El sistema universal de salud
Un sistema universal de salud es la mejor alternativa para Puerto Rico. Es el único que puede garantizar el derecho a la salud a toda la población, proveyendo una gama de beneficios y servicios esenciales iguales para todos, facilitando el libre e igual acceso a los mismos sin que nadie quede excluido o tenga que soportar penosos sacrificios económicos.
Un sistema universal de salud puede variar desde uno completamente gubernamental, como el modelo de pagador único que opera el Reino Unido desde 1948, hasta uno totalmente privado como el de mandato individual de Suiza desde 1994, pasando por distintas combinaciones público-privadas intermedias en aspectos de financiamiento, gobernanza, prestación de servicios y regulaciones.
Los 30 países más saludables del mundo, según la clasificación Bloomberg 2012, tienen un sistema universal de salud. Dieciocho provienen de Europa, cuatro de Asia, cuatro de América, dos del Medio Oriente y dos de Oceanía. Estados Unidos, el país que más gasta en salud y la única potencia industrializada que no tiene un sistema universal de salud, ocupó la posición número 33. Puerto Rico no fue incluido entre los evaluados. En América, las mejores posiciones fueron ocupadas por Canadá (14), Costa Rica (24), Chile (27) y Cuba (28).
Los 30 países más saludables del mundo validan sus posiciones presentando también las más largas esperanzas de vida. Todos tienen unas características comunes: además de tener un sistema universal de salud, sus aseguradoras participantes operan sin fines de lucro, no pueden hacer negocio con la salud; esos países invierten más recursos económicos en aspectos socioeconómicos que mejoren la calidad de vida de todos en vez de en aspectos puramente médico-hospitalarios; enfocan la salud primordialmente en lo primario-preventivo, en mantener a su gente saludable, en vez del enfoque curativo que enfatiza en la atención del enfermo.
Los puertorriqueños jamás olvidaremos que tuvimos un sistema gubernamental similar al del Reino Unido, el cual prácticamente operaba de manera universal. Todos podíamos recurrir a él sin tener que pagar. Aquel sistema eminentemente primario-preventivo conocido como sistema Arbona nos colocó en la posición #14 del mundo en esperanza de vida en 1970. En 1974, desaprovechamos la gran oportunidad de evolucionar hacia un sistema universal, mientras toda Europa Occidental galopaba en esa dirección. Peor aún, en las siguientes dos décadas abandonamos aquel exitoso e inter- nacionalmente reconocido modelo para abrazar el modelo de lucro estadounidense, el que desde entonces ha colocado nuestra salud como un gran negocio para las aseguradoras intermediarias. Hoy estamos pagando las consecuencias.
Aquellos países europeos y de diferentes continentes que adoptaron un sistema universal de salud nos han pasado por el lado. Se han colocado entre los países más saludables y con más largas esperanzas de vida del mundo. Treinta y uno de ellos ya tienen esperanzas de vida sobre 80 años, mientras nosotros hemos llegado casi gateando a los 79 años. Hemos retrocedido a la posición mundial 36 en esperanza de vida, aumentándola solo en siete años en los últimos 44 años (1971-2014), cuando en los treinta anteriores (1940-1970) habíamos ganado 26 años con menos médicos, medicamentos, hospitales, especialistas, tecnología y, más importante aún, con menos gasto.
Nuestra precaria situación económica vigente nos obligará irremediablemente a reencontrarnos con el sistema universal de salud que rechazamos en 1974, el que nos pudo haber catapultado a la cúspide de la salud mundial, como ha ocurrido con otro país pequeño como nosotros, Singapur, durante ese mismo periodo. Así haremos realidad el derecho a la salud para toda nuestra gente, recuperaremos nuestro lugar entre los mejores, y todo ello a un costo viable para Puerto Rico.