Tesoro escondido rico en esperanza
Egresados de Croem dan fe de cómo estudiar allí los ayudó a triunfar, mientras la nueva cepa de croemitas apuesta al futuro
MAYAGÜEZ. - Puerto Rico cuenta con una escuela pública que desde 1968 es vista como un fenómeno pedagógico: un centro residencial para estudiantes sobresalientes académicamente.
Se trata del Centro Residencial de Oportunidades Educativas de Mayagüez (Croem), una escuela del Depar- tamento de Educación de la que muchos han escuchado hablar, pero a la que muy pocos han ido. En 47 años de historia, solo 7,400 alumnos se han graduado de ella y todos han entrado a alguna universidad.
“El fin nuestro es prepararlos académica y emocionalmente para la universidad. Somos una institución que tiene 100% de admisión a la universidad. El niño hace su programa (de clases) según su plan de estudio universitario. Aquí hay ofrecimientos desde las 7:30 de la mañana a 8:00 de la noche. Son 78 cursos (incluyendo genética, microbiología, biotecnología). No tenemos créditos máximos, sino mínimo de nueve”, detalló su director, Milton Tomassini.
“Es un tesoro escondido, es un secreto que no se divulga. Es como si el Departamento de Educación se avergonzara cuando debe ser lo contrario”, afirmó el representante Efraín de Jesús, quien perteneció al primer grupo que estudió en Croem y a su primera clase graduada.
“Ha producido muchos buenos profesionales, muchos líderes para este País, y es el modelo perfecto para el sistema de educación pública de Puerto Rico”, agregó el legislador, que recientemente viabilizó una asignación de $150,000 para su cafetería.
Egresados de Croem se han destacado en campos tan diversos como investigación científica, ingeniería, medicina, letras, milicia, moda, relaciones internaciones, leyes, política, administración y comercio, entre otros. En entrevista con El Nuevo Día varios destacaron que además de formación académica, en el centro desarrollaron intereses múltiples y una fuerte disciplina crucial para el éxito.
Así fue como la científica ambiental Nydia Yanira Reyes Morales llegó desde Adjuntas hasta Washington, D.C., donde siendo interna viabilizó el primer acuerdo internacional para proteger el albatros, un ave amenazada por la pesca comercial. Actualmente hace cumplir leyes y reglamentos federales para el control de emisiones producidas por motores de vehículos que no viajan a través de carreteras, desde tractores hasta cruceros trasatlánticos.
“Nos enseñaron a hacer las cosas en el salón de clases y nuestro tiempo libre manejarlo bien. Me ayudó a no tener miedo de enfrentar cosas diferentes, de exponerme a cosas que no había hecho antes”, afirmó Reyes Morales, destacada en las oficinas centrales de la Agencia federal de Protección Ambiental (EPA).
En el caso de la genetista molecular Gretchen Díaz, de Ponce, su formación croemita la llevó desde la Universidad de Puerto Rico hasta Ohio State University, donde realizó un prometedor descubrimiento.
“Estudiaba transporte de proteínas en la célula y utilizaba levadura como modelo genético. Pude describir un nuevo mecanismo por el cual ciertas proteínas de la membrana nuclear de la célula son transportadas. Hay distintas enfermedades que son causadas por defectos en el transporte de proteínas en el núcleo de la célula, como la distrofia muscular. (Mi descubrimiento) permitiría a largo plazo poder encontrar terapias”, explicó.
Además de trabajar activamente con la organización Ciencia Puerto Rico (Ciencia PR), con la que mantiene varios blogs, Díaz es coordinadora del programa de financiación de investigaciones y alcance comunitario del Fideicomiso de Ciencia y Tecnología de Puerto Rico.
CULTIVO DE TALENTO. El cultivo de la curiosidad y la experiencia intercultural que les dio la convivencia también facilitó a la experta en bienes raíces Adriana Vargas y al dramaturgo Roberto Alexander Pérez destacarse de diversas formas sin importar fronteras.
Vargas, natural de Rincón, estudió inglés, psicología y contabilidad en Miami Dade College, pero lleva 21 años en la industria de la preconstrucción en Florida.
“Suplimos el inventario (de propiedades por ser construidas) de la ciudad de Miami al mundo. Tres compañías controlan inventario de construcción nueva y yo soy honrada de decir: ‘Me gradué de Croem, soy de Puerto Rico y una de las pocas mujeres en la industria en Miami’”, indicó la vicepresidenta de broker relations en Fortune International Realty.
En el caso de Pérez, la transición fue de premédica a las artes. “Le debo a Croem mi organización y mi disciplina. Mi carrera jamás hubiera sido la misma si no hubiera sido por la forma tan estricta con que fuimos tratados en ese año”, afirmó el escritor y director teatral, que aun habiendo sufrido un derrame cerebral a los 31 años prosiguió desarrollando su arte a nivel internacional.
“Es curioso porque Croem es una institución especializada en ciencias y matemáticas, pero también nos daban espacio para el desarrollo artístico. Ahí comencé a dirigir pequeñas obras”, recordó. Entre los mayores logros de Pérez figuran haber publicado dos libros y estar a punto de publicar el tercero, con el Instituto de Cultura Puertorriqueña. Además, su trabajo ha sido reconocido por la Asociación de Cronistas de Espectáculos de Nueva York y este año algunas de sus obras serán reseñadas en la Antología de Teatro Homo-Latinoamericana.