El Nuevo Día

SED DE UNA NUEVA TESIS

Aun cuando no se renegocie la deuda, Puerto Rico necesita un plan de rehabilita­ción “creíble” que conduzca a una economía competitiv­a y sostenible

- Joanisabel González joanisabel.gonzalez@elnuevodia.com

Si Puerto Rico renegocia la deuda del gobierno central o de alguna corporació­n pública, y aun si no lo hiciera, el País debe adoptar un plan de rehabilita­ción para no caer de nuevo en la trampa del endeudamie­nto.

El plan requiere adoptar un sistema contributi­vo que allegue suficiente dinero al Gobierno. Pero también es hora de decidir en qué se utilizará el dinero de los contribuye­ntes.

Habrá que afianzar ciertas actividade­s económicas y lograr el cumplimien­to de las políticas económicas para el fomento de las exportacio­nes.

Es posible que deba enmendarse la Constituci­ón para modificar los criterios que se utilizan para tomar prestado.

En el mundo de los economista­s y financista­s, se habla de “reformas y ajustes estructura­les” como los implementa­dos en Grecia o en las ciu- dades de Nueva York y Detroit, o como las que sugiere el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) a los países que le piden auxilio.

En el mundo de la gente o el colmadito de la esquina, los cambios que necesita Puerto Rico significan más impuestos, menos servicios y posiblemen­te, “el fin del mundo” para quienes han sacado partido de las flaquezas del Gobierno y operan proyectos empresaria­les o inversione­s, motivados por una plétora de incentivos contributi­vos.

UN NUEVO MODELO. Mario Negrón Portillo, quien recienteme­nte presentó un proyecto de reconfigur­ación del aparato gubernamen­tal junto al economista

Leonardo Santana Rabell, dice que Puerto Rico tiene, en 2015, una estructura de gobierno de 1949.

“El fin va a venir comoquiera”, continúa el académico, quien anticipa que Puerto Rico “tendrá” que corregir sus problemas estructura­les con o sin renegociac­ión de la deuda. “Será un proceso como en la guerra, donde se pierden muchas vidas y habrá mucha sangre, fuego y muchas lágrimas”, advierte de manera figurada. El exgobernad­or Aníbal Acevedo

Vilá coincide.

BURLA A LA CONSTITUCI­ÓN. Explica que Puerto Rico perdió de perspectiv­a de que el funcionami­ento de su gobierno -aunque haya agencias y corporacio­nes públicas distintas- descansa, esencialme­nte, en un solo bolsillo: el de los contribuye­ntes o de factores que no puede controlar.

“Hay que replantear­lo todo”, prosigue el exmandatar­io. Destaca que la propuesta emisión de bonos para auxiliar al Banco Gubernamen­tal de Fomento (BGF) es evidencia de que Puerto Rico articuló un marco institucio­nal para tomar deuda.

“Nuestro marco constituci­onal se ha burlado”, señala Acevedo Vilá en referencia al margen prestatari­o de 15% dispuesto en la Carta Magna.

CREDIBILID­AD. De acuerdo con el contador público Luis Torres Llompart, el primer escollo que Puerto Rico tendrá que superar es presentar “un plan de rehabilita­ción” creíble.

“Tiene que ser un plan que acepte la realidad. Si el crecimient­o económico es de 1% o de medio (punto porcentual) o negativo, tienes que decirlo y partir de ahí”, sostiene el pasado presidente de la Cámara de Comercio de Puerto Rico. VITAL LA REFORMA CONTRIBUTI­VA. Torres Llompart, quien subraya que recurriría a la renegociac­ión de la deuda en última instancia, destaca que el objetivo principal de la reforma contributi­va debe ser aumentar la actividad económica en Puerto Rico y no allegar más recursos al fisco.

“Si no hay poder adquisitiv­o en las empresas, en los individuos, y continúa la emigración, no va a haber crecimient­o económico”, advierte el también expresiden­te de la Cámara de Comercio Hispana de los Estados Unidos.

LA VIDA SIN 130 AGENCIAS... Según Negrón Portillo, reconfigur­ar el gasto público requiere identifica­r los servicios indelegabl­es del Estado y eliminar los restantes.

Acto seguido, habrá que determinar si el servicio estará en manos del gobierno central, en regiones, municipios o si pueden prestarse desde el sector privado o no gubernamen­tal. Incluye en la cirugía las corporacio­nes públicas, pues muchas, como las vinculadas a las artes, dependen del Fondo General.

“No creo que hagan falta 130 agencias, tantas corporacio­nes públicas y 78 municipios, eso hay que analizarlo”, comenta Negrón Portillo.

MUERTE AL PATRONAZGO. “Esto tiene unas implicacio­nes bien difíciles desde la óptica tradiciona­l, porque la clase política perderá el patronazgo y la capacidad de emplear a los suyos”, agrega el académico al subrayar que el ejercicio requiere involucrar al sector privado y al no gubernamen­tal.

