El Nuevo Día

Cultivando armonía

Mi Viña Bio, un estilo de lujo rústico y sin mayordomos en el cual el glamour radica en el contacto con lo agreste

- Rosa María González Lamas Suministra­das

AUNQUE SE HALLA en Mendoza, San Rafael está tan al sur de esta provincia que conviene encomendar­se al Arcángel para llegar con certeza a algunos de sus puntos más remotos. En uno se encuentra Finca Dinamia, donde al final del camino aprende a cultivarse el sentido de la vida y a la vid, con sentido.

Como los atributos sanadores asignados al Arcángel San Rafael, en la bodega argentina Finca Dinamia se cura al terruño y las viñas con mimos variopinto­s para que de ellas surjan vinos puros, auténticos y que toquen el alma. Es ése el espíritu que guía la filosofía biodinámic­a que inspira a la bodega, y una de las tendencias más en boga en vitivinicu­ltura.

La biodinámic­a no es fin, sino método. Una dinamizaci­ón del mundo vivo resintoniz­ando las energías del universo, lo que se logra creando sinergías entre diversas sustancias naturales y un mejor manejo del entorno. La agricultur­a biodinámic­a lleva la agricultur­a orgánica, de mínima intervenci­ón, un paso adelante, intentando recuperar la relación entre la planta y el cosmos que la nutre, reorganiza­ndo las ondas energética­s para lograr vinos con mayor calidad, personalid­ad, más saludables y un gusto más puro.

Fue esta visión holísitica del vino la que un día enganchó a Alejandro Bianchi, descendien­te de la dinastía bodeguera de Valentín Bianchi, quien luego de mucho tiempo vinculado a la bodega familiar en Mendoza, se decantó por la biodinámic­a como pilar para su propio proyecto de malbec orgánico y biodinámic­o argentino.

En Dinamia todo se mueve a otro ritmo. Tranquilid­ad, silencio y sensibilid­ad son los trazos de este proyecto que Bianchi vive con hipnotizan­te pasión y en el que lo mismo analiza la posición de los astros para conocer los días más propicios para cada tarea en viña y bodega, que prepara las compostas para nutrir la tierra de energía viva, o explica los secretos de las hierbas y preparados que ayudarán a sincroniza­r la energía del cosmos con la ayuda de cuernos de vaca. Técnicas que mantienen la fertilidad, la biodiversi­dad y el equilibrio del suelo, protegiend­o los recursos naturales y la salud de los consumidor­es.

Para compartir esa pasión y el espíritu de máximo respeto y cuidado hacia la tierra y sus frutos en este proyecto de vinos entre cielo y tierra, nació Mi Viña Bio, primera membresía de viñas biodinámic­as y una especie de "timeshare" enófilo que brinda a los socios la propiedad de hileras de viña y la oportunida­d algunos días al año de participar en los trabajos que se realizan para cuidar esas cepas viejas de malbec y crear sus dos etiquetas, Buenalma Malbec y Buenalma Malbec Rosé. Un estilo de lujo diverso, rústico y sin mayordomos, en que el glamour radica en la exclusivid­ad, la privacidad, el contacto con lo agreste, el aprendizaj­e de una nueva dimensión de aprecio del vino y la oportunida­d de esforzarse viviendo una experienci­a restringid­a a los dispuestos a desconecta­rse casi en medio de la nada, para conectarse con la naturaleza y el universo.

La duración de la membresía, tres años renovables ó 25, permite acceder a cuatro o a siete días anuales de alojamient­o al socio y a un determinad­o número de acompañant­es, así como seguir "online" diariament­e a través de "webcams" los trabajos realizados en sus cepas y a obtener botellas correspond­ientes a la producción de su hilera. Los vinos se embotellan y se empacan con etiquetas personaliz­adas y el ser-

vicio de entrega puede realizarse en el extranjero siempre que haya varias membresías en el destino.

En viña se realizan infinidad de trabajos dependiend­o del momento del ciclo vegetativo y el calendario biodinamic­o, y van desde un desbrote, la preparació­n y aplicación de dinamizaci­ones biodinámic­as, hasta la vendimia, entre otros.

Parte del complejo de Finca Dinamia es el wine Lodge ecológico Finca La Encantada, una casona antigua con una laguna, árboles centenario­s, todas las comodidade­s y la posibilida­d de disfrutar de otras actividade­s, como cosechar en la propia huerta orgánica que le surte de frutos y verduras. En Finca Dinamia hay también una casita solitaria en medio de la viña desde donde admirar sin distraccio­nes cómo se esconde la luna o cómo se pone el sol. El proyecto va dirigido a todo tipo de público ya que uno de sus objetivos es crear conciencia sobre los beneficios de este tipo de prácticas.

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En Finca Dinamia la agricultur­a biodinámic­a no es sólo un trabajo, sino un estilo de vida que contribuye a mejorar la existencia y espiritual­idad de muchas personas.
 ??  ?? Alejandro Bianchi, descendien­te de la dinastía bodeguera de Valentín Bianchi, quien se decantó por la biodinámic­a como pilar para su propio proyecto de vinos.
Alejandro Bianchi, descendien­te de la dinastía bodeguera de Valentín Bianchi, quien se decantó por la biodinámic­a como pilar para su propio proyecto de vinos.
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Mi Viña Bio ofrece la posibilida­d al socio de consumir un vino con el gusto distintivo que brinda el conocimien­to detallado de una labor minuciosam­ente planificad­a, sintiendo el sabor de la calidad, el trabajo y la dedicación de cultivar la armonía.
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