TELARAÑAS
Aunque otros digan lo contrario, existe un universo de belleza y estética en el habla cotidiana de los puertorriqueños y de todos los hablantes del mundo. Explorar el cómo hablamos es tan interesante como estudiar cómo hablábamos, y mil veces más atractivo que detenerse a leer cuál es el “uso correcto de la lengua”, o qué demontres es el “buen español”. Pinker nos dice que el lenguaje está tan íntimamente entrelazado con la experiencia humana que es casi imposible imaginar la vida sin él. Todos de acuerdo hasta aquí. Ahora es que viene lo controversia (para usted quizás, no para mí). Independientemente de que usted tenga un doctorado, o solo haya llegado al tercer grado, el doctor y el iletrado poseen, ambos, una habilidad extraordinariamente compleja y ultra mega especializada. No hay esfuerzo de por medio, pues se desarrolla de forma espontánea, lo mismo en ricos que en pobres, en blancos que en negros, así como en mujeres y hombres. Empezamos (todos los niños del mundo) a hablar SIN INSTRUCCIÓN FORMAL (a menos que el niño tenga algún impedimento). Pinker, un psicólogo cognitivo que ha escrito muchísimo sobre la lengua, nos dice que la lengua es un instinto que poseemos, tal y como la araña posee el instinto de tejer su tela. ¿Quién le enseñó a la araña? ¿Mamá araña? No, mucho antes de que tuviese esa oportunidad, los arácnidos bebés ya habían sido emancipados. Pero el tema es más complejo... esto sigue.