Dominio y excelencia musical
El primer concierto del Puerto Rico Jazz Jam fue una noche memorable para los amantes del jazz, tanto contemporáneo como tradicional
Un sensacional despliegue de maestría musical, que incluyó tanto las composiciones y los arreglos del maestro Ray Santos como la poderosa ejecución de una big band liderada por el trompetista Humberto Ramírez, fue el plato fuerte el viernes del primer día del Puerto Rico Jazz Jam, en el Teatro Tapia del Viejo San Juan.
El propio Santos, quien a sus 86 años es una leyenda viviente del jazz latino, dirigió la orquesta. La presentación alcanzó su clímax con la integración del maestro Eddie Palmieri a la orquesta, en los dos últimos temas. Palmieri también interpretó una pieza a piano solo, Vida , cargada de sentimiento, que dedicó a la que fue su esposa durante 62 años y quien falleció a causa del cáncer en mayo.
Previamente, el trompetista Luis Aquino presentó con su cuarteto otra de las múltiples caras que el jazz de hoy es capaz de asumir, con interpretaciones muy melódicas cercanas a lo que podría calificarse como pop instrumental.
Acompañado por Ceferino Cabán en los teclados, Víctor “Poty” Cruz en el bajo eléctrico y Ledif Franceschini en la batería, Aquino ofreció un repertorio basado mayormente en temas pop, como Can We Talk de Babyface, Dance with a Stranger de Yanni y Ahora de Yolandita Monge todo interpretado con énfasis en las agradables melodías e impulsado con potentes “backbeats” de gran fuerza rítmica.
El trompetista reservó sus mejores solos de la noche para los dos últimos temas. En el clásico de jazz Ginger
bread Boy mostró su lado de “bebopper” a lo Dizzy Gillespie, con un sonido punzante y una atractiva alternancia de frases largas y cortas.
Pero la gran sorpresa que tenía reservada fue la interpretación de Ty
pewriter Song, la composición de Leroy Anderson que Jerry Lewis hizo famosa en sus pasos de comedia. Un verdadero tour de force por su profusión de semicorcheas y su acelerado tempo, la pieza sirvió de marco para un brillante solo del trompetista, quien usó aquí el “plunger mute” con brío y creatividad.
HISTÓRICO JUNTE. La segunda parte del concierto muy bien pudiera calificarse de histórica, al juntar sobre un escenario a dos figuras legendarias como Palmieri y Santos.
Sin mediar presentación alguna, se levantó la cortina del escenario para descubrir la big band liderada por Humberto Ramírez, que acometió de inmediato la interpretación de Caribe, el primer “clásico” de Ray Santos, seguida de inmediato por Cochise , otro vibrante tema de Santos popularizado por Tito Puente. Ambos fueron una explosión del jazz latino más genuino, con la perfecta combinación de solos de la sección de vientos llenos de “blues feeling” y la fuerza de una potente banda de salsa.
Ramírez presentó entonces al homenajeado de la noche. Santos ocupó su lugar frente a la orquesta para dirigir el estreno de una nueva suite suya en homenaje a la era del Palladium, la legendaria sala de baile neoyorquina donde labraron su fama las orquestas de Puente, Machito y Tito Rodríguez. La primera parte de la misma, titulada Palladium Millenium 3 fue otro excelente ejemplo de la fusión mejor lograda entre la rica orquestación de una big band y la sabrosura de la salsa clásica de Nueva York. La segunda parte, Hollywood Bolero mostró a la sección de saxofones “cantando” una sensual melodía, magis- tralmente arreglada por Santos. Blue
Montuno, que es precisamente eso, una exquisita mezcla de blues y son montuno, cerró la suite con jugosos solos de saxo barítono, trombón (con acentos de bebop) y el piano de Ángel David Mattos, ágil y, en la mejor tradición jazzística, “contando su propia historia”.
A continuación, Azulito, un sabroso mambo que evidenció nuevamente cuán alegre y vivo sigue siendo este estilo musical, fue el preludio de la presentación de Palmieri.
Tras interpretar solo en el piano la ya mencionada “Vida”, Palmieri se unió a la orquesta para tocar 3D
Mambo, composición de Santos que fue un éxito de la orquesta de César Concepción en 1954.