FALTÓ VISIÓN A LA AEE
De ser una de las corporaciones públicas más poderosas económicamente pasó a ser la primera en riesgo de quiebra
El temporal financiero que enfrenta la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) es la consecuencia de decisiones políticas que aumentaron las responsabilidades económicas de esta corporación pública en momentos en que sus ganancias iban bajando hasta la insolvencia.
Hace apenas una década, el panorama era muy distinto y la AEE era una de las corporaciones públicas mas sólidas. De hecho, desde su creación, esta instrumentalidad había estado en constante crecimiento debido al aumento continuo de la demanda.
Sin embargo, la caída del sector industrial, el aumento en los precios de los combustibles, la emigración de cientos de miles de puertorriqueños y el surgimiento de tecnologías energéticas, entre otros factores, disminuyeron la demanda de energía. Como consecuencia, los ingresos bajaron.
LA RUTA DE LA QUIEBRA. La AEE no pudo adaptarse al nuevo panorama. Según el economista Gustavo Vélez, la corporación pública tuvo pérdidas de $896 millones en tres años.
“Aquí gran parte del problema está en las corporaciones como la AEE. Todo es parte de la ruta de la quiebra”, dijo Vélez.
Los intentos por convertir sus plantas a gas natural para bajar el precio de la electricidad y que se motivara un alza en la demanda resultaron infructuosos. El Gasoducto del Sur y el proyecto Vía Verde fueron descarrilados por opositores que denunciaban graves problemas en estas iniciativas que eran obligadas por nuevas restricciones en las emisiones.
Las primeras señales del colapso comenzaron al final del año fiscal 2014, cuando trascendió que la AEE tenía problemas para comprar el combustible para producir electricidad. Pero más allá de la factura de las petroleras estaba pendiente el pago de dos líneas de crédito que vencían para agosto de 2014. La AEE simplemente no tuvo el dinero para pagarlas, por lo que convocó a una gran porción de sus acreedores para negociar nuevas condiciones para el repago de la deuda. La negociación estaba matizada por la recién legislada ley de “quiebra criolla”, que en teoría permite a la AEE retrasar sus pagos en lo que se reorganiza. Mientras esto pasaba, el Senado aprobó una reforma energética que dificulta las alzas en la factura básica que le devolverían solvencia.
Los bonistas accedieron a retrasar el repago de la deuda a cambio de que se les pagaran más intereses y se designara una oficial de reestructuración, que tendría como misión cambiar la estructura de la AEE para que genere los ingresos que necesita. Desde entonces, las finanzas de la AEE han sido escudriñadas y se ha apreciado cómo el partidismo, el amiguismo y el propio Gobierno han ahogado sus finanzas. Por ejemplo, las corporaciones públicas le debían en 2013 más de $200 millones a la AEE. Además, se ha mostrado que el acuerdo sobre el pago de electricidad con los municipios, junto a una serie de tarifas preferenciales e incentivos, provocó enormes pérdidas en la AEE, al punto que ahora mismo vale menos de lo que adeuda.
Los planes de reestructuración no están completos. En diciembre, la oficial de reestructuración de la AEE, Lisa Donahue, les pidió a los bonistas más tiempo para preparar un plan que cubra 10 años para que la Autoridad se recupere.
Mientras, se supone que en marzo expire el plazo que los bonistas dieron a la AEE para para reanudar los pagos de la deuda. Días atrás trascendió que la AEE dialoga con los acreedores para que se extienda hasta finales de junio el próximo repago de la deuda.
“Yo creo que van a poder pagar. Si no, tendrían que renegociar. Todo el mundo sabe que optar por la ley de quiebras criolla es chavarse”, dijo el economista Elías Gutiérrez.