Egipto se agrega a la gran coalición
Estados Unidos logra la cooperación de un socio difícil aunque tiene problemas de derechos humanos en su territorio
Q EL CAIRO - Egipto se sumó ayer a la coalición internacional que Estados Unidos trata de ensamblar frente al Estado Islámico, pero recordó a Washington que los otros grupos terroristas que operan en la región com- parten vínculos ideológicos y operacionales con dicho frente yihadista. El ministro egipcio de Asuntos Exteriores, Sameh Shukri, aseguró en una rueda de prensa junto al secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, que “la relación entre los grupos terroristas es ideológica, pero también puede existir sobre el terreno”. En ese sentido, alertó de que la amenaza de los yihadistas es trasnacional, por lo que urge una respuesta global a este desafío más allá de Irak y Siria, donde el Estado Islámico se ha hecho con amplias extensiones de territorio.
Desde el golpe militar que derrocó al islamista Mohamed Mursi en 2013, Egipto sufre una oleada de atentados terroristas reivindicados por oscuros grupos yihadistas como Ansar Beit al Maqdis o Agnad Mas", que han convertido la península del Sinaí en su fortín y amenazan con expandirse ahora junto a la frontera con Libia.
El pasado jueves Estados Unidos y diez países árabes acordaron en la ciudad saudí de Yeda un pacto global para enfrentarse al terrorismo, especialmente al Estado Islámico en Irak y Siria, diseñado según un plan propuesto por Washington.
La estrategia de Estados Unidos, anunciada el miércoles por el presidente Barack Obama, se basa en ataques aéreos contra las posiciones de los yihadistas y en apoyar a las fuerzas iraquíes y a la oposición moderada siria, sin que haya una intervención terrestre extranjera.
“La única manera de hacer frente al Estado Islámico es una coalición internacional que pueda apoyar al Gobierno iraquí en sus esfuerzos y proporcionar ayuda militar, ya que esto (su derrota) no se conseguirá únicamente con las actuales operaciones militares”, consideró Kerry.
En su visita a El Cairo, el jefe de la diplomacia de Estados Unidos fue recibido por el presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, y por el secretario general de la Liga rabe, quienes, según dijo el estadounidense en su comparecencia, le “garantizaron totalmente” su apoyo a la coalición internacional.
Sin embargo, la agenda de Kerry contenía otros asuntos más espinosos, como el complejo estado de las relaciones bilaterales con uno de los socios más estrechos que ha tenido Washington en Oriente Medio en los últimos 40 años.
La tibia reacción estadounidense al desalojo forzado de Mursi y a la llegada al poder de Al Sisi -que incluyó la congelación del envío de armamento a Egipto- enervó a las nuevas autoridades promilitares, que observan con recelo a Obama.
Kerry aseguró haber mantenido hoy con Al Sisi una conversación “franca” al respecto de los derechos humanos, sobre los que mostró la “preocupación” de Estados Unidos. En particular, el secretario de Estado inquirió a las autoridades egipcias acerca de la ley que regula las protestas y que ha llevado a buena parte de los más conocidos activistas juveniles del país a la cárcel en los últimos meses.
La normativa, aprobada a finales del pasado año, restringe toda protesta no autorizada previamente por el Ministerio del Interior e impone duras penas de cárcel para quienes la infringen. “Egipto deberá celebrar unas elecciones parlamentarias y seguir trabajando por los derechos humanos”, insistió Kerry.
Mientras tanto, el primer ministro de Irak anunció ayer que ordenó al ejército que cese los cañoneos a zonas civiles bajo control de extremistas islámicos, para no cobrar vidas de “víctimas inocentes”, en momentos en que las fuerzas armadas tratan de recuperar ciudades y pueblos capturados por Estado Islámico. “Emití esa orden hace dos días porque no quiero ver más víctimas inocentes en lugares controlados por Daesh”, dijo el primer ministro Haider al-Abadi, refiriéndose a Estado Islámico por su acrónimo árabe.
Acusó a los extremistas de usar a civiles como escudos humanos para impedir el avance de las fuerzas iraquíes de seguridad, pero prometió continuar operaciones militares contra el grupo.