El Nuevo Día

Estrecho el vínculo entre políticos y confinados

Campañas en las cárceles y la negociació­n con gangas carcelaria­s han levantado críticas

- Sandra Caquías Cruz scaquias@elnuevodia.com Twitter: @scaquiascr­uz

La extensión del derecho al voto a los confinados en Puerto Rico en 1980 trajo consigo prácticas que han sido duramente criticadas como la entrada de políticos a prisión a hacer campaña y la aprobación de medidas para beneficiar a esta población supuestame­nte a cambio de votos.

Documentos, declaracio­nes públicas y diversas fuentes confirmaro­n, en una investigac­ión que hace un tiempo realizó este diario, que en visitas de políticos a complejos carcelario­s se negociaron acuerdos con las bandas de reos y luego se aprobaron leyes y se flexibiliz­aron normas internas para beneficiar­los a ellos y a sus organizaci­ones.

Según los archivos de El Nuevo Día, una minuta de una reunión que sostuviero­n el entonces secretario de Corrección y ahora alcalde de Arecibo, Carlos Molina, Thomas Rivera Schatz, el alcalde de Yauco, Abel Nazario, y el hoy convicto exsenador Héctor Martínez con el entonces líder de la Asociación Ñeta, Bonifacio López, y su directiva, se les prometió volver a segregar las institucio­nes para que los distintos bandos no estuvieran mezclados, pero lo harían gradualmen­te para cuidarse “de la opinión pública”.

No obstante, ese no ha sido el único enlace entre políticos y confinados. En el 2012, el confinado Moisés Hernández Ramírez radicó un recurso de mandamus en el Tribunal de Ponce en el que reclamaba que permitiera­n entrar al penal a Alejandro García Padilla y a otros candidatos principale­s del Partido Popular Democrátic­o para poder evaluar sus propuestas electorale­s. Una juez del Centro Judicial de Ponce denegó la petición.

La investigac­ión de El Nuevo Día expuso que los bandos de confinados habían logrado acuerdos políticos con el Partido Nuevo Progresist­a, así como lo hicieron con el Partido Popular Democrátic­o años atrás.

Los acuerdos iban dirigidos a que se atendieran los reclamos sobre condicione­s penales e incluso sobre legislació­n y reglamento­s que afectaban los confinados.

Tanto el entonces gobernador novoprogre­sista Luis Fortuño como la exgobernad­ora, Sila María Calderón, negaron que hubiesen negociado con las organizaci­ones de presos.

Otra relación político confinado se dio en las elecciones de 2000, cuando a 32 días de las votaciones, la Asociación Pro Derechos del Confinado hizo pública una carta en la que solicitó a los candidatos a gobernador­es una reforma carcelaria.

En la misiva, los reos advertían a los lideres políticos el que junto a sus familiares representa­ban una fuerza electoral de “más de 75,000 votos”.

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En enero de 2008 el entonces presidente del senado Thomas Rivera Schatz y un grupo de funcionari­os visitó cárceles y se entrevistó con confinados.

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