Los otros secretos de Fátima
La peregrinación de los devotos se convierte en una estampa de fe y fervor religioso.
Es un brillo inextinguible. De mañana, de noche, a cualquier hora a lo largo de las 24 que tiene el día, el fulgor de cientos de velas encendidas se asemeja a incontables faros de luz en un destino de devoción guiado por el rosario y el corazón de la Virgen María.
Es uno de los recodos indispensables del Santuario de Fátima. Ese espacio donde todos se detienen con reverencia para elevar una íntima oración al cielo y hacer sus peticiones a la Virgen, mientras las llamas de velas y cirios crujen con fervor, y la tinta de cera redacta epístolas de fe que testimonian el espíritu que ha guiado a la ciudad desde que, en 1917, la Santa Señora se apareciera allí a tres pastorcitos.
El lienzo de entonces no tenía la silueta de hoy, cuando una torre con corona se yergue como columna angular del Santuario, tan erguida sobre la Basílica construida para honrar aquel encuentro que se divisa desde diversos puntos de la ciudad. Una edificación vigía que irradia serenidad y en la que los restos de Jacinta, Lucía y Francisco, los portavoces del milagro que transformaría sus vidas y la de Fátima, descansan bajo la atenta mirada de la Virgen.
Tampoco estaba allí la capillita que marca el lugar de la aparición de la Virgen, coqueta como la hermosa patrona que la preside y sobre la que se erigió una estructura abierta con altar que es parada obligada de los cientos de miles de devotos de todo el mundo que hasta allí llegan para hacer grande un pequeño territorio ubicado al norte de Lisboa.
Para imaginarse aquella estampa portuguesa de principios del siglo XX que fue génesis del milagro, hay que salir del recinto y tomar la ruta de la Vía Sacra, andando unos tres kilómetros para perderse por el sendero de Valinhos, que conecta Fátima con Aljustrel, donde ubican las casas de los pastores. Por allí apareció tres veces un ángel, preludiando a la Madre de Dios. Ese trayecto es uno de los secretos menos puestos en valor del Santuario de Fátima, uno por el que los peregrinos pueden admirar un mágico bosque de olivos moteado por una alfombra pintada de margaritas, y detenerse con veneración para orar ante cada estación del vía crucis o reflexionar sobre la aparición, escuchando la esclarecedora musicalidad del silencio.
En Aljustrel están las casitas de los videntes, tan perfectamente conserva- das que hasta mantienen ovejas, diáfano retrato de la cotidianidad de las familias de entonces. La ruta de vuelta desde allí es la que tomaban los pastores para llegar a Cova da Iria con sus rebaños y fue, precisamente, por donde hoy está la Capelinha a donde los niños llevaban los de la familia cuando ocurrió la primera aparición virginal, dando paso posterior a la construcción del Santuario en una gran explanada capaz de acoger grandes multitudes, como las que le seguían a ellos en cada encuentro con la Virgen que allí hizo danzar al sol y reveló secretos prodigiosos.
Hoy, el sol brillante del recinto es la Basílica Nuestra Señora del Rosario, que abre sus brazos a arcos con columnas y tiene en su proscenio un gran altar desde donde se dirigen las celebraciones de mayor solemnidad, como las beatificaciones de Francisco y Jacinta.
Cara a cara a ese edificio, a su extremo opuesto ubica la Iglesia de la Santísima Trinidad, una estructura minimalista edificada mucho después y con mayor capacidad que la Basílica original. En esa misma estructura eclesial hay otras capillas, además de un área de exposiciones donde regularmente se realizan exhibiciones temáticas como “En este valle de lágrimas”, que hasta el 31 de octubre enlazará las dificultades de los videntes con el contexto bélico de la Primera Guerra Mundial, buscando proyectar a la Virgen de Fátima como una intercesora para lograr tanto la paz interior como la del mundo. En la iglesia y la Capelinha se celebran numerosas misas a lo largo de cada jornada y, en esta última, también rosarios.
