Un plato dice mucho
El color, tamaño y forma de éste influyen en cómo se aprecia la comida.
“El plateo final debe hablar de ti, de tu estilo”.
Yasiel Rodríguez chef y profesor
● Blanco ante todo. “Cuando vas a platear tú lo que quieres es resaltar la comida. Si tienes un fondo blanco vas a realzar sus colores”, comenta Rodríguez. De igual modo, toma en cuenta que platos con patrones restarán protagonismo a tu creación. Si usarás platos con colores recuerda que éstos deben ser colores que realcen la comida. Por ejemplo, un plato azul no realzará el color de un plato que tenga berenjenas.
● Toma en cuenta el
tamaño. Éste debe ser lo suficientemente grande para que los alimentos se vean en balance y no den la impresión de estar apiñados. La persona a probar la comida debe poder apreciar cada elemento en el plato (proteína, almidón, vegetal, guarnición y salsa). Por otro lado, un plato demasiado grande hará que las porciones de alimentos servidos luzcan muy pequeñas.
● El espacio
negativo. El área que dejes libre de comida es tan importante en la proyección de un plato como lo que está puesto en él. Recuerda que la comida se ubicará en el centro del plato y los alrededores deben estar bastante limpios (puede haber decoración pero nada que abrume). ● El punto focal. Piensa en cuál será el protagonista de tu plato. Ahí es donde quieres llevar el ojo. Puede ser lo más alto o voluminoso de tu plato pero debe ser accesible. La persona no debe pasar trabajo para poder comerlo.
● El juego de
acomodar. La composición de tu plato debe mostrar contrastes de colores y sabores. Rodríguez destaca que una regla tradicional al acomodar ingredientes es que, siguiendo las manecillas del reloj, ubiques el almidón mirando hacia donde está el 3; la proteína hacia el 6 y los vegetales hacia el 9.