¿Dónde está el talento nativo?
En el actual torneo menos de la mitad de los jugadores activos son producto de las categorías menores del País
QFiliberto Rivera recuerda muy bien como en su temporada de novato con Coamo salía al tabloncillo, junto a Dean Borges y Carlos Escalera, a enfrentar a un cuadro de Santurce, integrado por Orlando ‘Guayacán’ Santiago, Carlos Arroyo, Rolando Hourruitiner, Álex Falcón y José ‘Piculín’ Ortiz.
Un 80% de los jugadores en cancha eran desarrollados en las categorías menores del País. Eso aconteció en el 2000.
Hoy día, la realidad es otra. Y Filiberto, con los Indios de Mayagüez, puede contarla.
El pasado martes, Filiberto, por ejemplo, salió a jugar en compañía de Carlos Strong, Damien Wilkins, Romero Osby y el mexicano Adam Parada. Ninguno se desarrolló aquí. Strong es de ascendencia boricua y los otros son refuerzos. Y al mirar a su oponente, Filiberto encontró un panorama casi similar con Andrés Rodríguez y Miguel Alí Berdiel como los únicos desarrollados en la Isla en el cuadro abridor de los Vaqueros de Bayamón.
Apenas un 30% de los canasteros en cancha eran producto de las categorías menores.
“Se ve el cambio”, confesó Filiberto a El Nuevo Día. “Hay menos jugadores de aquí en la liga. Y también se ve reflejado en la Selección Nacional”.
En la actualidad, hay un total de 87 jugadores desarrollados en las categorías menores de la Isla activos en el torneo del BSN. Eso representa un 48% entre las 180 plazas disponibles entre las 12 franquicias participantes. El restante 52% pertenece a los importados y a los jugadores de primera y segunda generación que se desarrollaron en Estados Unidos.
Y de esos 87 canasteros, apenas 20 figuran como jugadores abridores fijos en sus respectivos conjuntos. Esto representa solo una tercera parte entre los 60 titulares del torneo.
Y la mayoría de ellos son figuras veteranas en la liga como Christian Dalmau, Andrés Rodríguez, Miguel Alí Berdiel, Carlos Rivera, Omar Alvarado, Alvin Cruz, David Cortés y el propio Rivera, entre otros.
Y hay otro dato más relevante. Entre los líderes de anotaciones solo dos jugadores desarrollados en la Isla: Christian Dalmau (Guaynabo) con 367 puntos, y Ricky Sánchez (Manatí) con 332. Y entre los mejores en rebotes no hay ninguno. Todos son importados.
Donde sí figuran más jugadores es en el renglón de asistencias con siete. Pero en los departamentos de triples y tiros libres anotados apenas aparecen dos y uno, respectivamente. Esto es un reflejo del poco impacto de los canasteros que han sido producto de las categorías menores.
Ciertamente, las últimas reglas aprobadas por los apoderados del BSN le han ido restando espacio a los jugadores de aquí. Desde el 2012, el torneo se juega con tres importados al aprobarse el comunitario, y cuando la FIBA le abrió las puertas al jugador de segunda generación, aquí también se permitió su entrada.
“Y Puerto Rico exageró porque Jeffrey Aubry es tataranieto de un boricua. Toda la reglamentación ha ido afectando”, observó el coapoderado de los Cangrejeros, Ricardo Carrillo, al recordar que la primera entrada de importados aconteció en el 1980 con los panameños Mario Butler y Rolando Frazer para elevar la calidad del torneo y, posteriormente, se aprobó un refuerzo para todos los equipos y luego llegó el segundo importado.
El comunitario, en tanto, llegó por primera vez en el 2008 y al año siguiente se eliminó. Regresó en el 2012 y ha permanecido desde entonces.
Y su presencia le ha restado un espacio a los canasteros del patio. Incluso hasta tiempo de juego significativo a un joven en desarrollo. Así aconteció el pasado año en San Germán con el mexicano Héctor Hernández, ocupando el espacio de Carlos ‘Yao’ López.
El apoderado de los Atenienses de Manatí, Félix ‘Felo’ Rivera, ha impul-
“Al agregar tres refuerzos y tener una cantidad ilimitada de (jugadores) descendientes es obvio que habrá menos espacio para los jugadores de aquí. Estoy en desacuerdo con tantos refuerzos”
ROLANDO HOURRUITINER
Dirigente de los Vaqueros
sado el comunitario al entender que no hay talento de primer orden entre los jugadores nativos que vienen subiendo. “Aquí, el talento nativo es promedio, adecuado. Ya no vemos un Quijote Morales, un Piculín Ortiz, un Ramón Rivas. Quizás, Christian Dalmau es el único armador dominante. Ya no tenemos esos jugadores elite”, apuntó Felo Rivera al precisar que desde la implementación del sorteo de jugadores de nuevo ingreso en el 2003 solo 55 canasteros siguen activos.
Hay voces que difieren de Felo Rivera. Y el gerente general y dirigente de Coamo, Allans Colón, es una de ellas, cuando adoptó la filosofía de brindarle espacio al talento nativo y ha visto un mejor resultado en esta temporada. “Aquí, hay mucho talento, pero nadie juega en el banco. Es custión de darle la oportunidad a los chamacos”, dijo Colón.
Y hay otras voces que favorecen la eliminación del comunitario. Filiberto es uno de ellos. “Le está quitando trabajo a los jóvenes de aquí. Y tampoco he visto que el comunitario esté impactando la liga en general… hay sus excepciones”.
Y Rolando Hourruitiner también se expresó en la misma línea de pensamiento. “Los tiempos han cambiado. Antes había menos plazas para refuerzos y para descendientes de boricuas. Al agregar tres refuerzos y tener una cantidad ilimitada de descendientes es obvio que habrá menos es- pacio para los jugadores de aquí. Estoy en desacuerdo con tantos refuerzos. Quizás, solo uno por equipo. Los importados vinieron por una razón para subir el nivel, pero después de 25 años, tenemos los mejores jugadores para competir con otras ligas del continente”, dijo el mentor de los Vaqueros de Bayamón al agregar que la Federación debería tener control de la cantidad de ligas que juegan en la Isla. “Hay tantas ligas que el foco de atención en el desarrollo de los jugadores se pierde”, apuntó Hourruitiner.
Las preguntas son: ¿los apoderados estarán abierto a la posibilidad de abrirle espacio a los jugadores del patio, eliminando a los refuerzos? ¿Los apoderados pensarán en el desarrollo de jugadores o mantener el espectáculo con tres importados? Carrillo tiene su punto de vista. “Esta es una liga de alto rendimiento y amerita tener los jugadores de alto rendimiento, pero debe haber una liga intermedia que antes se llamaba mini superior para que ayude el desarrollo de los jóvenes. Esa liga, en parte, se sustituyó por la Sub 22 y después por la Sub 21. Pero deben ser equipos impulsados por las franquicias del BSN y así tener en vitrina el talento que puede subir al equipo grande”, opinó.