El Nuevo Día

Diane von Furstenber­g: envuelta en la vida

El “wrap dress” que creó en los setenta la lanzó al estrellato, pero más allá de la fama, la fortuna y el éxito, Diane von Furstenber­g ama y promueve la independen­cia femenina

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Es jueves en la noche y me preparo para escribir este texto, pondero cómo he de empezar la historia mientras saboreo lentamente un chocolate y pienso en ella, en Diane von Furstenber­g. Su capricho ahora es el chocolate oscuro, así me dijo mientras la entrevisté personalme­nte el miércoles, poco después de su llegada a la Isla.

La diseñadora belga, de 68 años, hizo un viaje relámpago para una cena privada en la noche del miércoles y los eventos de apertura el jueves en la tienda Saks Fifth Avenue en el nuevo Mall of San Juan.

Mientras escribo, retomó mi dilema. Qué se puede decir de Diane von Furstenber­g que no hayan dicho ya cientos de publicacio­nes y medios que la han entrevista­do a lo largo de 45 años de carrera e incluso, la propia Diane en su dos libros autobiográ­ficos, "Diane: A signature life" (Simon & Schuster, 1998) y "The Woman I wanted to be" (Simon & Schuster, 2014) en los que revela mucho de su vida de una manera entretenid­a y franca.

Antes de los 30 años se casó con un príncipe, estableció un imperio de moda y revolucion­ó en los setenta, de forma similar a figuras como Coco Chanel, en los años veinte y Mary

Quant, en los sesenta, la manera de vestir de mujeres en todo el mundo. La llegada de Von Furstenber­g a la industria de la moda vino, según nos dice, de manera inesperada. A través de su pareja y luego esposo, el príncipe italiano Egon von Furstenber­g, conocería al empresario textil Angelo Ferretti.

Éste último sería clave en enseñarle las sutilezas del “jersey”, material que luego daría forma a su invención, el “wrap dress” o traje de corte cruzado. El singular vestido sin cremallera ideado por esta diseñadora nacida en Bruselas, en el seno de una familia judía acomodada con raíces griegas y rusas, causaría una vorágine en 1974 en Estados Unidos tras recibir el aval de la legendaria editora de Vogue, Diana Vreeland, quien la motivó a llevar su idea al mercado.

Después de alcanzar un éxito vertiginos­o, Diane sintió el peso de la presión de sus casi 20 licencias de líneas en el mercado, y decide vender en la década de los ochenta. El resurgir de sus diseños en los noventa, entre seguidoras de su práctico y seductor entalle, junto al empuje de su familia, en particular su hija, Tatiana, la motivaron a relanzar su visión de la moda bajo el sello DVF en 1997.

Así que en la tarde del miércoles, me encontraba en el lobby del Condado Vanderbilt en espera de poder entrevista­rla, tendría justamente 15 minutos con esta leyenda de la moda.

SENCILLA Y AMABLE. En la espera, la imaginé de diversas maneras. Vestida con un traje de corte cruzado multicolor, de esos que son emblemátic­os del sello DVF y que lo han hecho sinónimo de “joie de vivre” y de chic. Añadí a este retrato imaginario su pelo on- dulado y suelto y una pulsera dorada de grandes eslabones, accesorio que es común en ella y parte del “look” de la mujer DVF.

El reloj del móvil marca las 3:21 pm y veo acercarse el personal que me llevará a tenerla cara a cara. La conversaci­ón, como suele ser en esas circunstan­cias, se centra en el tiempo, específica­mente en el terrible frío neoyorquin­o. La asistente presiona el piso 11, y me dice, “la entrevista será en español”. De momento miro con resignació­n la extensa lista de preguntas que tenía preparadas en inglés. Lo menos que necesitaba era tener distraccio­nes que robaran segundos de mis 15 minutos. “Bueno, nada que hacer”, me dije.

Caminamos hacia la puerta, veo el mar. A la derecha, la sala de la suite. Está vacía, escuchó voces femeninas y a la asistente decir mi nombre. “Hola”, de pronto tengo a Diane frente a mí. Cruza hacia la sala para sentarnos juntas en el sofá. No hay traje colorido, maquillaje, joyería, nada. Nada que distraiga de sus pómulos distinguid­os, sus grandes ojos y su sencillez.

“Siento recibir sin maquillaje”, se disculpa mientras se frota los ojos, toma asiento y mueve sus rizos para despejar sus hombros a la vez que cruza los pies descalzos y se acomoda. Viste pantalón y blusa clara. Luce agotada, pero contenta. Tendría una ronda de entrevista­s a través de la tarde antes de los eventos de la noche.

Me sorprende su delgadez, su físico menudo; en las fotos siempre luce tan alta. Mira atenta mi rostro. “Voy a hablar en español”, afirma y añade, “necesito practicar”. Von Furstenber­g estudió en la Universida­d de Madrid y posteriorm­ente continuó estudios de economía en la Universida­d de Ginebra.

Estoy lista a comenzar, no quiero perder un segundo, son las 3:33 pm. Y justo cuando voy a hablar, me dice: “Tienes una piel fantástica”. Ésto, me toma despreveni­da, siento que el calor se me sube a la cara. “Es el maquillaje”, le respondo. “No”, me dice y sonríe en dulce complicida­d. Así de cercana se siente esta mujer que ha recorrido el mundo, ha vivido más vidas que las que pudiéramos imaginar, y, ahora me dice, terminó de leer la biografía de Elsa Schiaparel­li. “Muy divertida”, afirma antes de proceder a contestar las preguntas en un fluido español. ¿Tienes recuerdos de la moda cuando eras niña?

“Me acuerdo de mi mamá como se vestía y todo, pero nunca pensé que la moda sería mi carrera. No sabía lo que quería ser pero sabía la mujer que quería ser. Una mujer independie­nte, una mujer que toma la vida en sus manos. Fue casualidad que encontré ese hombre, Ferretti (Angelo Ferretti) que tenía una fábrica que me enseñó todo de los estampados, después, me enseñó todo del ‘jersey”’. ¿Recuerdas alguna pieza, algún aroma, algo en especial de como veía tu madre la moda?

“Lo que yo recuerdo es el ‘allure (el encanto), el body language’ (el lenguaje corporal), más que las cosas. ¿Cómo fue tu infancia en Bélgica?

“Muy bien, muy feliz pero muy aburrida”. ¿Cómo ha cambiado tu visión de lo que es la moda en término personal y profesiona­l?

“Para mí, cambió pero a la vez no cambió. Los años setenta están siempre muy presentes en la moda, porque fueron unos años de libertad, como en los años 30. Fue una década que siempre está de moda. A mí lo que me gusta es ‘effortless, sexy y on the go’ (sin ser forzado, sexy y en movimiento). Si no es ‘effortless’, si no es sexy, si no lo puedes poner en la maleta, no es DVF”.

“No sabía lo que queria ser pero sabía la mujer que quería ser. Una mujer independie­nte, una mujer que toma la vida en sus manos” Diane von Furstenber­g, diseñadora

¿Piensas que una mujer puede ser sexy a cualquier edad?

"Sí, pero en modos diversos porque cuando ya no eres joven, se trata mucho más de lo que eres internamen­te, de la experienci­a. Pero, qué es la seducción, es un poco de misterio, un poco de saber. Es la cosa que te intriga, que quieres saber más de la persona”.

¿Qué te estimula de la moda ahora?

“Tuve tres épocas de mi vida profesiona­l. La primera, fue ‘The American Dream’, vine a América, era muy joven, tuve un éxito enorme. Luego vendí todo. Hace 18 años empecé otra vez, era un ‘comeback kid’. Y ahora, ahora es ‘legacy’ (legado). Hice una exposición muy grande de mis vestidos en Los Ángeles (Journey of a Dress, en 2014). Escribí el libro (“The Woman I wanted to be”). Ahora quiero entrenar un equipo de gente que en el futuro va a poder mantener el espíritu (de la marca) en una cartera, en un bolso, en una pulsera, en zapatos”. ¿Hay una visión diferente de cómo se viste Diane y lo que vemos en pasarela?

“No, es siempre la misma”. ¿Cómo ha sido la relación entre tú, como creadora del “wrap dress” y el “wrap dress”, como tu creación, a través de los años?

“Primero fue la llave de mi libertad, pagó por todo, la educación de mis hijos, mis casas, todo, todo, todo. Pero a medida que iba haciendo otras cosas, no prestaba tanta atención al ‘wrap dress’, porque era como una persona de la familia. Y, a veces, ‘I didn’t like it when people always mentioned it (no me gustaba cuando la gente siempre lo mencionaba). Lo que cambió con la exhibición es que vi no solo lo que este vestido hizo por mi vida, pero cómo fue importante para la vida de las mujeres durante muchos años, en películas, en todo eso. Eso fue muy importante. Para mí fue una revelación”.

¿Qué te desagrada de las personas?

“I don’t like pretention” (No me gusta la pretención). ¿Qué piensas revela la moda actual sobre nuestros tiempos?

“Ahora es lo que tú quieres. Puedes hacer lo que quieres, cómo quieres. Es muy global. No se ve que eres de Shanghái o de Rusia, todo el mundo es global”. ¿Cómo crees ha cambiado, para bien o para mal, el rol de la mujer?

"En el rol de la mujer han pasado muchas cosas buenas, pero otras no tan buenas en muchas partes del mundo. Por eso yo estoy bien envuelta, muy ‘committed’ (muy comprometi­da) con la igualdad de las mujeres". En el proceso creativo de producir una colección, ¿dudas de qué dirección tomar?

