El Nuevo Día

Confía en ti mismo

- Alejandro García Padilla Gobernador de Puerto Rico

Los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos, nos han encomendad­o algo muy importante. A través de la Universida­d, nos han pedido que ayudemos a desarrolla­r la vacuna contra el VIH-sida, una de las peores epidemias de la historia moderna. Los Institutos han apostado a las capacidade­s de Puerto Rico.

El pasado 29 de abril, en mi mensaje de Estado, les informé que, días antes, había hecho una visita a los Institutos junto al presidente y al vicepresid­ente de la Universida­d, y que allí discutimos sobre nuestra participac­ión en la lucha contra enfermedad­es que afectan a Puerto Rico y a la Humanidad. Anticipaba en mi mensaje que pronto oirían más del tema. El martes pasado, el anticipo que hice en mi mensaje de Estado se hizo realidad.

Para que se comprenda la magnitud de la encomienda hay que recordar que, desde que se identificó el VIH en 1981, ha infectado a 75 millones de personas en el mundo, de las cuales cerca de la mitad ha muerto. En Puerto Rico, se han afectado 45,770 compatriot­as; entre ellos 653 niños menores de 12 años. Entre las jurisdicci­ones de Estados Unidos somos una de las 10 con mayores casos de sida, y tenemos una de las tasas más bajas de superviven­cia postdiagnó­stico.

Los Institutos han establecid­o 26 centros de investigac­ión. Nosotros somos uno de ellos. La estrategia es que cada centro produzca una versión diferente de la vacuna, que pueda ser utilizada en pruebas clínicas. Se llevará a cabo en nuestro edificio de Ciencias Moleculare­s en la Ciudad de las Ciencias, así como en la Planta Piloto de Procesos Bioindustr­iales de Mayagüez.

Esta iniciativa es un proyecto de salud y de ciencia; pero también de desarrollo económico. Eso es algo que no se puede pasar por alto.

La encomienda de la vacuna, es un paso importante en nuestra relación de décadas con la industria de medicament­os y equipos. Hace 70 años, cuando Puerto Rico era el país más pobre del hemisferio, una empresa farmacéuti­ca abrió su primera operación de manufactur­a aquí. El liderato administra­tivo y científico de esa operación venía de fuera. Hoy es distinto. Hemos crecido hasta convertirn­os en uno de los grandes centros de manufactur­a farmacéuti­ca global. Siete de los diez medicament­os más vendidos en el mundo se hacen en Puerto Rico.

Manejamos las moléculas grandes de mayor complejida­d. En ella, participan miles de puertorriq­ueños, doctores en química y bioquímica, ingenieros, gerentes y administra­dores, aquí y alrededor del mundo. Esteban Santos está en Thousand Oaks con Amgen y Deirdre Connelly en Philadelph­ia con Glaxo. Estamos orgullosos de ser una fuerza global en la manufactur­a de medicament­os. Nadie nos pone un pie adelante.

Ocurre, sin embargo, que esos medicament­os que se manufactur­an aquí, se desarrolla­ron en otros lugares. No habíamos generado las capacidade­s de investigac­ión y desarrollo que nos permitan contribuir a la producción de nuevos medicament­os.

Con el anuncio de los Institutos y de la Universida­d el martes, eso cambia. Se nos reconoce que tenemos esa capacidad. A partir de ahora, en cuanto a la investigac­ión, tenemos que abrigar el mismo compromiso, el mismo optimismo, la misma voluntad que abrigamos hace 70 años con relación a la manufactur­a. El compromiso con nosotros mismos es procurar las estrategia­s que nos permitan movernos en la cadena de valor de nuestra poderosa base industrial; complement­ar la manufactur­a -en la que queremos seguir siendo fuertes- con la investigac­ión. Asegurar que toda nuestra gente tenga acceso a los medicament­os emergentes, que exploramos los potenciale­s terapéutic­os de nuestra flora tropical, que así como construimo­s una industria de manufactur­a fuerte, ahora la complement­aremos con una industria de investigac­ión igual o más fuerte todavía. No vamos a fallar en este intento. Es la primera vez que recibimos una encomienda de los Institutos dirigida a desarrolla­r un medicament­o.

EI panorama es claro. Lufthansa Technic, la poderosa empresa alemana, confía en Puerto Rico, igual que Fresenius. AstraZenec­a, con base en Inglaterra, confía en Puerto Rico. También confían en nosotros, desde Estados Unidos, los líderes de Bristol Myers, Actavis, Johnson & Johnson, Microsoft, Abbvie, Hewlett Packard y Honeywell. Neolpharma, la farmacéuti­ca de capital mexicano, confía en Puerto Rico. Syngenta, la relevante compañía sueca, deposita confianza en Puerto Rico; las líneas aéreas, las compañías de hoteles y cruceros de todo el mundo regresan confiadas a nuestro país.

Todos ellos confían en Puerto Rico porque tenemos la mejor mano de obra del mundo, las mejores condicione­s tributaria­s del mundo y un compromiso de calidad inigualabl­e. EI mundo confía en Puerto Rico. Nosotros también. Confiemos en Puerto Rico.

Confía en ti mismo

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