¿MIRAR O VER?
Déjeme buscar mi lupa para mirar este asunto de cerca. Mire (y perdone la redundancia), dice Moliner que mirar es derivada del latín mirari , originalmente ‘admirar’, después contemplar y finalmente ‘mirar’. Mirar tiene una pila de sentidos (como muchas palabras). El primero que nos ofrece Moliner es el de aplicar a algo el sentido de la vista para ver
lo, con este ejemplo: “no me miraron la maleta”. El segundo es pensar lo que se va a hacer, o hacerlo con cuidado, como en “hay que mirarlo bien antes de decidirse”. El tercero es atender; tener un objetivo en lo
que se hace o cómo se hace: “lo hago mirando al porvenir”. También se usa como imperativo y sirve para avisar: ¡Mira lo que vas a hacer” y, dejémoslo hasta aquí. Ver, por su parte, es hija de la latina videre y, en su primera entrada Moliner dice que es poseer el sentido de la vista, como en “tienen ojos y no ven”. ¿La segunda? Darse cuenta, como en “no veo la necesidad de que trabajes tanto”. Y la tercera es entender una
cosa a modo de “ya veo lo que pretendes”. Puede usarse con el sentido de visitar cuando decimos “Voy a ver a fulana”, entre muchos más. ¿Y la construcción mira a ver? Pues ya usted ve, hay que mirar a ver... ¿O será escuchar a ver?, para ver cómo suena... ¿Vio?