Ver a los devotos desplazarse alrededor de la capillita de rodillas es un retrato que se replica a través de la explanada central donde se viven verdaderos maratones en permanente genuflexión. Rodeando ese ágora de fe, los domingos y festivos se realizan procesiones eucarísticas que, entre cánticos y padres nuestros, van haciendo escalas en un vía crucis de gran devoción. Además de este periplo más concurrido, mensualmente, de mayo a octubre, todos los días 12 y 13 se realizan peregrinaciones con un vía crucis hasta Valinhos.
En Semana Santa, el misticismo se apodera del Santuario con la bendición de los Ramos, cánticos y la celebración de la Última Cena, la pasión y la resurrección del Señor.
Además del pedazo del Muro de Berlín que se exhibe en un costado del Santuario como recordatorio del rol de la Iglesia en la caída del comunismo,
Fátima cuenta, además, con el Centro Pastoral Pablo VI, un Museo de Cera con figuras relacionadas con el milagro y acontecimientos importantes en este, así como un novísimo Museo de la Vida de Cristo que se precia de contar con la más grande colección de figuras que reproducen hitos de la vida del Hijo de Dios.
Es imposible abandonar la ciudad sin llevarse un trozo de ella, lo que ha convertido a numerosas tiendas, especialmente las que están a los costados del Santuario, en las Plazas de San José y San Antonio, en un bazaar al más puro estilo de Roque Santeiro, donde hallar imágenes religiosas, velas y artículos típicos de Portugal.
El del sabor es otra suerte de altar en la ciudad, donde es indispensable degustar la tradición repostera portuguesa con delicias como el Pão de Deus, los
caladinhos, los casadinhos, los pasteis de feijão , los bolos de amendoim y muchos manjares que se esparcen por numerosas tiendas dedicadas al dulce a través de toda la ciudad, y que también santifica la Virgen.
Fátima se sazona, también, con productos regionales como las mieles, que tanto gustaban a los pastorcitos, y con una cocina tradicional portuguesa de bases sencillas, gusto sabroso y raciones abundantes, en las que no puede faltar el bacalhau preparado de mil maneras, que se acompaña con vinos regionales del cada vez más popular Alentejo, que incluso han “dotado” a la Virgen de su propio milagro de vino con etiqueta.
Desde 2010, Fátima emprendió la ruta hacia la celebración del centenario de las apariciones en 2017, con exposiciones, y también el remozamiento de la Basílica original, que espera completarse a fines de 2015, hasta cuando su interior permanecerá parcialmente cerrado.
Cuando cae la noche y dejan de repicar prolongadamente las campanas, las doradas brasas de las velas siguen alumbrando a Fátima, aunque para luces una que incluso con nieblas refulge en la cima de la Basílica como gema iluminada sobre la corona de la Virgen: la cruz.
¿CUÁNDO VISITAR?
Sábados y domingos son los días ideales para disfrutar del Santuario a tope de actividad.
¿DÓNDE ALOJARSE Y COMER?
Su auge como Santuario Mariano ha hecho que Fátima disponga de una amplia planta de alojamientos, desde centros de retiro y albergues en conventos, hasta hoteles modernos con todas las comodidades. Uno de estos es Steyler Fátima, una de las hospederías clásicas del pueblo, con habitaciones renovadas, muchas con vista a la Basílica. Otro muy moderno es el Hotel Santa María, ubicado al lado opuesto del Santuario. Algunos hoteles cierran en temporada baja. Fátima tiene unas diez mil camas, ocho mil habitantes, varios colegios de enseñanza secundaria, seminarios y noviciados, y es un atractivo destino de congresos.
¿CÓMO LLEGAR?
Fátima ubica a una hora y media de Lisboa y aunque desde la capital portuguesa sale abundancia de excursiones que tienen a Fátima como una de sus escalas, el recinto y la devoción ameritan visitas sin prisa. A su céntrica y manejable estación de autobuses, arriban vehículos de diversas partes del país. Rede Expressos (www.rede-expressos.pt) ofrece un servicio confiable y puntual en cómodos autobuses que llegan a Fátima con varias frecuencias al día saliendo desde Lisboa, o desde el norte del país. Air Europa ofrece vuelos sin escalas desde Puerto Rico a Madrid, con conexión en Lisboa.
Más información: http://www.santuario-fatima.pt/ Para más información sobre este destino, consulta a tu agente de viaje.