El Nuevo Día

Estrategia­s para una Semana Santa segura

Si bien la Semana Santa es un período de recogimien­to para muchas familias, miles de personas aprovechan los días de asueto para hacer desplazami­entos a diversos puntos de la Isla, celebrar pasadías en la costa y compartir en reuniones donde abundan las b

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La experienci­a de la Semana Santa de 2014, con alrededor de diez víctimas mortales en las carreteras, en las que la negligenci­a o la falta de cumplimien­to de las leyes de tránsito fueron factores determinan­tes, indica que este año la Policía tendrá que movilizars­e de la manera más efectiva.

Tan sólo en un día, el Jueves Santo del año pasado, murieron cuatro personas en accidentes de tránsito, ninguna de las cuales llevaba puesto el cinturón de seguridad. Dos días más tarde, una niña de doce años que no llevaba el cinturón puesto, perdía la vida en una colisión en Carolina.

La prisa, el ambiente festivo y el hacinamien­to de pasajeros en algunos vehículos, provocan que no todos tomen la precaución de abrocharse el cinturón, cuando la realidad es que debe llevarse puesto incluso en los asientos traseros del vehículo.

Al ser la Semana Santa el período tradiciona­l que marca la fecha de retorno a las actividade­s playeras, es importante que se den a conocer con tiempo las condicione­s marítimas que prevalecer­án en nuestras costas, así como la calidad de las aguas en las playas más visitadas.

Por lo pronto, ya la Junta de Calidad Ambiental avisó el pasado viernes de que las muestras tomadas en el Muelle de Arecibo y en el balneario Nolo Morales o Sardinera, en Dorado, indicaban que sus aguas excedían los parámetros bacterioló­gicos y no estaban aptas para los bañistas. Esa informació­n debería actualizar­se temprano en la semana, a fin de que los días de mayor afluencia de público, de jueves a domingo, la gente pueda tomar decisiones responsabl­es sobre los lugares seguros para compartir, especialme­nte cuando hay menores de por medio.

Está documentad­o que el mayor número de fatalidade­s en lo que concierne a incidentes en los cuerpos de agua, ocurre los fines de semana largos, pero especialme­nte durante la Semana Santa y los meses de junio y julio. De 30 a 35 personas mueren anualmente en los cuerpos de agua de Puerto Rico, según Nino Correa, funcionari­o de la Agencia Estatal para el Manejo de Emergencia­s. Eso sin contar los sustos de otros accidentes, que no trasciende­n a los medios, pero que dejan secuelas en las personas que los sufren.

Aunque la seguridad en carreteras y playas es la prioridad, hay otras situacione­s que requieren de especial prudencia en esta época. Las intoxicaci­ones por alimentos, especialme­nte pescado y mariscos, tienen un pico en estos días, como bien lo notan las salas de emergencia de los hospitales, y es necesario extremar las medidas de higiene en los establecim­ientos que proveen estos alimentos tradiciona­les de la Semana Mayor.

Se celebran, también, reuniones masivas de adolescent­es y jóvenes, que ya ni siquiera tienen que anunciarse en los medios, pues son convocadas a través de Internet. Es responsabi­lidad de los padres enterarse de la naturaleza de los eventos a los que acudirán sus hijos, y la forma en que se van transporta­r a esos sitios, donde la mayoría va a consumir alcohol. Un simple rastreo por los sitios de Internet donde se promociona­n tales actividade­s, ofrece la oportunida­d, no de prohibirla­s o acecharlas, sino de prevenir los excesos que muchas veces involucran a menores de edad.

Se trata de una época de reflexión donde a veces lo menos que se hace es reflexiona­r. Por eso correspond­e a las autoridade­s trazar planes de prevención que no cuestan tanto, pero que ayudan a evitar desgracias.

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