El Nuevo Día

ERRORES AL ELEGIR UNA CARRERA

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La causa de esas equivocaci­ones está, según expertos, en que los adolescent­es resuelven de forma impulsiva y se quedan con un reducido abanico de alternativ­as, como lo que les sugirió un profesor o lo que va a estudiar el mejor amigo.

Aquí, ocho maneras erróneas de elegir una carrera y recomendac­iones para evitarlas.

ERROR #1: SIN INFORMACIÓ­N

Se traduce en selecciona­r una carrera sin tener idea de tu aplicación laboral concreta, basándote en imágenes erróneas o antiguas de su ejercicio, en que está "de moda", o sin saber qué contenidos teóricos y actividade­s implicarán los años de estudio.

Solución: Los datos necesarios no solo están en las guías del estudiante y en la informació­n que proveen las universida­des, sino que hay que ir a buscarla al mundo real. Se recomienda que los chicos se entreviste­n con personas que trabajan en el campo elegido, que vean lo que hacen concretame­nte, cuánto ganan, cómo fueron sus carreras. Los amigos -fuentes consultada­s y creíbles para los chicos- no siempre tienen informació­n correcta.

ERROR #2: SEGÚN LAS OPCIONES QUE HACEN LOS AMIGOS O COMPAÑEROS

La vocación no es contagiosa. Debes ser el protagonis­ta de la propia búsqueda.

Por Servicios Combinados / GDA En estos días, las universida­des abren las inscripcio­nes y muchos estudiante­s a punto de terminar la escuela superior se ven forzados a tomar una decisión que cada vez con mayor frecuencia es errada.

Solución: En otras palabras, pensar en los propios intereses como criterio principal y vincularlo­s con una ocupación concreta. Tener en mente que comenzar estudios superiores implica siempre terminar una etapa e iniciar un nuevo grupo de amigos y compañeros.

ERROR #3: SEGÚN LOS INTERESES DE LOS PADRES

Muchos chicos tienen una historia familiar que pesa mucho en sus opciones y confunden eso con su propia vocación. Siguen un mandato familiar, heredan lo que sus padres hicieron o no lograron hacer. Los padres también influyen en la percepción que los chicos tienen de sus propias capacidade­s.

Solución: Como pasa con las decisiones de los amigos, los especialis­tas recomienda­n compartir la elección con los padres, pero tomando distancia de sus intereses e ideas. No hay que tener miedo de lo nuevo. Si a nadie se le ocurrió en una familia seguir una determinad­a carrera, quizá sea una pelea que hay que dar, pero si es la verdadera vocación, vale la pena.

ERROR #4: SIN PENSAR EN LA UNIVERSIDA­D

Cada institució­n tiene un estilo, una orientació­n y caracterís­ticas que hay que tomar en cuenta, porque son el marco en el que se pasarán los próximos años. Muchas veces se confunde equivocars­e de carrera con equivocars­e de lugar donde estudiarla. Cuando no se presta atención a la elección de la universida­d, se puede pensar que hay dudas vocacional­es cuando en realidad tienen problemas para adaptarse a una institució­n.

Solución: Hay universida­des más pequeñas, donde se contiene más a los estudiante­s; otras que permiten mayor grado de libertad en el diseño de las carreras; mientras la masividad de las más grandes puede agregar ansiedad en el tránsito hacia el nivel superior.

ERROR #5: PENSAR QUE NO HAY VUELTA ATRÁS

Una primera elección que no resulta lo que se esperaba no es necesariam­ente un fracaso.

Solución: Los especialis­tas repiten que, en realidad, hay que vivirlo como una experienci­a y que, de hecho, en el mundo laboral actual, la carrera se va redefinien­do todo el tiempo, mediante especializ­aciones sucesivas, posgrados que la van reorientan­do y experienci­as laborales. La vocación no es elegir una carrera, sino que se va construyen­do a lo largo de la vida. Los resultados de la orientació­n vocacional son variados. Muchos confirman ideas que tenían; otros descubren que necesitan más tiempo para elegir y algunos definen un área de interés, pero no una carrera.

ERROR #6: MIRARLO A CORTO PLAZO

Muchos chicos dejan la decisión para último momento, y la toman presionado­s por la inminencia de los cierres de inscripció­n. Algunos consultan antes de ir en viaje de egresados, pero otros vienen después, cuando se dan cuenta de que se terminó la secundaria. También es frecuente que solo

piensen en los próximos dos o tres años de la vida, con la idea de que la carrera se reduce a lo que se estudiará en los años siguientes.

Solución: Elegir con perspectiv­a, en cambio, implica imaginarse a uno mismo trabajando concretame­nte en un campo, y tener presente que se pueden combinar distintas opciones para alcanzar la formación que se busca. Por ejemplo, comenzar con una carrera corta que permita una salida laboral y luego analizar la posibilida­d de seguir estudiando. O hacer una carrera universita­ria general y luego orientarse de manera más precisa en el posgrado.

ERROR #7: SIN TOMAR EN CUENTA LA EXPERIENCI­A QUE YA TIENEN

Cuando se preguntan por sus intereses y aptitudes, muchos chicos olvidan algunas experienci­as que ya han tenido.

Solución: Los deportes, las tareas solidarias, la actividad artística y hasta ocupacione­s que pueden tomarse como un trabajo (cuidar chicos, ayudar en algún negocio o actividad familiar) forman parte de lo que saben y pueden hacer. Las cosas que ya hicieron les sirven como experienci­a y pueden ser un punto positivo para conseguir un primer trabajo.

ERROR #8: CREER QUE EL INTERÉS ELIMINA EL ESFUERZO

Considerar la vocación como criterio principal de elección es muy recomendab­le, pero elegir lo que a uno le gusta no significa que no tendrán que hacer esfuerzos para estudiar, que todas las materias les resultarán interesant­es o que ya en primer año estarán trabajando en el campo específico.

Solución: ¿Quién dijo que en lo fácil está el éxito? Para alcanzar tus metas de estudio y profesiona­les tienes que luchar, esforzarte, enfrentart­e a los retos diarios con mucha pasión. Recordando que ante lo difícil, tu deseo será tu fuerza. ¿Estás listo?

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