FANÁTICAS DENTRO Y FUERA DEL ESTADIO
Son ‘jugadoras’ anónimas que apoyan a sus parejas en la victoria y en la derrota
Llevan una vida figurativamente detrás del plato.
Aunque no se ponen los aperos ni visten uniforme, las esposas, novias y parejas de los peloteros viven y sufren junto a sus compañeros, en especial durante esas primeras temporadas en las que el atleta se está desarrollando a nivel profesional y cuando su futuro aún es incierto.
Tiffany Cochran es una mujer de béisbol. Lo era antes de conocer a su compañero, Danny Ortiz, de los Indios de Mayagüez. Ella se crió en un hogar de bolas y strikes. Su hermano fue jugador colegial y su padre todavía está activo en la pelota Doble A.
Este trasfondo le ha ayudado a manejar su vida como pareja de Ortiz, un prometedor jardinero zurdo que en el 2014 bateó .285 con 12 cuadrangulares y 64 carreras impulsadas en 122 juegos de liga menor con las filiales AA y AAA de los Mellizos de Minnesota.
“Yo lo conocí porque jugaba con mi hermano. Lo había visto jugar. Yo lo estaba ‘scouteando’”, relató entre risas Tiffany, quien no esconde su amor por su pareja, con quien tiene una hija de tres meses, ni por el deporte que los une.
“Empezamos a salir y entonces, cuando comenzamos a formalizar la relación, quedé embarazada y él se tenía que ir (a jugar a Estados Unidos). Yo me tuve que quedar en Puerto Ri- co”, continuó contando Tiffany, cuyo ánimo cambió al hablar de la separación y la soledad que a menudo implica el ser novia o esposa de un prospecto.
“La inestabilidad de los viajes y todo eso es lo más difícil”, opinó, por su parte, Marta Chaves, compañera del toletero y primera base de los Indios de Mayagüez, Kenny Vargas, quien debutó en Grandes Ligas en el 2014 con los Mellizos de Minnesota bateando .274 con 9 jonrones y 38 impulsadas en dos meses de temporada.
Pero incluso ya en el Big Show, la vida no es todo miel sobre hojuelas para una joven pareja.
“No es un trabajo de lunes a viernes, de 8:00 a.m. a 3:00 p.m. Con su itinerario es bien difícil sacar tiempo para la familia. Pero dentro de esa inestabilidad hay que compartir lo más posible”, aseveró la joven madre de Kamila Vargas Chaves.
Irmarie J. Márquez Ortiz, novia del poderoso prospecto de los Cachorros de Chicago, Javier Báez, estuvo de acuerdo con Marta.
JUNTOS EN LOS VIAJES. “Yo viajo con él, pero no es fácil. No hay estabilidad. Es totalmente diferente a lo que las personas piensan. No estamos en un spa todo el día. Es de parque en parque, apoyándolos”, explicó Irmarie.
“Lo peor es la inestabilidad y estar lejos de la familia. La inestabilidad de que lo pueden bajar, subir. No sabes dónde vas a estar de un día a otro”.
“Esta es mi vida”, agregó Tiffany mientras observaba a Danny en el terreno del estadio Hiram Bithorn. “Todos los días cocino, nos prepraramos, y ¿a qué hora hay que estar en el parque hoy? Por el camino voy diciéndole cosas como: ‘Danny, tienes que espe- rar más la bola’. Tengo una beba de tres meses y aquí estoy en el parque. No es rutina, es mi pasión. Así que no me pesa”.
Teresa Misch, esposa del exgran- desligas Pat Misch, lo ve como trabajo en equipo. “Nosotros lo hacemos todo como familia. Tengo dos hijos. Viajamos con él y tratamos de verlo como una aventura. Hemos visitado mu- chas partes del país y este año vinimos a Puerto Rico. Nunca me hubiera imaginado que vendríamos a Puerto Rico. Es una gran aventura”, dijo Teresa durante el cuarto partido de la serie final de la pelota invernal entre los Indios de Mayagüez y los Cangrejeros de Santurce, con los que militó Pat.
POPULARES ENTRE LAS FÉMINAS. La popularidad del béisbol y -entre muchas féminas- la de los peloteros, es otra de las incomodidades que vienen con el puesto de ser compañera de uno de estos deportistas.
A menudo, aficionadas de la bola y el bate acuden a ver un juego y de una vez disfrutar de los potenciales ‘agentes libres’ en uniforme.
Es una escena casi tan tradicional como la canción ‘Take me out to the ballgame’ durante el intermedio en la séptima entrada.
“Definitivo. Tienen fanáticas en todas partes”, admitió Tiffany. “Las tiene él.
Las tienen todos. Es cuestión de seguridad. Es cuestión de confianza. Es como yo le digo: ‘Tú y yo somos un equipo. Hay que hacer las cosas bien para que todo salga bien’. Yo confío en mí, y en que él debe hacer las cosas bien. Y tengo mucha confianza en él, en que hará las cosas bien... Yo, realmente, estoy a ciegas con él. No pienso en eso, porque si pienso en eso le voy a traer problemas a él”.
Teresa, que lleva más de una década con su esposo, está curada de espanto en ese aspecto. “Sabes, yo no me fijo en eso”, indico la terapista física, quien conoció al serpentinero zurdo cuando ambos estudiaban en Western Michigan University. “En realidad conoces a personas muy buenas que se portan excelente. Y pues nos apoyamos el uno al otro. Esa es la clave”.
Irmarie entiende que el respeto y el profesionalismo es primordial para lidiar con las fanáticas. “Yo me mantengo normal, siempre y cuando no vea a alguna que se prospase”, explicó. “Yo lo conocí a él ya siendo pelotero. Tengo que respetar eso. Yo no ando presumiendo que soy la novia de él”, agregó.
Por su parte, Marta dijo que para lidiar con el asunto de las fanáticas, “hay que tener cuidado. Eso es cierto, no es fácil. Pero uno aprende a manejarlo, a hacerle caso omiso al asunto de las mujeres, porque si no, se vuelve loca”.
“Es parte de su trabajo; hay unas que van a respetar y otras que no”, agregó Marta. “Algo bueno es que mi marido no me suelta ni en las cuestas. Si uno quiere que el matrimonio funcione, tienes que apoyarlo y estar con él a donde vaya”, agregó Marta en entrevista telefónica desde Fort Myers, Florida. Allí se encuentra junto a Kennys, en espera del inicio de los entrenamientos primaverales de los Mellizos.
“Yo viajo con él, pero no es fácil. No hay
estabilidad. No estamos en un spa
todo el día. Es de parque en parque,
apoyándolo”
IRMARIE J. MÁRQUEZ ORTIZ
novia de Javier Báez “Hacemos todo como familia. Tengo dos hijos. Viajamos con él y tratamos de verlo como una aventura”
TERESA MISCH
esposa de Pat Misch