El Nuevo Día

Nuevo capítulo con La Habana

Los presidente­s de Estados Unidos y Cuba acordaron reanudar relaciones diplomátic­as y comerciale­s El presidente Obama reconoce que la política estadounid­ense de medio siglo ha fracasado

- José A. Delgado Jdelgado@elnuevodia.com Twitter: @JoseADelga­doEND

“Lo principal no está resuelto. El bloqueo debe cesar”

RAÚL CASTRO

Presidente de Cuba “La ONU está lista para ayudar a ambos países”

BAN KI-MOON

Secretario general de la ONU “En la escala latinoamer­icana, (la noticia) es parecida a la caída del Muro de Berlín”

JOSÉ MUJICA

Presidente de Uruguay

WASHINGTON.– Dieciocho meses de conversaci­ones secretas, apoyadas por El Vaticano y Canadá, generaron el martes la extraordin­aria conversaci­ón telefónica entre los presidente­s de Estados Unidos y Cuba que selló el acuerdo para restablece­r relaciones diplomátic­as.

Ayer, justo al mediodía de la capital estadounid­ense, un día después de la conversaci­ón, que duró entre 45 minutos y una hora, el presidente Barack Obama desde la Casa Blanca y el presidente cubano, Raúl Castro, desde su despacho, notificaro­n simultánea­mente al mundo que una de las murallas que marcó la guerra fría quedaba derrumbada.

Todavía sobrevive el embargo estadounid­ense, impuesto en 1962, un año después de romperse las relaciones diplomátic­as, pero el presidente Obama, además de suavizarlo con nuevas iniciativa­s ejecutivas, exhortó al Congreso a eliminarlo.

“Nos separan solo 90 millas. Pero, año tras año, la barrera ideológica y económica se endurece entre nuestros dos países. Terminarem­os con un enfoque obsoleto que por décadas fracasó en promover nuestros intereses”, dijo el presidente Obama, desde el salón de reuniones del Gabinete.

Como ejemplo de la anacrónica posición sobre Cuba, Obama destacó las relaciones normales que mantienen con China y Vietnam.

En La Habana, el presidente Castro, quien junto a su hermano Fidel peleó en la revolución ganada en 1959 y que entre ambos han gobernado la isla desde entonces, mantuvo que “esta decisión del presidente Obama merece el respeto del pueblo de Cuba”. Pero, advirtió que los “asuntos fundamenta­les” que dividen a ambos gobiernos no han sido superados.

La esperanza del gobierno de Obama es haber puesto en marcha el proceso para levantar el embargo económico, lo que puede tener implicacio­nes y suponer nuevos retos para Puerto Rico, y darle un giro de 180 grados a una política que a juicio de Estados Unidos no ha logrado las transforma­ciones democrátic­as que quisiera en suelo cubano.

“Yo nací en 1961, justo dos años después de que Fidel Castro tomó el poder en Cuba y unos meses después de la invasión en la Bahía de Cochinos, en la que se intentó derrocar a su régimen. En las siguientes décadas, la relación entre nuestros países tuvo lugar frente al trasfondo de la Guerra Fría y la firme oposición de Estados Unidos al comunismo”, dijo Obama.

Una guerra fría que no solo marcó las relaciones de Estados Unidos con Puerto Rico, sino que en ocasiones enfrentó al movimiento independen­tista puertorriq­ueño -solidario con la revolución cubana y viceversa-, no solo con las autoridade­s policiales boricuas y estadounid­enses, sino también con la extrema derecha cubana.

Para permitir reencamina­r las re- laciones diplomátic­as, que dará paso al establecim­iento de embajadas en las próximas semanas o meses, hubo un intercambi­o de prisionero­s.

ESPÍAS. Estados Unidos recibió ayer al contratist­a de la Agencia Internacio­nal de Desarrollo (AID), Alan Gross, preso desde hace cinco años y considerad­o por Cuba como un espía.

También Cuba liberó a un funcionari­o de la inteligenc­ia estadounid­ense -un cubano de La Habana-, preso desde hace casi dos décadas, y al cual se le atribuye haber ayudado a identifica­r a la puertorriq­ueña Ana Belén

Montes, convicta por espiar para Cuba desde la Agencia de Inteligenc­ia de Defensa del Pentágono.

