“Ese hijo suyo no tiene precio”
Invitan a utilizar de forma correcta el asiento protector para menores en los vehículos de motor
Tres de cada cinco asientos protectores están mal instalados, lo que provoca que más de mil menores resulten heridos anualmente en situaciones que pueden evitarse.
“Ese hijo suyo no tiene precio. Su vida vale más que cualquier multa”, recalcó ayer Jethzabelle Ramos, oficial educativo del Programa de Seguridad Vial de la Administración de Compensaciones por Accidentes de Automóviles (ACAA).
Junto a inspectores del Cuerpo de Bomberos del municipio de Carolina, personal de la ACAA llevó a cabo ayer una actividad de inspección y orientación sobre la colocación correcta del asiento protector (“car seat”) frente al Museo del Niño, en Carolina.
Fátima Castillo, de Carolina, fue una de las que aprovechó la ocasión para verificar que el asiento protector de su hija Mía Camille, de un año, estuviera ajustado adecuadamente al auto.
“Me preocupa porque el asiento protector no está bien sujeto. Lo colocó mi pareja, pero fue bien difícil, bueno, yo crucé todos los cinturones de atrás para que estuviera bien amarrado”, comentó Castillo, quien al cabo de varios minutos después de que los inspectores le arreglaran el asiento de su hija salió aliviada.
Edgardo García, padre de un infante de 14 meses, también llevó su vehículo para la revisión de los inspectores del Cuerpo de Bomberos.
Según comentó el sargento Ricardo Carambot, quien se desempeña como técnico de asiento protector desde el año 2001, el error más frecuente en los asientos protectores es que se colocan con las correas torcidas, lo que evita que se pueda halar el cinturón.
Además, Carambot señaló que en muchas ocasiones el asiento protector está vencido, factor que, según dijo, siempre se toma en cuenta cuando ocurren accidentes automovilísticos para verificar que el o los menores en el automóvil vayan bien protegidos.
“También hay vehículos con herramientas en el piso frente al asiento protector o en el baúl que podrían convertirse en proyectiles mortales para el niño”, dijo Carambot, quien añadió que si en un accidente vehicular muere un menor que no vaya en su asiento protector el conductor del vehículo sería acusado de negligencia y maltrato, si es reincidente.
Según datos de la ACAA, a la hora de fijar el asiento protector la correa horizontal debe ser colocada lo más abajo posible del abdomen, alrededor de las caderas.
De acuerdo con Ramos, después de un accidente de tránsito, independientemente de que el asiento protector no parezca haber sufrido daños, la silla debe ser descartada.
“Ya no sirve. Y los asientos expiran seis años después de la fecha de manufactura porque el calor, humedad y el sol los ablanda y debilita”, dijo.
Según explicó el director del Cuerpo de Bomberos de Carolina, Germán Santiago, en 60 de las más de 80 estaciones de bomberos que hay en toda la Isla hay al menos un técnico adiestrado en la revisión del asiento protector. De hecho, Santiago comentó que hay muchos hospitales que exigen que los padres de recién nacidos entreguen una certificación que emiten los bomberos después de evaluar la colocación correcta del asiento protector para poder dar de alta al bebé.
Tras una reciente revisión a la Ley de Vehículos y Tránsito de Puerto Rico, todo niño menor de un año (o hasta las 22 libras) debe ir en un asiento protector, de dos a cuatro años (20-40 libras) en un asiento convertible y de cuatro a nueve años (40-80 libras) en un “booster”.
Aunque la Policía solo se fija en la edad del niño para verificar el cumplimiento del uso correcto del asiento protector, Ramos y Santiago explicaron que se busca que pronto este aspecto de la ley sea enmendado para que incluya el peso del menor como otro factor a considerar.
También, recalcó Santiago, se supone que hasta los doce años los menores vayan en el asiento trasero.