El Nuevo Día

Proceso regido por la Constituci­ón y la política

Cual juego de ajedrez, la nominación y confirmaci­ón de jueces es un proceso donde interviene­n distintos intereses

- Keila López Alicea keila.lopez@elnuevodia.com Twitter: @keilalyz

La Constituci­ón del Estado Libre Asociado establece que el proceso de nominación y confirmaci­ón de jueces es uno que está en manos del gobernador y del Senado pero, en la práctica, son diversos los intereses que se combinan para lograr que una persona llegue a presidir un estrado.

En Puerto Rico existen varias leyes que rigen el proceso de nombramien­to de jueces, entre ellas la Ley 91 del Sistema de Evaluación de Jueces y Candidatos a Jueces de 1991, y la Ley de la Judicatura de 2003. En ellas se establecen los requisitos que deben cumplir, tanto los aspirantes a convertirs­e en jueces por primera vez, como los togados que solicitan una renominaci­ón, explicó la presidenta del Colegio de Abogados, Ana Irma Rivera Lassén.

Buena reputación moral, conoci- miento y capacidad jurídica, integridad, temperamen­to judicial, responsabi­lidad y un mínimo de experienci­a en el ejercicio de la abogacía son algunos de los criterios que se establecen en la Ley de la Judicatura como requisitos básicos para ser considerad­o al cargo.

“En términos generales, son las cualificac­iones principale­s, que podrían sonar como abstractas, así que eso se tiene que ver sobre la marcha. Para eso se hacen entrevista­s, (se observa) cómo se desempeña ante la persona que lo está evaluando, cómo contesta preguntas, porque es importante lo que se ve en concreto cuando empiezan a conversar”, señaló Rivera Lassén.

Durante décadas, la Rama Judicial puertorriq­ueña logró mantener un alto grado de confianza de parte de la ciudadanía, en parte por la inexistenc­ia de acusacione­s de corrupción o actos indebidos de parte de sus miembros. No obstante, las autoridade­s fe- derales arrestaron en mayo pasado al exjuez Manuel Acevedo por cargos de soborno y corrupción.

La semana pasada salieron a relucir señalamien­tos por presuntas irregulari­dades contra más de un centenar de jueces, lo cual ha provocado que la Oficina de Administra­ción de Tribunales iniciara investigac­iones en su contra. Y el viernes, la jueza presidenta del Tribunal Supremo, Liana Fiol Matta, relevó de sus funciones a dos juezas del Tribunal de Caguas luego que fueran señaladas como el presunto objetivo de investigac­iones de autoridade­s federales.

PROCESO BIEN DELINEADO. La sección 8 del Artículo V de la Constituci­ón establece que “los jueces serán nombrados por el gobernador con el consejo y consentimi­ento del Senado”. Para asistir en esta tarea se han creado una serie de organismos que se encargan de evaluar e investigar a los candidatos previo a que sus nombres

lleguen a manos del primer ejecutivo para su considerac­ión y una vez son nominados pasan al Senado, explicó el expresiden­te del Colegio de Abogados, Osvaldo Toledo.

“El proceso normal es que un aspirante radica una solicitud y esta pasa a la Oficina (de Nombramien­tos Judiciales) en Fortaleza, donde tienen una unidad de investigac­ión que evalúa todas las calificaci­ones de la persona. Si pasa ese cedazo y el gobernador lo recomienda, va al Senado, donde hay otra oficina que se encarga de evaluar el carácter y todas las caracterís­ticas que debe tener la persona para ser nominada”, indicó Toledo.

Previo al 2010, el Colegio de Abogados era parte del proceso de evaluación de los aspirantes a jueces a través de su Comisión Evaluadora de Nombramien­tos Judiciales, pero quedó fuera mediante la legislació­n que también derogó la colegiació­n compulsori­a de estos profesiona­les, recordó la presidenta del Colegio.

Como parte de esta evaluación, también se realizan entrevista­s a conocidos del aspirante, así como a juristas reconocido­s, decanos de las Escuelas de Derecho o profesores que puedan hablar sobre la capacidad de la persona para ocupar el puesto en la judicatura, según se establece en varias legislacio­nes.

Asimismo, la Oficina Técnica de Nombramien­tos del Senado se encarga de hacer una investigac­ión de las caracterís­ticas personales del nominado, su historial profesiona­l y hasta de sus finanzas, destacó el presidente de la Comisión de lo Jurídico del Senado, Miguel Pereira.

CLAVES LAS RECOMENDAC­IONES. Pero, en la práctica, las credencial­es profesiona­les de un abogado podrían no pesar tanto como sus relaciones con personas afines al gobierno de turno, destacó el abogado Eduardo

Villanueva . “Ocurre que algunos de esos candidatos tienen amigos o amigas en el Senado, en la Cámara, en alguna agencia, algún ayudante importante o recaudador valioso del partido en el poder y esa persona hace llamadas a La Fortaleza y le recomienda a ese candidato”, comentó Villanueva.

“Es muy difícil que un candidato radique meramente por sus méritos y su historial académico y profesiona­l. Si no tiene esa ayuda secundaria política, es muy difícil que se mueva esa solicitud. Eso se queda en el fondo de un archivo”, añadió el letrado, quien también presidió el Colegio de Abogados.

La intromisió­n de la política partidista en la carrera judicial se hace más patente durante cada año de elecciones, cuando las vacantes en los tribunales se llenan con funcionari­os que ocuparon puestos claves en la administra­ción de turno o de políticos que no irán a la reelección, resaltó Toledo.

Estos nombramien­tos constantem­ente levantan cuestionam­ientos, particular­mente cuando son individuos que cumplen con el requisito mínimo de años como abogados, pero no cuentan con experienci­a como litigantes, sostuvo Villanueva.

“En el país todo el mundo tiene alguna cuestión política, lo importante es que entiendan que cuando se sientan en una silla de la judicatura, eso lo tienen que echar a un lado”, señaló, por su parte, Rivera Lassén.

Los recientes señalamien­tos de irregulari­dades contra jueces no tan solo han representa­do un golpe a la clase judicial, sino que podrían minar los derechos constituci­onales de los ciudadanos, sostuvo Villanueva. Esto debido a que los jueces podrían sentirse intimidado­s de fallar en contra del Ministerio Público en algunos casos, particular­mente aquellos que atraen la atención pública, a riesgo de ser acusados de estar confabulad­os con los abogados de defensa, añadió.

“Lo que esto representa, lo que estamos viendo, es una lesión fundamenta­l a la independen­cia judicial”, aseguró Villanueva.

“Hay ocasiones en que el tiempo que se asigna para la evaluación (de jueces) es insuficien­te”

MIGUEL PEREIRA

Senador “Hemos visto casos de personas excelentem­ente cualificad­as que no son renominada­s porque los nombró el gobierno anterior”

OSVALDO TOLEDO

Abogado “Durante muchos años, el Colegio hizo un buen trabajo con su comisión en la evaluación de jueces”

ANA IRMA RIVERA LASSÉN

Presidenta del Colegio de Abogados

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