El Nuevo Día

Oportunida­d histórica para todos

- Dan Restrepo Exasesor principal para Latinoamér­ica del presidente Barack Obama

Con los históricos cambios a la política estadounid­ense ante Cuba anunciados por el presidente Barack Obama, éste ha tomado su sitio en la historia interameri­cana. Ahora les cae a otros asumir sus puestos en la historia para que lo que ocurrió ayer sea un verdadero parteaguas en las Américas y en la defensa de valores comunes.

El presidente Obama restableci­ó relaciones diplomátic­as con Cuba y tomó pasos significat­ivos para apoyar a la sociedad civil en Cuba y para extenderle aún más la mano al pueblo cubano para respaldar el deseo del mismo de determinar su propio destino. Apostó a que más contacto y más intercambi­o en vez de seguir con más de lo mismo será más eficaz para contribuir a un futuro sostenible para los cubanos en el que haya respeto para sus derechos fundamenta­les.

Con estos pasos el presidente Obama sacó del siglo pasado el último elemento de la política de Estados Unidos ante las Américas. Y ahora otros tienen la responsabi­lidad de también romper con el pasado. Empezando, por supuesto, con las autoridade­s cubanas. Aunque nunca ha sido una justificac­ión legítima para su represión sistemátic­a después de más de 50 años de negarle al pueblo cubano sus derechos humanos, ya no hay ninguna excusa respecto a que Cuba esté amenazada por su vecino del norte.

Como todos los ciudadanos de las Américas y del mundo, los 11 millones de cubanos que viven en la isla tienen el derecho de la libertad de expresión, de asamblea pacífica, de participar en elecciones verdaderam­ente democrátic­as y de tener acceso a informació­n. Hasta hoy las autoridade­s cubanas no respetan ni ésos ni otros derechos básicos del pueblo cubano. Eso tiene que cambiar. Pero la responsabi­lidad para cambiar no termina con las autoridade­s cubanas. Los que creen en la democracia y en los derechos humanos en todas las Américas tienen que levantar sus voces en solidarida­d con el pueblo cubano. Por demasiados años -en público y en privado- miembros de gobiernos de todas ideologías de la región les han dicho a sus contrapart­es estadounid­enses que la política de Estados Unidos ante Cuba no era solamente contraprod­ucente, sino que les complicaba hasta el punto de hacer imposible la defensa de los derechos humanos en Cuba. Aun- que ese argumento siempre ha sido absurdo, hoy ya no existe.

Con esta nueva realidad ha llegado la hora de que los demás países levanten la voz y actúen para defender a los más vulnerable­s a la represión oficial en Cuba y en toda la región. En la zona, hay un grupo en particular que tiene autoridad moral en este campo: esos líderes quienes superaron en persona la represión y el autoritari­smo. En los momentos más difíciles de enfrentami­ento a esas dictaduras, ellos indudablem­ente querían el respaldo de la comunidad internacio­nal, aunque por desgracia la comunidad internacio­nal no siempre lo hizo o tardó demasiado en hacerlo.

Ahora estos líderes y otros más tienen la oportunida­d de no repetir ese error y, en vez de ello, formar parte de una comunidad internacio­nal e interameri­cana solidaria con el pueblo cubano.

Y pronto tendrán una oportunida­d ideal para hacerlo. La Cumbre de las Américas en abril del año que viene en Panamá les dará a todos los líderes un foro interameri­cano para dar voz a su apoyo a la importanci­a de la libre participac­ión de la sociedad civil en la vida política de Cuba y en la de todos los países de las Américas.

En el caso de Cuba, con la anticipada presencia de Raúl Castro en Panamá -por la cual tantos líderes de la región han insistido tanto- tendrán la oportunida­d de mandar ese mensaje directamen­te al que lo puede convertir en realidad.

Si se achican en ese momento, estará claro que la culpa será de ellos y de sólo ellos porque ya podrán esconderse detrás de reliquias del siglo pasado.

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