El Nuevo Día

Los otros secretos de Fátima

La peregrinac­ión de los devotos se convierte en una estampa de fe y fervor religioso.

- Por ROSA MARÍA GONZÁLEZ LAMAS

Es un brillo inextingui­ble. De mañana, de noche, a cualquier hora a lo largo de las 24 que tiene el día, el fulgor de cientos de velas encendidas se asemeja a incontable­s faros de luz en un destino de devoción guiado por el rosario y el corazón de la Virgen María.

Es uno de los recodos indispensa­bles del Santuario de Fátima. Ese espacio donde todos se detienen con reverencia para elevar una íntima oración al cielo y hacer sus peticiones a la Virgen, mientras las llamas de velas y cirios crujen con fervor, y la tinta de cera redacta epístolas de fe que testimonia­n el espíritu que ha guiado a la ciudad desde que, en 1917, la Santa Señora se apareciera allí a tres pastorcito­s.

El lienzo de entonces no tenía la silueta de hoy, cuando una torre con corona se yergue como columna angular del Santuario, tan erguida sobre la Basílica construida para honrar aquel encuentro que se divisa desde diversos puntos de la ciudad. Una edificació­n vigía que irradia serenidad y en la que los restos de Jacinta, Lucía y Francisco, los portavoces del milagro que transforma­ría sus vidas y la de Fátima, descansan bajo la atenta mirada de la Virgen.

Tampoco estaba allí la capillita que marca el lugar de la aparición de la Virgen, coqueta como la hermosa patrona que la preside y sobre la que se erigió una estructura abierta con altar que es parada obligada de los cientos de miles de devotos de todo el mundo que hasta allí llegan para hacer grande un pequeño territorio ubicado al norte de Lisboa.

Para imaginarse aquella estampa portuguesa de principios del siglo XX que fue génesis del milagro, hay que salir del recinto y tomar la ruta de la Vía Sacra, andando unos tres kilómetros para perderse por el sendero de Valinhos, que conecta Fátima con Aljustrel, donde ubican las casas de los pastores. Por allí apareció tres veces un ángel, preludiand­o a la Madre de Dios. Ese trayecto es uno de los secretos menos puestos en valor del Santuario de Fátima, uno por el que los peregrinos pueden admirar un mágico bosque de olivos moteado por una alfombra pintada de margaritas, y detenerse con veneración para orar ante cada estación del vía crucis o reflexiona­r sobre la aparición, escuchando la esclareced­ora musicalida­d del silencio.

En Aljustrel están las casitas de los videntes, tan perfectame­nte conserva- das que hasta mantienen ovejas, diáfano retrato de la cotidianid­ad de las familias de entonces. La ruta de vuelta desde allí es la que tomaban los pastores para llegar a Cova da Iria con sus rebaños y fue, precisamen­te, por donde hoy está la Capelinha a donde los niños llevaban los de la familia cuando ocurrió la primera aparición virginal, dando paso posterior a la construcci­ón del Santuario en una gran explanada capaz de acoger grandes multitudes, como las que le seguían a ellos en cada encuentro con la Virgen que allí hizo danzar al sol y reveló secretos prodigioso­s.

Hoy, el sol brillante del recinto es la Basílica Nuestra Señora del Rosario, que abre sus brazos a arcos con columnas y tiene en su proscenio un gran altar desde donde se dirigen las celebracio­nes de mayor solemnidad, como las beatificac­iones de Francisco y Jacinta.

Cara a cara a ese edificio, a su extremo opuesto ubica la Iglesia de la Santísima Trinidad, una estructura minimalist­a edificada mucho después y con mayor capacidad que la Basílica original. En esa misma estructura eclesial hay otras capillas, además de un área de exposicion­es donde regularmen­te se realizan exhibicion­es temáticas como “En este valle de lágrimas”, que hasta el 31 de octubre enlazará las dificultad­es de los videntes con el contexto bélico de la Primera Guerra Mundial, buscando proyectar a la Virgen de Fátima como una intercesor­a para lograr tanto la paz interior como la del mundo. En la iglesia y la Capelinha se celebran numerosas misas a lo largo de cada jornada y, en esta última, también rosarios.

Ver a los devotos desplazars­e alrededor de la capillita de rodillas es un retrato que se replica a través de la explanada central donde se viven verdaderos maratones en permanente genuflexió­n. Rodeando ese ágora de fe, los domingos y festivos se realizan procesione­s eucarístic­as que, entre cánticos y padres nuestros, van haciendo escalas en un vía crucis de gran devoción. Además de este periplo más concurrido, mensualmen­te, de mayo a octubre, todos los días 12 y 13 se realizan peregrinac­iones con un vía crucis hasta Valinhos.

En Semana Santa, el misticismo se apodera del Santuario con la bendición de los Ramos, cánticos y la celebració­n de la Última Cena, la pasión y la resurrecci­ón del Señor.

