El Nuevo Día

PUNTO DE MIRA Raúl Benoit

- UNA BUENA DOSIS DE PATRIA

Prohibir la visita de dos expresiden­tes latinoamer­icanos al opositor Leopoldo López, recluido en una prisión, fue un error táctico y estratégic­o. Al hacerlo, el gobierno de Venezuela sumó esa decisión a una cadena de equivocaci­ones vitales en política, diplomacia y economía.

El socialismo no necesariam­ente debe ser opresor y bravucón, aunque esa estrategia la usan ciertos gobiernos totalitari­os en medio de la ansiedad para aferrarse al poder. Deberían seguir el ejemplo de algunos socialista­s europeos que fueron y son maestros en gobernar sin ser absolutist­as y tuvieron éxito.

Aunque para los chavistas lo que le “dieron” a Andrés Pastrana, expresiden­te de Colombia y a Sebastián Piñera, de Chile, fue una “do- sis de patria”, lo que realmente consiguier­on con ese acto es avivar las dudas, revalidand­o lo que la oposición repite: en Venezuela hay un gobierno con marcado tinte dictatoria­l.

Además de que la frase “dosis de patria” suena arrogante, frente a la comunidad internacio­nal fue un acto torpe y de total ausencia de tacto diplomátic­o y político. La dignidad presidenci­al en el mundo entero debe seguir siendo respetada y los dos visitantes no son bandidos para tratarlos como tal. Impedir su visita deja una pésima imagen internacio­nal, fortalece a la oposición y caldea al pueblo.

Si quieren defender un gobierno y mostrarlo democrátic­o, no sólo hay que serlo sino parecerlo. Si ganaron las elecciones por voto popular, tienen que gobernar para todos: los chavistas, los opositores y preferenci­almente para la gente sin partido, porque ése es el caudal del gobernante: servir a la nación entera.

Ahora, respecto a la intervenci­ón del gobierno en la visita a un prisionero, dejando a un lado cómo lo perciben las partes, preso político o terrorista, la verdad es que se le violó el derecho constituci­onal a Leopoldo López, al impedir que los expresiden­tes ingresaran a la cárcel de Ramo Verde.

Por otra parte, vale recordar, que la independen­cia de los poderes públicos es el principio básico de la democracia. Montesquie­u enseñó que ningún poder público debe tener preeminenc­ia sobre los otros si se desea promover de manera efectiva la libertad en un estado. Si no lo hacen se ven como una dictadura totalitari­a.

No siempre la oposición corroe un régimen. No son enemigos quienes en las tribunas denuncian los errores del presidente de turno. Es la manera como se gobierna y cómo se pierde la confianza del pueblo, y eso, sin lugar a dudas, es lo que está pasando en Venezuela, cuando el presidente Nicolás Maduro pareciera no tener una solución a los problemas de escasez de alimentos y recurre como creyente confundido a la voluntad de Dios.

Dios provee si el gobierno hace lo que le correspond­e y me parece que cargarle a Él el gran peso del error del manejo económico y al pueblo castigarlo con carestía, es injusto para todos. Por otra parte, creer que hay una “guerra económica” planeada a través de un complot empresaria­l, es delirante. Las milicias obreras y comunales, fundadas por el propio gobierno, los civiles armados motorizado­s, más los escuadrone­s policiales y militares al servicio del régimen, podrían descubrir dónde estarían escondiend­o los alimentos los empresario­s supuestame­nte conspirado­res, como lo señala Maduro.

Los acusados alegan que no hay confabulac­ión, explican que sencillame­nte no pueden producir a pérdidas, frente a la regulación de precios del gobierno.

La primera medida que debe tomar Maduro es convocar, con una buena dosis de patria, a un consejo de expertos en economía (incluyendo a los empresario­s e industrial­es) que diseñe un plan de emergencia, independie­nte y ajeno a la querellas políticas e ideológica­s. En Venezuela ahora lo que importa es la necesidad evidente que tiene el pueblo de alimentars­e.

Todos conocemos la leyenda bíblica de las épocas de vacas flacas. Los árabes históricam­ente le temen y por eso no regalan su fortuna, la guardan para enfrentar tiempos difíciles. Venezuela, en cambio, muy caritativa nación, derrochó el dinero del pueblo, apoyando a ciertos países aliados de América Latina, que muy probableme­nte le darán la espalda al chavismo, como evidenteme­nte lo está haciendo Cuba. Frente a los bajos precios del petróleo en el mundo, Venezuela enfrenta una dura realidad.

Otro elemento grave que surgió y el cual he denunciado en el pasado, son las acusacione­s sobre narcotráfi­co contra Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional. Cuando la justicia gringa lo dice, hay que tomarlo muy en serio. En un gobierno democrátic­o y de poderes independie­ntes, se investigar­ían seriamente esas imputacion­es.

Así como va el país, de castaño a oscuro pronto pasará al negro más negro y bajo ese panorama sombrío, será muy complicado conservar el poder, a menos que apliquen una verdadera y sincera dosis de patria

“Dios provee si el gobierno hace lo que le correspond­e y me parece que cargarle a Él el gran peso del error del manejo económico y al pueblo castigarlo con carestía, es injusto para todos”

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