Espacio de moda en la onda vintage
Velma González se estrenó como empresaria luego de retirarse de los tribunales del país
“Siempre admiré a mi padre porque él era de los que se pasaba inventando negocios y lo veía como algo que a mí también me hubiese gustado hacer”
VELMA GONZÁLEZ
propietaria The Vintage Corner
Subir por la Calle Cruz en el Viejo San Juan, poco después de pasar el cruce de la Calle Luna y toparse con la tienda The Vintage Corner, es una experiencia que te lleva a transportarte al misticismo de tiempos pasados.
Se trata de un pequeño espacio cuyo interior está pintado de rosa intenso y donde predomina la decoración de espejos, chandeliers y sobresale en una de sus paredes la foto de la famosa actriz Audrey Hepburn, quien se ha convertido en la musa del lugar; dicho por la propietaria de la tienda Velma González.
Una melodía francesa retro de los 50 te recibe para invitarte a pasar y re- correr el mar de vestidos, blusas, sombreros, zapatos, carteras y toneladas de accesorios vintage que abarrotan el lugar.
“Cuando la gente llega aquí me dicen que se sienten en otro lugar que no es Puerto Rico. Me comparan con las tiendas vintage que hay en el Village en Nueva York o en San Francisco”, dice orgullosa de su trabajo la propietaria.
Sin conocer la historia que llevó a la creación del icónico lugar, nadie diría que González optó por cambiar el circunspecto mundo laboral de la judicatura, en el que se desempeñó por 28 años como jueza del Tribunal Superior, para dedicarse a una de las cosas que más le apasionaba: La moda y la elegancia de antaño.
Luego de haberse retirado de los tribunales y tras haber disfrutado sólo cuatro años de su nueva vida de jubilada, González decidió nuevamente retomar el ámbito del trabajo para “entretenerse” vendiendo ropa vintage.
“Yo siempre he sido inusual, hasta cuando estaba en la judicatura lo fui”, aseguró González haciendo alarde de su chispeante personalidad.
“Para mí ha sido una experiencia sumamente satisfactoria. Siento que estoy haciendo algo que me gusta mucho. Siempre admiré a mi padre porque él era de los que se pasaba inventando negocios y lo veía como algo que a mí también me hubiese gustado hacer”, expresó la ex jueza al justificar su nueva faceta profesional.
La ahora empresaria recordó que supo que vender artículos vintage le era llamativo durante el proceso de organización de su retiro cuando decidió vender la casa que habitaba en Guaynabo, para adquirir un lugar más pequeño que se ajustara a sus nuevas necesidades. Acorde con esa decisión le tocó deshacerse de muchos artículos que no le cabían en el nuevo lugar, así que decidió hacer una venta de garaje (“garage sale”). A raíz de esa experiencia se dio cuenta de la oportunidad de mercado que podría representar la venta de artículos reusados.
González indicó que comenzó el negocio vendiendo sus cosas, las de una amiga y una prima en un local previo con otra persona para compartir gastos, en la calle San José del Viejo San Juan, De ahí, surgió la oportunidad de tener su propia tienda y hace tan solo seis meses que se mudó a la calle Cruz.
“Siento que con la creación de esta tienda me estoy reinventando y viviendo un sueño. Mi tienda se ha convertido en un lugar de encuentro en el Viejo San Juan de las mismas personas que viven, estudian y trabajan aquí. Esta interacción con el público es una de las cosas que más me gustan de este trabajo”, aseguró.
González explicó que la inversión para montar su tienda fue mínima. La mayoría de los muebles que la habitan son reusados de otros tiendas que han cerrado en la vieja ciudad o que le han regalado. Mientras que la mercancía que exhibe es toda a consignación.
“Ahora mismo tengo más de 50 suplidores que me dejan mercancía para que yo se las venda. Tengo de todo, desde piezas hechas a la medida que solo se pusieron una vez hasta vestidos de diseñadores como Nono Maldonado, Sonia Santiago y David Antonio. También tengo cosas de marcas más comerciales como BCBG, Yves Sanit Laurent y Dior”, detalló.
Como funciona su venta a consignación es que las personas dejan la mercancía y al final de mes reciben el 40% del precio de venta de las piezas que dejaron. Según la propietaria de The Vintage Corner hay personas que han recibido hasta $300 en ganancias por sus artículos.
Aseguró que el concepto llama mucho la atención tanto de clientes locales como de turistas. “Muchas clientas llegan por curiosidad y otras vienen buscando atuendos ya sea para ir a una boda o a una actividad formal, que saben que no volverán a usar y para el cual no quieren gastar mucho dinero”, indicó. Y añadió que, “también he tenido clientes fotógrafos o personas que trabajan en teatro y cine, que llegan buscando indumentaria de época para un proyecto específico”.
La ex jueza confesó que por ahora se trata de un negocio que le da para cubrir los gastos operacionales y para ocuparse en una actividad que le llena de mucha satisfacción.
Sin embargo, comentó que a largo plazo espera se convierta en una negocio rentable y que le permita devengar un dinero adicional para complementar sus ingresos y realizar otras actividades que le gustan como viajar.