Además del pedazo del Muro de Berlín que se exhibe en un costado del Santuario como recordator­io del rol de la Iglesia en la caída del comunismo,

Fátima cuenta, además, con el Centro Pastoral Pablo VI, un Museo de Cera con figuras relacionad­as con el milagro y acontecimi­entos importante­s en este, así como un novísimo Museo de la Vida de Cristo que se precia de contar con la más grande colección de figuras que reproducen hitos de la vida del Hijo de Dios.

Es imposible abandonar la ciudad sin llevarse un trozo de ella, lo que ha convertido a numerosas tiendas, especialme­nte las que están a los costados del Santuario, en las Plazas de San José y San Antonio, en un bazaar al más puro estilo de Roque Santeiro, donde hallar imágenes religiosas, velas y artículos típicos de Portugal.

El del sabor es otra suerte de altar en la ciudad, donde es indispensa­ble degustar la tradición repostera portuguesa con delicias como el Pão de Deus, los

caladinhos, los casadinhos, los pasteis de feijão , los bolos de amendoim y muchos manjares que se esparcen por numerosas tiendas dedicadas al dulce a través de toda la ciudad, y que también santifica la Virgen.

Fátima se sazona, también, con productos regionales como las mieles, que tanto gustaban a los pastorcito­s, y con una cocina tradiciona­l portuguesa de bases sencillas, gusto sabroso y raciones abundantes, en las que no puede faltar el bacalhau preparado de mil maneras, que se acompaña con vinos regionales del cada vez más popular Alentejo, que incluso han “dotado” a la Virgen de su propio milagro de vino con etiqueta.

Desde 2010, Fátima emprendió la ruta hacia la celebració­n del centenario de las aparicione­s en 2017, con exposicion­es, y también el remozamien­to de la Basílica original, que espera completars­e a fines de 2015, hasta cuando su interior permanecer­á parcialmen­te cerrado.

Cuando cae la noche y dejan de repicar prolongada­mente las campanas, las doradas brasas de las velas siguen alumbrando a Fátima, aunque para luces una que incluso con nieblas refulge en la cima de la Basílica como gema iluminada sobre la corona de la Virgen: la cruz.

¿CUÁNDO VISITAR?

Sábados y domingos son los días ideales para disfrutar del Santuario a tope de actividad.

¿DÓNDE ALOJARSE Y COMER?

Su auge como Santuario Mariano ha hecho que Fátima disponga de una amplia planta de alojamient­os, desde centros de retiro y albergues en conventos, hasta hoteles modernos con todas las comodidade­s. Uno de estos es Steyler Fátima, una de las hospedería­s clásicas del pueblo, con habitacion­es renovadas, muchas con vista a la Basílica. Otro muy moderno es el Hotel Santa María, ubicado al lado opuesto del Santuario. Algunos hoteles cierran en temporada baja. Fátima tiene unas diez mil camas, ocho mil habitantes, varios colegios de enseñanza secundaria, seminarios y noviciados, y es un atractivo destino de congresos.

¿CÓMO LLEGAR?

Fátima ubica a una hora y media de Lisboa y aunque desde la capital portuguesa sale abundancia de excursione­s que tienen a Fátima como una de sus escalas, el recinto y la devoción ameritan visitas sin prisa. A su céntrica y manejable estación de autobuses, arriban vehículos de diversas partes del país. Rede Expressos (www.rede-expressos.pt) ofrece un servicio confiable y puntual en cómodos autobuses que llegan a Fátima con varias frecuencia­s al día saliendo desde Lisboa, o desde el norte del país. Air Europa ofrece vuelos sin escalas desde Puerto Rico a Madrid, con conexión en Lisboa.

Más informació­n: http://www.santuario-fatima.pt/ Para más informació­n sobre este destino, consulta a tu agente de viaje.

 ??  ?? Arriba, la Basílica de Nuestra Señora del
Rosario. Cada año, miles de personas visitan el santuario, que se ha convertido en una visita obligada para los católicos del mundo. Muchos recorren la ruta hacia la Capilla de las Aparicione­s en sus rodillas,...
Arriba, la Basílica de Nuestra Señora del Rosario. Cada año, miles de personas visitan el santuario, que se ha convertido en una visita obligada para los católicos del mundo. Muchos recorren la ruta hacia la Capilla de las Aparicione­s en sus rodillas,...
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? En el santuario hay varios lugares para encender velas y dejar las peticiones.
En el santuario hay varios lugares para encender velas y dejar las peticiones.
 ??  ??
 ??  ?? Sobre esta foto, Fátima se sazona también con productos regionales como la miel. Sobre estas líneas, el interior de la Basílica de Nuestra Señora del Rosario.
Sobre esta foto, Fátima se sazona también con productos regionales como la miel. Sobre estas líneas, el interior de la Basílica de Nuestra Señora del Rosario.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico