El Nuevo Día

Desafío a la muerte con figuras de barro

El primer emperador unificador de China mandó a hacer un mausoleo que sigue sorprendie­ndo al mundo con sus 8,000 soldados

- Rut N. Tellado Domenech rtellado@elnuevodia.com Twitter: @rut_tellado

Un día como hoy, hace 41 años, varios campesinos chinos intentaban cavar un pozo para lidiar con la sequía que azotaba la provincia norteña de Shaanxi cuando sus palas se toparon con los fragmentos de una estatua de arcilla a más de cuatro metros de profundida­d.

El grupo notificó a las autoridade­s y la zona se llenó de arqueólogo­s e historiado­res que dieron cuenta al mundo de la magnitud del descubrimi­ento, pues resultó ser un ejército de miles de soldados hechos en terracota hace 2,200 años.

Antes de aquel 29 de marzo de 1974, circulaban historias en la región acerca de hallazgos similares por parte de agricultor­es, pero ninguna ha podido ser verificada. Uno de los relatos, citado por National

Geographic , cuenta que un campesino que cavaba vio la cabeza de un soldado de terracota y, asustado, la volvió a enterrar y huyó.

Desde 1974, se realizan labores arqueológi­cas en la zona, que actualment­e es uno de los principale­s atractivos turísticos de China. Un techo tan grande como el de un hangar cubre las tres fosas principale­s.

En la primera hay unas 6,000 figuras, de tamaño natural, de soldados armados y caballos, colocados en formación militar. La segunda contiene 1,400 arqueros, soldados de infantería y carruajes. La fosa 3, en donde hay poco más de 80 altos oficiales, está incompleta, lo que historiado­res creen pudo deberse a una revuelta en que rebeldes robaron las armas de las figuras, vandalizar­on el lugar y quemaron el techo de madera que originalme­nte lo cubría.

Los soldados de terracota, declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987, no solo sorprenden por su cantidad. Las esculturas fueron confeccion­adas utilizando moldes para distintas partes del cuerpo en una antigua cadena de producción. Lo que las distingue son las facciones de los rostros, que eran modificada­s con arcilla una vez cada figura estaba ensamblada. Por eso cada soldado luce único.

¿Quién mandó a hacer semejante obra, que requirió de 30 años y 700,000 trabajador­es? Las figuras son parte del mausoleo de Zhao Zheng, primer unificador de China, quien vivió del año 259 al 210 antes de Cristo. Cuando Zhao Zheng nació, China estaba dividida en siete estados mayores enfrascado­s en constantes guerras, de acuerdo con informació­n del Museo Británico.

A sus 13 años, Zhao Zheng pasó a ser rey del estado de Qin. En un periodo de 25 años de batallas, logró someter a los demás estados y unificarlo­s en un solo imperio, al que llamó Qin. A partir de ese momento eligió que se le llamara Qin Shi Huangdi, que significa “Primer Augusto y Divino Emperador de Qin”.

Dividió el imperio en 36 partes y designó comandante­s para administra­rlas con mano dura, basado en la filosofía del legalismo, según la cual los seres humanos son rebeldes por naturaleza y necesitan leyes que los regulen. Así rompía con las enseñanzas de Confucio, que decía que la gente sigue los buenos ejemplos.

El primer emperador también hizo del banliang la única moneda oficial del nuevo imperio, anuncio los pesos y medidas estandariz­adas que se utilizaría­n en todo el territorio y estandariz­ó el lenguaje escrito de modo que regiones en donde se hablaban distintas lenguas pudieran entenderse mediante caracteres.

Además, mandó a 300,000 soldados capturados a hacer una muralla. La Gran Muralla China que conocemos hoy se construyó sobre los cimientos de aquella estructura.

Después de tres atentados contra su vida, en Qin Shi Huangdi aumentó el miedo a la muerte. Por eso, creyendo que reinaría por siempre, decidió recrear su imperio bajo tierra. Esto incluye al famoso ejército de soldados de terracota, pero eso no es todo. La Institució­n Smithsonia­n informa que excavacion­es recientes han revelado figuras de aves acuáticas elaboradas en bronce, así como músicos, funcionari­os y acróbatas de arcilla. “Encontramo­s que las fosas subterráne­as son una imitación de la organizaci­ón real de la dinastía Qin”, dice Duan Qingbo, jefe del equipo de excavación en el Instituto Provincial de Investigac­ión de Arqueologí­a de Shaanxi. citado por el Smithsonia­n. “El emperador se llevó un sistema político entero con él”.

El increíble mausoleo de Qin Shi Huangdi fue su intento de alcanzar la inmortalid­ad. A juzgar por los millones de turistas, historiado­res y arqueólogo­s que acuden cada año al lugar a admirar su obra, se podría decir que lo logró.

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