ELA soberano: justicia obliga
Como puertorriqueños debemos reconocer la gesta histórica de don Luis Muñoz Marín al asumir los retos del Puerto Rico de su época, con un énfasis justiciero y múltiples transformaciones en la vida colectiva puertorriqueña. Hoy nos corresponde emular esa osadía, pero partiendo de la realidad de que los tiempos han cambiado y los problemas sociales y económicos del presente no son los mismos de la década de los cuarenta.
Es esa evolución socioeconómica, tanto a nivel nacional como internacional, la que nos exige responsabilidad para construir nuevos caminos con el propósito de que nuestra Constitución responda a los mejores intereses del pueblo puertorriqueño.
En ese sentido, la soberanía política es la única alternativa para enfrentar nuestros retos económicos y manifestar un verdadero proyecto de país. Es nuestro deber ampliar los poderes del Estado Libre Asociado de Puerto Rico en un marco económico sostenible que nos permita competir en un mundo globalizado que demanda que nos situemos a la vanguardia del siglo XXI.
El ELA soberano nos permitirá alcanzar mayores poderes para entablar relaciones directas con los países del mundo partiendo del reconocimiento internacional, pero garantizando una asociación digna con Estados Unidos dentro de la soberanía del pueblo puertorriqueño. En una relación no territorial, no colonial, fuera de los poderes plenarios del Congreso de Estados Unidos. El mecanismo para lograrlo es convocar una Asamblea Constitucional de Estatus.
La corriente soberanista ha calado en la mentalidad de nuestros líderes y del pueblo popular, fortaleciéndose como una alternativa real para el desarrollo del ELA. En los pasados comicios electorales de noviembre de 2012, “el pitirre” o ELA soberano, obtuvo 454,768 votos sin una campaña agresiva, lo que demuestra que somos más y seguiremos siendo más en la medida que hagamos consciente al pueblo sobre la importancia de defender este estatus.
En esa campaña educativa que habremos de librar a través del País es indispensable retomar el discurso de líderes importantes de nuestra colectividad como Rafael “Churumba” Cordero quien decía que el ELA está obligado a crecer, José Aponte de la Torre, quien nos planteaba que el PPD debía hacer todas las gestiones para desarrollar el ELA, y William Miranda Marín, que
“La corriente soberanista ha calado en la mentalidad de nuestros líderes y del pueblo popular, fortaleciéndose como una alternativa real para el desarrollo del ELA”
aunque ya no están físicamente entre nosotros, nos dejaron un legado de transformación cimentado en la identidad puertorriqueña y en el mejor bienestar de nuestro pueblo.
En 1972 Muñoz Marín reconoció, a través de una carta que le cursó a Samuel Badillo, que llegaría el momento en que el Partido Popular tendría que evolucionar para convertirse en un partido que se ajuste a la realidad puertorriqueña, cuando señaló que “en algún momento del futuro creo que Puerto Rico va a demandar un partido de mayor avance, más radical en el sentido de que vaya más a la raíz de los problemas del país”. El momento ha llegado.
Es imperioso llevar el mensaje a cada hermano sobre la importancia del ELA soberano, atesorando la ciudadanía americana, pero valorando nuestra identidad puertorriqueña y ajustando dicha relación a nuestros tiempos.
Con este proceder, el pueblo puertorriqueño no tiene que diluirse ni desaparecer. En esa unión de voluntades defenderemos lo que, por mandato de Dios, es nuestro, para que no se le quite, ni se pierda, ni se deshonre: su tierra, su idioma, su cultura, el control de su propio destino y el derecho a seguir siendo una nación con estrechos vínculos y lazos a pactar con Estados Unidos.
Éstos son los valores que todo puertorriqueño defiende y protege. De modo que la soberanía para el ELA no sólo representa dignidad y justicia para los puertorriqueños, sino el mecanismo para honrar el principio muñocista de “justicia obliga” en vías de desarrollar un ELA que propicie la transformación social y económica que necesita Puerto Rico.