Chappie: otro robot exterminador
El nuevo filme de Neill Blomkamp juega con la idea de un futuro dominado por máquinas
El filme Chappie, largometraje de Sony Pictures que estrena hoy en Puerto Rico, tiene todos los elementos necesarios para ser memorable como una oferta de ciencia ficción innovadora. El guión y la dirección están a cargo de Neill Blomkamp ( Elisyum), que aquí continua trabajando en el género que le ganó aclamo con District 9; y el elenco cuenta con roles claves para Hugh Jackman, Dev Patel, Sigourney Weaver y Sharlto Copley.
Sin embargo, la ejecución particular de este filme y la forma en que la trama insiste en convertir al personaje titular en un sinnúmero de alegorías inconclusas hace que la película se quede a medias en sus ambiciones artísticas.
Su director trata de cubrir tanto te- rreno con una sola historia, a lo que se suma las convenciones del género de acción, que atropella muchas de las ideas y elementos distintivos e interesantes del filme.
Como suele suceder en la mayoría de la ofertas de ciencia ficción modernas, la trama de Chappie sucede en un futuro no muy lejano donde en Johannesburg la criminalidad ha sido controlada con un batallón de robots. Pero el creador de este prototipo, Deon Wilson, (Dev Patel) no está satisfecho y tiene ambiciones de convertir su creación en la primera inteligencia artificial que evoluciona con la misma sensibilidad que la de un ser humano. Esto lleva a la creación clandestina de este robot, que es bautizado como Chappie cuando un viraje inesperado lo deja en las manos de un grupo que se gana la vida como cri- minales. De ahí en adelante la necesidad del protagonista de consumir, analizar y evolucionar resulta en una serie de eventos que ponen en riesgo el sistema establecido y en peligro mortal a todos los personajes.
El primer problema de este filme es que todas sus propuestas parecen haber sido heredadas de otras películas del mismo género. En las primeras y últimas escenas de esta película, Blomkamp hace referencias directas a
District 9, algo que solo contribuye a resaltar lo inferior que es esta nueva película en contraste con la anterior. De la misma forma hay claves visuales que conectan esta trama con la última reencarnación de Robocop y las discusiones sobre las posibilidades del concepto de inteligencia artificial recuerdan sus mejores ejecuciones ( A.I.) y las que han generado películas de- sastrosas ( Transcendence ).
De todas las ideas importantes que el guión quiere explorar en pantalla, la que mejor funciona tiene que ver con el personaje central y las escenas que plantean cómo las figuras paternas y maternas influyen en el desarrollo de un intelecto. Esto se manifiesta en las escenas de Chappie con los criminales que lo adoptan y en las que logra compartir con su creador.
Pero Blomkamp no está conforme en desarrollar esto a capacidad. Queda claro que él quiere que esta película sea una crítica social, una visión filosófica del futuro y una gran oferta de acción. Nada de esto cuaja bien y las ideas más interesantes del filme se pierden con los virajes de la trama. En una película mejor escrita y dirigida, la transformación de Chappie de un ser inocente a un instrumento de ven- ganza habría sido una tragedia. En esta versión ese cambio culmina en secuencias de violencia explosiva que opacan los pocos logros del filme.