Santurce se queda en planes
Estatutos para viabilizar su revitalización son ahora letra muerta
Han pasado 27 años desde que el primer proyecto para viabilizar la revitalización de Santurce se convirtió en ley, y aun con la aprobación de nuevos estatutos con el mismo fin cada día hay más edificios y rincones deteriorados en el barrio más grande de San Juan.
Si bien algunos lugares fueron preservados o rescatados -como la antigua Escuela Labra (hoy Museo de Arte Contemporáneo), el antiguo Asilo de Niñas (Conservatorio de Música) y la Escuela Evangélica para Niñas (integrada al nuevo complejo Ciudadela), otros fueron demolidos o existen en condiciones de abandono, dice el arquitecto Jorge Ortiz Colom, experto en patrimonio histórico.
¿QUÉ PASÓ?. El presidente de la Junta de Planificación, Luis García Pelatti, quien fue parte del equipo técnico contratado para desarrollar los planes de revitalización que ordenó la Ley 148 de 1988, atribuyó a la falta de coordinación el que no se completaran los trabajos en Santurce, incluso tras la aprobación de las leyes 178 del 2000 (para crear un Distrito Teatral) y 110 de 2003 (para ampliar la 148).
“Coincido (en que no ha habido rehabilitación). Santurce lo que demuestra es la manera en que hemos desarrollado Puerto Rico, una cuestión de abandono (a lo iniciado)”, afirmó en entrevista telefónica.
Aunque las leyes ordenaban la creación de comités y juntas multisectoriales, no hay constancia de su existencia o de lo que hicieron. “Tenías que tener agencias interviniendo sobre Santurce y eso no se logró. La Junta tiene unas funciones de planificación, pero el brazo operativo, que era la Administración de Terrenos, lo perdió”, lamentó García Pelatti.
“La ciudad la debe gestionar el municipio con apoyo del Estado. Debe tener todo el apoyo por parte de las agencias, pero mi experiencia es que estas estructuras donde se convocan a las agencias para trabajar con un sector de una ciudad, de un municipio no funciona”, dijo.
Reconoció que en Santurce ha habido logros, y uno de ellos fue la designación como zona histórica del entorno inmediato de la Universidad del Sagrado Corazón (resultado de una lucha comunitaria ante las amenazas de expropiaciones en el 2003). Otros proyectos en proceso de terminarse, dijo, son remodelar el Teatro Paramount y hacer edificios de oficinas en la Avenida Fernández Juncos.
García Pelatti cree que no se debe expropiar más. “El proyecto que debe desarrollarse ahora debe contemplar la generación de nueva vivienda de alquiler, vivienda para envejecientes y personas de menos ingresos. Eso se ha hecho en otros países”, propuso.
“Hay edificios (a los) que no hace falta construirle pisos adicionales, lo que tienes (que hacer) es que arreglarlos y puedes traer a vivir 50 o 60 familias. Hay mucho solar vacante que podrías desarrollar. Es una combinación de proyectos nuevos con políticas que favorezcan el que alguien pueda rehabilitar las estructuras. Ahora, esta política es poco probable que la haga la empresa privada, la tienen que hacer el Municipio de San Juan y el Departamento de la Vivienda, y en el caso de edificios nuevos la Administración de Terrenos”, planteó.
Edwin Quiles, arquitecto y planificador, planteó que el elemento histórico de Santurce y su combinación con lo nuevo, puede ser su principal atractivo, pero “eliminar gente que depende de la ciudad para vivir, que no tiene carro, que es un viejito, es una crueldad”.
Aunque proyectos nuevos se erigen, debido a las más de 400 expropiaciones y amenazas de expropiaciones que hubo a principios de la década del 2000, muchos pobladores vendieron sus bienes y la zona ha perdido gran parte de su carácter original opinaron Ortiz Colom y las líderes comunitarias Mary Anne Hopgood y Amparo Echeandía.
Estas líderes se rehúsan olvidar lo ocurrido en sus comunidades y ven con recelo desarrollos nuevos que son inaccesibles para los desplazados.
POLÉMICA VIVA. Precisamente Hopgood y Echeandía recordaron lo dolorosa que fue la expropiación de cientos de residentes y comerciantes de Santurce, algunos que llevaban toda su vida allí y poco después fallecieron, como Carmen Benítez, Meinardo Cabrera, Gilberto Serrano y José Morales. Otras familias como la de Echeandía, salvaron sus propiedades, pero luego las vendieron por temor a más expropiaciones.
“Luchamos por años contra el Hospital (San Jorge, que insistía en expandirse) y luego la revitalización fue la estocada”, afirmó la terapista, que creció en la calle Convento. Sus padres, que habían preparado el hogar en que criaron a sus hijas para pasar allí la vejez, se fueron a Isla Verde. También se mudó su hermana, y Echeandía, que conserva allí su casa, prácticamente se ha ido a vivir con sus padres que necesitan de su cuidado.
Durante un recorrido con El Nuevo Día se encontró con sus vecinos, Nereida y Mark Williams. Estaban fe-
“Se hizo una revitalización de escritorio. No se consideró para nada a las personas”
AMPARO ECHEANDÍA
Líder comunitaria