Juvenil espíritu deportivo
Llena de entusiasmo y competitividad la final de voleibol adaptado para adultos mayores
JUNCOS.- ¡Súbela! ¡Con las dos manos, súbela! ¡Eso es!
Así gritaba a voz en cuello una mujer madura que aplaudía desde los “bleachers” para animar a su equipo de voleibol de Yauco, que se enfrentaba al equipo de Cayey durante el 1er Torneo Nacional Voliactívate del Departamento de Recreación y Deportes (DRD). El evento reunió a los once equipos que clasificaron en sus regiones y que están integrados por adultos mayores que asisten el programa Actívate, que ofrece ejercicios en instalaciones públicas alrededor de la Isla.
En uno de los cuatro espacios de competencia que se habilitaron en la cancha Rafael A. Amalbert, los equipos competían con vigor, especialmente el opositor cayeyano. Los atletas, muchas de ellas mujeres, les daban al balón con entusiasmo, se chocaban las manos, aplaudían y el ju- gador de la posición de centro de Cayey, Carlos Manuel Marrero, de 59 años, pitaba de forma ensordecedora y levantaba las dos manos haciendo la señal de paz cada vez que su equipo anotaba un punto. Luis Felipe Colón, por su parte, daba sus pasitos de baile. En el equipo compitieron, además, Rafael Zambrana, María Rivera Veguilla, Nancy Torres, Carmen Burgos, Luz Nereida Rivera , Gladys Félix, todos entre los 56 y los 61 años.
“Yo llevo dos años y he rebajado 70 libras. Usaba insulina y Synthroid y ahora no uso nada”, presumió María Rivera sobre lo beneficioso que ha sido comenzar una rutina de ejercicios. En su mayoría, los más jóvenes, comenzaron a asistir a las clases de ejercicios luego de haberse jubilado.
Ese también fue el caso de Carmen Ortiz, de 59 años, quien se jubiló y se mudó de Cabo Rojo a Manatí debido al trabajo de su esposo, Manuel. “Me deprimí porque estaba sola y no conocía a nadie y un día fui al Acrópolis”, recordó sobre cómo descubrió las clases de ejerci-
cios auspiciadas por el DRD. Asiste al programa “y los dos días que no voy, camino”.
No todos los asistentes al evento fueron a competir, sino que sirvieron para darles apoyo a sus compañeros. Ese fue el caso del matrimonio de Julio Flores, de 80 años, y Georgina Meléndez, de 85; así como de Santa Cecilia Figueroa, de 91 años.
“El doctor de nosotros nos mandó a hacer ejercicios”, explicó don Julio quien, junto con su esposa, asiste al grupo Campira de Caguas desde hace tres años.
A ese mismo grupo asiste Santa Cecilia, pero hace 14 años. “Yo acababa de perder a mi marido y estaba sola y un matrimonio me invitó. Eso ayuda mucho a la salud. Ahora me hice todos los análisis y salí bien de todo”, declaró la nonagenaria.
Hablar se hacía difícil en una cancha llena en la que los aplausos, los gritos, los pitos y las cornetas no hacían diferencia entre un juego de adolescentes y el de estos adultos mayores que se lo gozaron todo.
JUEGO ADAPTADO. En las áreas de juego, mientras, los equipos se enfrentaban dándole a un balón que parece una bola de playa pequeña, pero que es lo suficientemente dura como para que los jugadores puedan darle.
Luis Torres Santiago, el narrador del juego, explicó que las reglas cambian para que los jugadores, aunque juegan tres sets, puedan tocar el balón más veces que lo normal sin caer en falta. Además, por la seguridad de personas que puedan padecer de condiciones en la espalda, rodillas u otras partes del cuerpo, se les prohíbe brincar.
En total, en los juegos que precedieron a la final participaron cerca de 600 personas, según Deborah Franco, coordinadora del programa Actívate, al que asisten casi 5,000 personas mensualmente.
En esas clases se ofrecen ejercicios de flexibilidad, balance y fortaleza, explicó Annette Jiménez, quien ofrece las clases en el Acrópolis de Manatí tres veces a la semana.
“Ella nos motiva. Yo no había jugado antes. Fui maestra y jugaba con los nenes en la escuela. Empecé en Actívate en agosto del 2014”, explicó María Repollet, de 78 años, quien jugó por Manatí.