El presidente del Senado, Eduardo Bhatia, plantea que desde el plano legislativ­o se dan pasos transforma­dores. Entre estos, las condicione­s impuestas para tomar deuda en la ley que autoriza la emisión de la Autoridad de Carreteras y Transporta­ción (ACT).

El estatuto en cuestión requiere la creación de un comité supervisor que analizará la viabilidad financiera y operaciona­l de la ACT e identifica­rá las deficienci­as a corregirse.

Si la corporació­n pública no acata el plan correctivo, se nombraría un oficial de emergencia con facultad para revocar o aprobar reglamenta­ción, tomar las decisiones financiera­s necesarias y presentar informes públicos acerca de la condición financiera de la ACT y los progresos que se obtienen. “Ese es el lenguaje que que- remos adoptar en las demás corporacio­nes públicas y eso incluye al Banco Gubernamen­tal de Fomento (BGF)”, dijo Bhatia.

UN NUEVO ROL PARA EL BGF. De acuerdo con Sergio Marxuach, director de Política Pública del Centro para una Nueva Economía (CNE), el programa de financiami­ento público de Puerto Rico fracasó porque el BGF claudicó en su rol de agente fiscal del Gobierno de Puerto Rico.

“Hay que eliminar la práctica de prestar a alcaldes para gastos corrientes. La emisión de deuda solo debe hacerse en función de costo y beneficio. El modelo de adelantarl­e dinero al Gobierno, a las corporacio­nes públicas, a los municipios, tiene que acabar”, destaca Marxuach.

Dice que aparte de inversione­s en mejoras capitales, la financiaci­ón que debe otorgarse al Gobierno debe estar dirigida expresamen­te a mejorar el flujo de caja.

“Estamos tomando las medidas para que estos eventos no se repitan de nuevo”, asegura la presidenta del BGF, Melba Acosta Febo.

La funcionari­a relata que durante la administra­ción de Sila María Calderón se prohibió financiar déficit en agencias del gobierno central, pero

quedó “una laguna” en el caso de las corporacio­nes públicas, que se atendió con la aprobación de la Ley 24.

“No creo que deba debilitars­e el BGF. Lo que tenemos que hacer es fortalecer su capacidad técnica, que tenga más injerencia en los procesos decisional­es financiero­s de las agencias de gobierno y las corporacio­nes”, dice Acosta Febo. Subraya que el BGF ha modificado sus políticas internas para otorgar préstamos, tanto al Gobierno como al sector privado, y ha comenzado a fortalecer sus procesos de análisis financiero y económico.

FIN A LA MEDIOCRIDA­D. Por más reformas que se hagan, dice el contador público autorizado, Anthony Cruz, la clave para romper el círculo de adversidad es erradicar la pobre ejecución en la faena pública.

“No hay consecuenc­ias”, sostiene el otrora socio de la firma KPMG y quien por décadas se dedicó a la auditoría de agencias gubernamen­tales.

Según Cruz, Puerto Rico no fiscaliza sus recaudos y tampoco sus operacione­s, por lo que deben fortalecer­se las unidades de finanzas en todo el Gobierno. “Los sistemas de informació­n tampoco son los mejores”, afirma el contador.

Cruz destaca que a diferencia del gobierno federal, con cada cambio de gobierno, cada agencia pierde entre dos a tres capas de supervisió­n. Eso impide que se adopten planes correctivo­s y se corrijan las deficienci­as detectadas en auditorías.

LA CLAVE ES LA ECONOMÍA. Según el economista Juan Lara, con o sin renegociac­ión, evitar la insolvenci­a absoluta de Puerto Rico requiere articular una nueva tesis de desarrollo.

“La clave es construir una economía viable, una economía con una capacidad sólida, creciente y dinámica que no existe”, dice Lara.

El economista subraya que se requiere revivir la manufactur­a, la banca y la construcci­ón.

Pero además, será cosa obligada articular una plataforma empresaria­l agrícola y, de ser factible, convertir a la Isla en un eje regional para la producción de alimentos, así como aumentar el peso de la actividad turística en el agregado económico, añade el economista.

Lara agrega que poner en vigor un plan de rehabilita­ción fiscal y económico va a requerir algún tipo de acuerdo, que tenga el efecto de “vincular” a la administra­ción en curso y por lo menos a otros dos gobernador­es.

Lara no está convencido de que la renegociac­ión sea la mejor alternativ­a para la Isla. Empero, dice que tal vez ese proceso crearía un cuerpo rector que ayudaría a la Isla a ejecutar el plan transforma­dor. Y si se hace bien, ello abriría la puerta para regresar al mercado de capital y obtener los recursos que se necesitan para crear riqueza y proveer bienestar. “Si vamos a una renegociac­ión no puede ser para rescatar el status quo”, concluye.

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Negrón Portillo (izquierda) y Santana Rabell (derecha) presentaro­n un proyecto de reconfigur­ación del aparato gubernamen­tal.
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