El poder de los baby boomers
Q Si usted agarró una copia de esta edición de la revista Negocios, prepárese para recibir una fuerte dosis de inspiración.
Es cierto, Puerto Rico sigue arropado por una nube de noticias adversas, incluyendo la crisis fiscal, la delicada situación de la Autoridad de Energía Eléctrica o la controvertible pugna entre Doral y el Gobierno de Puerto Rico, por mencionar algunas.
Pero no podemos perder de perspectiva que en la Isla, pese a los retos, hay movidas que, contra viento y marea, se están dando y que abonan a la construcción de un mejor Puerto Rico.
En esta edición, nuestro equipo de periodistas reporta sobre la creciente tendencia de los baby boombers, quienes tras años de exitosas carreras en el sector privado o incluso en el servicio público, ahora abrazan el riesgo de convertirse en empresarios.
La tendencia es una que crece como la espuma a nivel global, y Puerto Rico no es la excepción. Publicistas, vendedores, optómetras y hasta jueces, tras toda una vida profesional de servicio a sus respectivos patronos, están combinando su peritaje con su pasión y tornándolas en una nueva aventura de emprendimiento. Estos boomers, quienes relatan su salto al empresarismo en las páginas a continuación, están creando negocios que no solo aseguran su sustento actual y futuro, sino que generan empleos en una economía que los necesita y los pide a gritos.
Lejos de irse a la Florida o a Texas, los boomers entrevistados han optado por quedarse en su tierra y crear nuevas oportunidades. Esta saludable movida no puede pasar desapercibida.
Expertos entrevistados aseguran que en Puerto Rico todavía no hay una política pública fuerte a favor del boomer empresarial, e incluso de las personas mayores de 45 años que están considerando iniciar su propio negocio.
Considerando la realidad demográfica de Puerto Rico, atada al hecho de que cada vez son más los jóvenes que se van de la Isla, y combinado con los lamentables cierres y reducciones de empresas y multinacionales en la Isla, la creación de una política pública que propicie el desarrollo empresarial de esta generación debería ser un tema prioritario para el País. La pericia que ha adquirido esa generación, su pasión por lo que hacen y sus ganas de seguir trabajando, dándole la espalda al anhelado retiro, es una poderosa herramienta de desarrollo económico que Puerto Rico no se puede dar el lujo de subestimar.