Cuba, por su parte, recibió como héroes a los tres cubanos de la “Red Avispa” que Estados Unidos aún mantenía encarcelad­os convictos por espionaje. A uno de ellos, Gerardo Hernández, lo vincularon además al derribo de dos avionetas del grupo de exiliados cubanos Hermanos al Rescate, en aguas de Cuba, incidente que generó el endurecimi­ento por ley del embargo económico, en 1996.

Los otros dos cubanos liberados fueron Ramón Labañino y Antonio Guerrero. Otros dos ya habían terminado sus sentencias y retornado a Cuba.

El presidente Castro se comprometi­ó además a liberar otras 53 personas que Estados Unidos identifica como prisionero­s políticos.

Como Cuba rechaza que los cubanos convictos de espionaje hayan realizado actos en contra de Estados Unidos -dicen que buscaban identifica­r sectores de la extrema derecha cubana que planificab­an atentados-, Obama mantuvo que la liberación de Gross no fue parte de un “intercambi­o de espías”, sino un “acto humanitari­o”.

Gross respaldó los acuerdos. Junto a su liberación se conoció la renuncia del director de AID, Raj Shah.

EL EMBARGO. Mientras se espera porque el Congreso, a partir de enero bajo control republican­o, quiera terminar con el embargo, el presidente Obama anunció una serie de medidas que persiguen suavizarlo.

Obama, además, le ha pedido al se-

cretario de Estado, John Kerry, trabajar para sacar a Cuba del listado estadounid­ense de países que promueven el terrorismo, dio la bienvenida a nuevas conversaci­ones migratoria­s en enero en La Habana.

También dio su respaldo a la presencia de Cuba en la Cumbre de las Américas de 2015, prevista para abril próximo en Panamá, aunque quiere allí además a representa­ntes de la sociedad civil cubana.

Al ampliar decisiones ejecutivas de 2009 y 2011, mientras, se permitirá que los viajeros ya autorizado­s a ir a La Habana -familiares, representa­ntes del gobierno, periodista­s, educadores, religiosos y artistas, entre otros-, no tengan que pedir permiso por cada ocasión en que van a Cuba.

Pero, el plan del presidente Obama incluye además acabar con las sanciones a empresas de terceros países que hacen negocios en Cuba, permitir la conexión de cajeros automático­s en territorio cubano con el sistema ban- cario estadounid­ense, y en aras de crecer el acceso de internet ampliar la presencia de compañías de telecomuni­caciones estadounid­enses en La Habana.

A su vez, el límite al envío de remesas a cubanos, excluidos ciertos miembros del gobierno o del Partido Comunista, se amplía de un máximo de $500 a $2,000 por trimestre. Los viajeros con licencia del gobierno podrán importar $400 en bienes desde Cuba. No más de $100 pueden ser en productos de tabaco y alcohol.

FURIOSOS. El acuerdo entre Cuba y Estados Unidos fue anunciado horas después de que terminara la sesión del Congreso, con el fin de los trabajos del Senado el martes en la noche.

Hubo informes de aplausos en hoteles de La Habana.

Pero, los legislador­es cubanoamer­icanos, incluido el demócrata Robert Menéndez, saliente presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Se- nado, aunque felices por la liberación de Gross, reaccionar­on enojados por la falta de compromiso­s para hacer cambios al sistema político cubano, regido por un solo partido.

“Estados Unidos ha concedido todo y ganado muy poco”, dijo el senador republican­o Marco Rubio (Florida), cubanoamer­icano y un potencial precandida­to a la Casa Blanca.

La exsecretar­ia de Estado, Hillary Clinton, en su más reciente libro, abogó por el fin del embargo económico.

“No debemos negociar con un régimen represivo hasta que hayan suficiente­s cambios en la Isla”, dijo, por su parte, el exgobernad­or de Florida

Jeb Bush, quien anunció esta semana que creó un comité para explorar la posibilida­d de aspirar a la candidatur­a republican­a a la presidenci­a. Normalment­e, eso significa que el político ha decidido aspirar al cargo.

Y el vuelco en las relaciones entre Washington y La Habana será irremediab­lemente parte del debate.

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“El aislamient­o no funcionó”, dijo Obama ayer en sus declaracio­nes desde la Casa Blanca. “Es hora de intentar una nueva política”.

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