El Nuevo Día

Pleneros de la 21: Un día entre talleres

Niños, jóvenes y adultos de distintas razas se encuentran en la bomba y la plena

- José Rodríguez jose.rodriguez@gfrmedia.com

NUEVA YORK- En 1989, en el 23 de la calle 115 del Barrio Boricua, los Pleneros de la 21 iniciaron los talleres de bomba y plena para los niños y niñas de la ciudad de Nueva York. Y la gesta aún continúa.

Año tras año, sus integrante­s realizaban presentaci­ones educativas de estos ritmos en las escuelas de diferentes comunidade­s. Si bien ya realizaban eventos de naturaleza cultural, como las Fiestas de la Santa Cruz, el entusiasmo desplegado por los niños en las escuelas tras reencontra­rse con elementos de su identidad, motivó a los Pleneros al desarrollo de los talleres en la propia comunidad.

Juan “Juango” Gutiérrez, director de los Pleneros de la 21, contó que los talleres comenzaron con seis niños, tres eran sus hijos.

Sentado en las escaleras del Centro Cultural Julia de Burgos, en la calle 106 del East Harlem, donde hoy se llevan a cabo los talleres, Gutiérrez narró que todo comenzó con un plan piloto. Los encargados de los programas educativos que asignaban fondos fueron los que le aconsejaro­n que iniciara una propuesta tomando en considerac­ión la experienci­a que ya había tenido el grupo con los talleres en las escuelas.

Fue así como comenzó en el Barrio Boricua uno de los proyectos más emblemátic­os de la cultura popular puertorriq­ueña en Nueva York.

Los músicos Nelly Tanco, José Rivera, Roberto Cepeda, Carlos Suárez y el fenecido Edgardo Miranda (RIP), fueron los primeros en impartir las

enseñanzas. Al principio, estos integrante­s de los Pleneros de la 21 no tenían el conocimien­to académico-formal, sino que utilizaban su hermandad musical para transmitir­le a los niños, con cariño y entusiasmo, la manera de realizar sus ejecucione­s bailables e instrument­ales.

“Le pusimos el corazón y las ganas de compartir estos conocimien­tos”, recordó Gutiérrez sobre esos inicios y sobre el espíritu que ha guiado el proyecto.

CRECIÓ EN LA COMUNIDAD. En la actualidad, los talleres de bomba y plena de los Pleneros de la 21 se dividen por edades. El primero se compone de pequeños de 2 a 6 años, y el otro, de niños de 7 a 12 años.

En el primer grupo se encuentra la joven Yerimara Concepción Santos, natural de Santurce, quien llegó a la urbe hace siete años. Concepción es una trabajador­a y educadora cultural con un enfoque y adiestrami­ento en danza terapia y activismo social. Fundadora del Proyecto Afro-Inspira, se unió a los talleres de los Pleneros de la 21 en el 2010. En el taller que ofrece Yerimara hay niños, niñas, padres y madres de diferentes nacionalid­ades, no necesariam­ente hispanas.

Los trabajos se inician los sábados, temprano en la mañana, con la colaboraci­ón de percusioni­stas, como Nelson Cabasa y el profesor Jorge Velázquez, quienes dirigen al primer grupo de pequeñines que cantan y bailan al ritmo de la bomba. En la tarde, entran los más grandes, quienes son guiados por el joven percusioni­sta Jorge Velázquez. En este grupo una variedad de niños y niñas repican tambores de bomba, así como congas, a la vez que conocen y practican los diferentes toques de la bomba. En este conjunto se destaca en su ejecución el pequeño Sol Cabasa, quien hace honor a su nombre pues es un sol musical

En el espacio Julia de Burgos, también reciben talleres de plena un grupo de adultos, que son dirigidos por Juan “Juango” Gutiérrez.

Según Gutiérrez, el taller de adultos comenzó hace siete u ocho años después que iniciara el de los niños. La idea era hacer un programa nocturno para que los adultos también pudieran aprender los ritmos y los bailes.

Al igual que sucede con los más pequeños, este grupo está compuesto por personas de diferentes nacionalid­ades, etnias, edades y géneros. Se puede observar, por ejemplo, a jóvenes como Yaritza Surein y al peruano Francisco Tezen.

Con la colaboraci­ón de Nelson Matew González, egresado de los talleres, estos estudiante­s adultos ya entonan el ritmo y las diferentes variantes de la plena.

Este paseo cultural también nos llevó al taller del baile de bomba a cargo de Julia Loíza Gutiérrez Rivera.

Heredera de la cadencia de doña Eugenia Ramos, madre del músico Kako Bastar, Julia imparte las instruccio­nes para el baile en el “dual language”, En esta ocasión, seis mujeres toman el curso, entre ellas se destaca la señora Esther Rivera, la mayor del grupo.

Cerca del mediodía, ya a punto de culminar las clases, retomamos la conversaci­ón sobre los talleres con el director de los Pleneros de la 21.

“Nuestro fin no es crear músicos famosos ni excelentes bailadores, sino que ellos entiendan de dónde vienen, que practiquen su cultura, que sus pies se asienten más en la tierra y que entiendan que esto es parte de ellos. Esto es tuyo, aquí lo tienes. Luego haces con esto lo que tú quieras”, concluyó Gutiérrez con la satisfacci­ón del deber cumplido y el rostro lleno de emoción.

“Nuestro fin no es crear músicos famosos ni excelentes bailadores, sino que ellos entiendan de dónde vienen, que practiquen su cultura, que sus pies se asienten más en la tierra y que entiendan que esto es parte de ellos”

JUAN “JUANGO” GUTIÉRREZ

Director Pleneros de la 21

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La profesora Yerimara Concepción Santos, natural de Santurce, se unió al proyecto en el 2010.
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 ??  ?? Niños y jóvenes, de 7 a 12 años de edad, durante el taller de percusión que se ofrece en el Centro Cultura Julia de Burgos.
Niños y jóvenes, de 7 a 12 años de edad, durante el taller de percusión que se ofrece en el Centro Cultura Julia de Burgos.
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El niño Sol Cabassa es uno de los estudiante­s integra la clase de percusión del profesor Jorge Velázquez.
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 ??  ?? La pequeña Iliana Boquí forma parte del grupo de 4 a 6 años.
La pequeña Iliana Boquí forma parte del grupo de 4 a 6 años.
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Adultos marcan sus pasos durante una clase de bomba.
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