Los retos paralizan al DE
A pesar de un enorme presupuesto, el Departamento de Educación no logra cumplir con su principal misión
Tras décadas de ser utilizado como botín político y refugio de empleados afines a la administración de turno, el Departamento de Educación ahora intenta encontrar cómo mejorar los servicios educativos que provee a sus estudiantes, en momentos en que tanto su matrícula como su presupuesto total se han ido reduciendo.
Con una cantidad de empleados que supera las poblaciones de municipios como Río Grande o Vega Baja, cerca de dos tercios del multimillonario presupuesto de Educación se va en el pago de nómina. La agencia tiene 59,506 empleados, de acuerdo con las proyecciones de presupuesto de este año fiscal, de los cuales 29,897 son maestros. “De los $3,300 millones, $2,000 millones se van en nómina más o menos. Es una cantidad grande”, señaló el director de la Oficina de Finanzas del Departamento de Educación, Orlando Negrón.
El presupuesto de Educación para el año fiscal 2015 es de $3,453 millones, de los cuales $1,200 millones provienen de fondos federales.
La agencia administra un nivel central, siete regiones educativas, 28 distritos escolares y 1,388 escuelas, y atiende a una población de más de 402,000 estudiantes. Además, opera cuatro recintos del Instituto Tecnológico de Puerto Rico y el Taller de Troquelería, con aproximadamente 3,120 estudiantes. Ante esto, sus principales gastos, además de nómina, responden a los pagos de agua potable y electricidad, indicó Negrón.
“El problema no es de recursos, es cómo se manejan”, señaló la doctora Rosa Santiago Marazzi, quien durante 25 años formó parte del Laboratorio Regional Educativo del Departamento de Educación federal.
Estudios y evaluaciones realizados en las últimas tres décadas han concluido que la burocracia y la centralización complican el funcionamiento de la agencia e impiden que los re- cursos económicos se usen efectivamente, indicó Santiago Marazzi. Pero no se ha logrado implementar acciones para atender esto, añadió.
“El uso principal de los fondos debe ser la educación a los estudiantes, pero el gasto administrativo es muy alto”, sostuvo el presidente de la Unión Nacional de Educadores y Trabajadores de la Educación (Unete), Emilio Nieves Torres.
SIN FISCALIZACIÓN. La falta de fiscalización en el uso de los fondos públicos es otro de los problemas que enfrenta Educación, una agencia que aún no ha logrado salir del todo de la sombra de los escándalos de corrupción que protagonizó a finales de la década de 1990. Informes, auditorías y hasta señalamientos federales destacan la falta de controles que, en distintas ocasiones, han causado que sea imposible para la agencia demostrar que el dinero se ha usado adecuadamente.
“¿Quién fiscaliza a todas esas compañías privadas? Nadie les dice a las compañías de tutorías ‘presenten la evidencia de las tutorías que dieron, del aprendizaje que tuvieron los estudiantes’. La misión de las tutorías era que las escuelas salieran del Plan de Mejoramiento, pero cada año salían peor”, expresó Nieves.
Entre 2008 y 2013, Educación usó $531 millones en fondos federales para la contratación de compañías externas que ofrecían tutorías en escuelas de bajo aprovechamiento académico, según cifras de la Oficina de Asuntos Federales. “Hay fondos federales que vienen para un proyecto y solo se pueden usar para eso. Pero se dan las excepciones y eso se puede buscar”, dijo Santiago Marazzi.
Un plan a largo plazo, que esté fuera del control de intereses político partidistas, es la mejor opción para que la agencia logre salir del atolladero.
“Se tienen que atender los problemas administrativos. Los asuntos académicos no se pueden arreglar si no se arregla primero lo administrativo”, sostuvo Santiago Marazzi.