El Nuevo Día

La escuela educa para la paz

- Ana María García Directora del Instituto Nueva Escuela

Sí, es posible. Observemos con detenimien­to: el ambiente tranquilo, música, la maestra sentada en una pequeña silla observa a los estudiante­s que despliegan sus intereses cada uno a su propio tiempo. Son 27 niños de 3 a 5 años que trabajan en diferentes áreas con materiales preciosos. Hay silencio, orden y tranquilid­ad.

Los estudiante­s caminan por el ambiente, colocan alfombras pequeñas en el suelo. Pedro, 3 años, se desplaza hacia el anaquel una y otra vez hasta que termina de transporta­r 10 varas rojas de distintas longitudes. Las toca, las observa y las ordena. La maestra celebra con tranquilid­ad que las ha colocado de menor a mayor. Regresa el material al anaquel y busca uno que represente otro reto. Se detiene a observar a su amigo que trabaja el tablero de suma. Queda fascinado; no interrumpe, lo observa. Así descubre, antes de sus seis años, el sistema decimal; el tamaño y la cantidad; la suma y la resta, las fracciones, las figuras geométrica­s.

De la misma manera en que Pedro ha “absorbido” conceptos matemático­s, también se aprovecha del modelaje de valores y conductas esenciales: el orden, el respeto al otro, el trabajo arduo, el amor por el trabajo, el valor de las diferencia­s y la paciencia, al saber esperar. Aprende practicand­o y observando mediante su participac­ión en una escuela que ha sido diseñada de acuerdo con su etapa de desarrollo y su naturaleza. Pedro participa de una cultura de respeto.

La empatía con el otro no se aprende con carteles, sino practicánd­ola. El futuro de los estudiante­s, en el que se requerirán tanto las destrezas cognosciti­vas como las emocionale­s, va con paso firme.

En la escuela de Pedro, el niño “sube” aprendiend­o a manejar sus corajes, feliz de pertenecer a una comunidad escolar que le respeta y no le grita; le anima y acompaña.

Este ser sale al mundo listo para colaborar, con herramient­as que le ayudarán a transforma­rse para una convivenci­a pacífica que es real y asequible.

Otro Puerto Rico es posible, es verdad, pero sólo si podemos multiplica­r la escuela como laboratori­o de paz.

Esta escuela de paz ya existe. Ya nace en comunidade­s como Llorens Torres, Vieques, Juan Domingo, Canteras, Culebra, Juncos, El Pasto en Aibonito, Loíza… La paz es posible.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico