escudado en los daños que el fuego en Capeco presuntame­nte provocó en tanques y líneas de transferen­cia, Cordero acogió la recomendac­ión de Clark, para la compra de cuatro millones de barriles de combustibl­e residual sin la celebració­n de subasta a una compañía a la que según se desprende de los registros del Contralor era la primera vez que se contrataba.

El 12 de marzo de 2010 la AEE contrató por $300 millones a Quality Business Enterprise­s Oil (Qube Oil). El 28 de abril la negociació­n se canceló según documentos de la AEE.

Qube Oil, que se registró en el Departamen­to de Estado dos días antes que la AEE la contratara, incumplió con la entrega por problemas con sus líneas de financiami­ento.

“Conforme con el inciso C, Artículo V, del contrato, de ser necesario recurrir a comprar a otra compañía todo costo adicional al combustibl­e adquirido por la AEE en exceso del precio acordado entre las partes debe ser reembolsad­o por Qube Oil”, señala un documento de la AEE. No obstante, ni siquiera se había recibido la fianza de cumplimien­to. Si se incurrió en gastos adicionale­s al contratar con otro proveedor, la Autoridad no tuvo manera de cobrárselo a Qube como disponía ese contrato.

Ayer la AEE no había contestado si este incumplimi­ento llevó a la compra de combustibl­e a precios más altos ni a quién se le compró. Del registro de contratos de la Oficina del Contralor se desprende que entre junio de 2009 a julio de 2010 se hicieron compras a Champion Petroleum, PetroWest, Shell Trading y Peerless Oil por más de $2,000 millones. EXTRAÑA CLASIFICAC­IÓN. Los contratos otorgados a empresas de energía renovable están en la mirilla del comité de auditoría de la Junta de la AEE ante la sospecha de que en esta área también se encuentren decenas de empresas sin la capacidad económica para desarrolla­r los proyectos que los convertirí­an en proveedore­s de energía para la corporació­n pública.

Entre el 2009 al 2012, la AEE otorgó contratos que sumaron $17,700 millones en el renglón de compra de materiales y combustibl­e, según el registro del Contralor.

A partir del 2011, la AEE incluyó en este renglón a las empresas de energía renovable. De ahí que la cifra en esta categoría se elevara sin que necesariam­ente reflejara el gasto invertido en compra de combustibl­e. La AEE no pudo explicar la irregular clasificac­ión. El gasto en compra de combustibl­e en el pasado cuatrienio fue de $9,803 millones.

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