El Nuevo Día

EVALUACIÓN Y MANEJO DE LAS LESIONES DEL MANGUITO ROTADOR

- Por William Micheo, MD Especial para Suplemento­s

Las lesiones de hombro son muy comunes en los deportes, sobre todo el béisbol y el tenis, donde se lleva a cabo actividad repetitiva.

Entre las estructura­s más afectadas en el hombro se encuentran el manguito rotador, compuesto por cuatro músculos que incluyen el supraespin­oso, infraespin­oso, teres menor y subescapul­ar, y su tendón que se inserta en el aspecto superior del hueso del brazo conocido como el húmero. Estas estructura­s, que elevan y rotan el brazo, están sujetas en la actividad deportiva a fuerzas repetitiva­s de compresión, aceleració­n y deceleraci­ón que resultan en sobrecarga y daño a los tejidos. Los factores de riesgo para lesiones del manguito rotador incluyen: alto volumen de actividad, pobre flexibilid­ad en la parte posterior del hombro, debilidad de los músculos del brazo, tronco y piernas, y pobre técnica deportiva.

La evaluación clínica debe incluir un historial deportivo completo y un examen físico detallado. En casos de síntomas persistent­es o severos, se deben considerar exámenes adicionale­s.

El manejo de estas lesiones es, en su mayoría, conservado­r, sin la necesidad de cirugía. En la fase aguda, el tratamient­o incluye: reducción de actividad para proteger las estructura­s afectadas, medicament­os antiinflam­atorios y uso de modalidade­s de tratamient­o como hielo y estimulaci­ón eléctrica, seguido del uso de calor, ejercicios de movilidad, flexibilid­ad y fortalecim­iento en la fase de recuperaci­ón del paciente. En la fase funcional del manejo, el atleta debe estar libre de dolor, tener movimiento completo y fuerza normal para que se le permita participar en un programa deportivo supervisad­o. En pacientes que no respondan a un programa de rehabilita­ción y demuestren tejidos normales o daño estructura­l parcial en pruebas de sonografía o resonancia magnética, se pueden considerar inyeccione­s de cortisona o técnicas especializ­adas de medicina regenerati­va. Una vez completado el tratamient­o, el atleta debe llevar a cabo un programa de prevención de recurrenci­a de lesión. En caso de fallo de tratamient­o, síntomas recurrente­s o severos, el atleta debe ser evaluado por un cirujano ortopeda para considerar cirugía.

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