Nuestros vecinos dominicanos
Este breve ensayo por una figura cultural relevante de la República Dominicana, sociólogo y escritor, resulta revelador para nosotros, que tan poco conocemos al país vecino. Aunque su brevedad conspira contra un análisis profundo, Alcántara Almánzar logra dar una idea general del devenir histórico y el perfil sociocultural de su país.
Las similitudes históricas con el nuestro resultan evidentes: habitada, como la nuestra, por los taínos, la isla de La Española fue conquistada por los españoles que impusieron sus costumbres, su idioma, su religión. Ahí se acaban los parecidos y empiezan las diferencias. Santo Domingo fue la Primada de América, sede de la Real Audiencia, el gobierno español inicial del Nuevo Mundo. Allí se establecieron instituciones que no tuvimos nosotros o tuvimos mucho después: el primer virreinato de América, la primera ciudad y la primera universidad, que data de 1538. Hubo, en función de esa situación, una presencia de escritores, entre ellos cronistas como Gonzalo Fernández de Oviedo y Fray Bartolomé de Las Casas, quienes documentaron la nueva realidad.
A finales del siglo XVII, en virtud del Tratado de Ryswick, España le cedió a Francia la parte occidental de la Isla, que se llamó Saint Domingue (luego Haití), la colonia más rica del Caribe gracias al cultivo del azúcar por esclavos que se rebelaron y proclamaron la independencia del país en 1804. El talante de esa revolución triunfante ocasionó la invasión haitiana de la parte oriental de la isla en 1822, un año después de proclamada la independencia dominicana. La ocupación haitiana duró hasta 1844 y dejó profundas huellas en la siquis dominicana, hasta el punto de que unos años después el país prefirió reanexarse a España para protegerse de su vecino. Lograría una nueva independencia en 1865.
Como en Puerto Rico, el siglo XIX dominicano fue de consolidación de la cultura nacional (una influencia importante fue la de Eugenio María de Hostos). El XX estuvo marcado por disturbios políticos, económicos y militares: dos ocupaciones por parte de Estados Unidos (de 1916 a 1924 y de 1965 a 1966); la larga dictadura de Trujillo y las guerras civiles que siguieron a su asesinato. Florecieron, sin embargo, las artes, fertilizadas por la llegada de refugiados españoles de la Guerra Civil y europeos de la II Guerra Mundial.
El desarrollo reciente ha sido vertiginoso. Han aumentado los índices de prosperidad y las actividades e instituciones culturales, a pesar de grandes problemas debidos a la emigración masiva de los dominicanos y la inmigración de los haitianos (escenario que se repite entre nosotros con la inmigración de los dominicanos y la emigración de boricuas).
Aunque se trata de una visión a vuelo de pájaro, este libro provee un estímulo para informarse sobre el país vecino, del cual –en generalsabemos poco. (CDH)