Padre del helicóptero
Un inmigrante ruso fue el creador del primer helicóptero práctico del mundo
Desde tiempos inmemoriales, al ver a las aves elevarse hacia el cielo, los seres humanos han querido hacer lo mismo mediante el diseño de artificios inspirados en la naturaleza.
Entre esos primeros intentos están los ornitópteros, mecanismos que debían elevarse y sostenerse en el aire batiendo las alas cual pájaros, y los planeadores, que vuelan sin motor.
En pleno Renacimiento, el artista italiano Leonardo Da Vinci, quien diseñó ambos, también se inspiró en las semillas de arce, que vuelan mediante rotación, para diseñar el tornillo aéreo. Este, concebido con el propósito de que pudiera elevarse y descender verticalmente, inspiró siglos después la invención del helicóptero.
De hecho, la palabra fue acuñada por primera vez en 1863 por el francés Gustave Ponton d’Amécourt, quien la hizo al unir los vocablos griegos “helico”, de espiral, y “ptero”, de alas. D’Amécourt construyó, junto a Gabriel de La Landelle, un pequeño prototipo de helicóptero de vapor. Se cree que este trabajo impresionó tanto al escritor francés Julio Verne, que en 1886 publicó la novela titulada “Robur el Conquistador”, en la que se vuela en un helicóptero gigante.
Tanto Da Vinci como Verne inspiraron al ruso Igor Sikorsky, quien tenía 14 años cuando los hermanos estadounidenses Wilbur y Orville Wright realizaron el primer vuelo en avión, evento que lo llevó a decidir dedicarse a la aviación.
Como estudiante de la Facultad de Ingeniería Mecánica del Instituto Politécnico de Kiev, comenzó a crear. “Mis primeras dos máquinas fueron construidas en 1909 y 1910, y fueron helicópteros. El primero se negó a dejar el suelo mientras que el segundo podía elevarse, pero se negó a levantarme a mí”, relató el propio ingeniero, citado por el Archivo Histórico de Igor I. Sikorsky.
Tras sus intentos fallidos, optó por dedicarse al diseño y construcción de aviones, logrando hacer el primero de cuatro motores en 1913.
El estallido de la Revolución Rusa de 1917 -que acabó luego con el régimen de los zares- obligó a Sikorsky a huir rumbo a Estados Unidos dos años más tarde. Allá impartió clases de ciencias y matemáticas a inmigrantes rusos hasta que fundó su propia empresa de aviación en una granja en Long Island, Nueva York, en 1923.
Mientras, en Europa se seguía intentando desarrollar un helicóptero hasta que en 1937 fue creado el primero con completa controlabilidad: el alemán FA-61, de acuerdo con el libro “Aerospace: The Journey of Flight”, de la Patrulla Civil Aérea.
En Stratford, Connecticut, voló por primera vez el VS-300, que pasó a la historia como el primer helicóptero práctico del mundo. El propio Sikorsky, su creador, pilotó la nave aquel 14 de septiembre de 1929. “Llamarle ‘primer vuelo’ es un poco de un ambi- cioso, ya que la nave estuvo de tres a cinco pies sobre la tierra, probablemente por algunos segundos... eso fue todo”, llegó a expresar con modestia el inventor ruso.
La nave, de 28 pies de diámetro y 75 caballos de fuerza, no solo rompió un récord dos años después al mantenerse una hora y 32 minutos en el aire, también sirvió de base para la creación del R-4, el primer helicóptero militar en el mundo, que fue utilizado por Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, y para la producción masiva de este medio de transporte.
Sikorsky trabajó en su empresa hasta el día antes de su muerte a los 83 años. En su última carta, que data de 1972, respondiendo a la noticia de que una de sus creaciones sirvió para realizar rescates en Brasil, expresó: “Yo siempre creí que el helicóptero sería un vehículo excepcional para una gran variedad de misiones para salvar vidas y hoy, cerca del final de mi vida, tengo la satisfacción de saber que esto resultó ser cierto”.