"Trabajas tres coleccione­s al mismo tiempo. Muestras otoño-invierno, pero ya tienes preparadas las telas para resort y también co- mienzas con primavera, por lo que nunca paras. En cierto sentido esto es bueno porque es como una pieza musical, una sinfonía. Vas a ritmo lento y luego no te detienes. Entonces, cuando estás en el "groove" rodeada por diseñadore­s jóvenes y talentosos agarras el "air du temps", captas las tendencias y entonces todo se siente muy natural. Cuando surgen dudas es al momento de montar el "show" porque tienes más de 500 piezas, sólo tienes que escoger 35 y puede ir en cualquier dirección. Ese es el momento en que entras en pánico. Enfrentast­e un diagnóstic­o de cáncer de lengua en 1994. En ese momento, ¿cómo influyeron las enseñanzas de tu madre (supervivie­nte de los campos de concentrac­ión en Auschwitz y Ravensbruc­k en la Segunda Guerra Mundial) sobre nunca ver el miedo como opción?

“Influyó muchísimo, sabes. Piensas en la mortalidad cada día. Cuando te dicen que tienes un cáncer es un ‘shock’ bastante grande, pero tienes que aceptarlo. Entonces, lo aceptas, lo enfrentas y "that's it". Cambias toda la experienci­a a algo positivo. No hay otra forma de hacerlo”.

Has dicho en tu más reciente libro que eres igual a tu madre. ¿En qué te pareces a ella?

Siempre daba consejos a todos y me irritaba, y ahora, soy igual. Has conocido a gente fascinante en todo el mundo, figuras políticas, artistas, miembros de la realeza, estrellas. Cuéntanos de alguien que te sorprendió, conmovió o decepcionó.

“Tuve la oportunida­d de conocer a Fidel Castro, en el 90... 92, y yo tenía pensado que era una persona tan fantástica. Después de dos días, no lo podía aguantar. Hablaba sin parar y cada vez que se alzaba tenía un chico sólo para bajarle el ruedo del pantalón (se toca el ruedo de su pantalón a modo de demostraci­ón). Expresaste que apoyas la candidatur­a de Hillary Clinton para la presidenci­a. ¿Crees que Estados Unidos está listo para tener a una mujer en esa posición? ¿Por qué piensas ha tomado tanto tiempo? “Yo soy amiga de ella, me gusta mucho como persona y espero que pueda ser presidente”. En entrevista­s reiteras tu posición de que la mujer lo puede hacer todo; carrera exitosa, familia, matrimo-

nio. Hay quienes entienden este tipo de aseveració­n crea falsas expectativ­as. ¿Qué dices al respecto?

“I think women can do it all”. (Pienso que las mujeres lo pueden hacer todo).

¿Gustas estar en solitud?

Yo disfruto la solitud y el silencio pero también disfruto el estar rodeada de mucha gente. Disfruto la solitud, me da fortaleza. A veces, si no lo haces, puedes perderte. Has vivido una vida intensa, ¿qué te queda por hacer?

Mi meta es hacer que mi compañía, que es mi tercer hijo, continué después de mí y que el espíritu detrás de la marca permanezca para decir que toda mujer puede ser la mujer que quiere ser. (Aquí hace una pausa y piensa por un momento, elevando su rostro). Sabes lo que me gustaría hacer un día pero no creo que pueda... Me gustaría hacer alfarería. No sé por qué, pero lo pienso mucho. Dices que diseñas pensando en empacar una maleta. ¿Qué hay en tu maleta ahora?

“I have such a small bag. (Tengo un bulto tan chico). Viajo más ligera que cualquiera que jamás hayas conocido. Si sabes empacar, sabes cómo vivir. Si empacas ligero, vives ligero.

Mi grabadora marca 17:39, el tiempo con Diane ha terminado. Ella sonríe, se levanta del sofá y se retira a prepararse. La jornada apenas está comenzando.

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La diseñadora en el ensayo de la más reciente presentaci­ón de su colección, otoño invierno 2015, el pasado mes de febrero durante la Semana de la Moda de NY. Debajo, uno de los vestidos, de su colección primaveral.
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 ??  ?? "Luce un traje, siéntete como una mujer", es uno de sus lemas.
"Luce un traje, siéntete como una mujer", es uno de sus lemas.
 ?? texto Paola Fernández
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paola.fernandez@gfrmedia
Fotos Juan L. Martínez y Colección privada DVF
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texto Paola Fernández ● paola.fernandez@gfrmedia Fotos Juan L. Martínez y Colección privada DVF ●
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La diseñadora disfrutó y bailó al ritmo de la plena durante la apertura de la tienda Saks Fifth en Puerto Rico.
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"La mujer que quise ser", su más reciente libro autobiográ­fico.

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